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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

No es demasiado pronto para planificar la jubilación

Cada trabajador activo debe diseñar su propio plan cuando empieza su vida laboral

Pablo Monge

Se presentaba recientemente la primera encuesta del Observatorio Bestinver-IESE sobre el ahorro y la inversión, con el objetivo de conocer el comportamiento actual y tendencias de los inversores españoles. El estudio se centra en el segmento de población correspondiendo a niveles socioeconómicos medio y medio alto, con ingresos anuales personales superiores a 35.000 euros, de una edad de entre 35 y 60 años y que poseen algún tipo de activo financiero.

Las conclusiones del estudio dibujan un mapa de la inversión y el ahorro en España que muestra que los españoles ahorramos poco, nos endeudamos mucho –­­especialmente para comprar inmuebles–, invertimos sin un plan y sin informarnos adecuadamente y tenemos un ahorro poco ordenado. Aunque los hogares españoles tienen una riqueza media superior a la de los hogares europeos, la mayor parte de esta riqueza corresponde a patrimonio inmobiliario, por lo que, en realidad, corremos el riesgo de ser más pobres a largo plazo.

Y en cuanto a pensiones, uno de cada tres inversores aporta a planes de pensiones sin antes consultar ningún tipo de información comparativa; se aporta para deducirse fiscalmente o porque la sucursal bancaria así lo aconseja, pero no con un plan definido de ahorro/inversión con vistas a la jubilación. De hecho, según los resultados del estudio, los españoles solo nos preocupamos por las pensiones 10 años antes de la jubilación.

El inversor tipo es mayor de 45 años, en un 55,60% de los casos es hombre (más de un 10% más que las mujeres) y más de un tercio reside en Madrid o Barcelona. En cuanto a tipos de activo, aunque los activos financieros tienen mayor presencia, el valor de los activos inmobiliarios es más del doble que el de los financieros. Según la Encuesta financiera de las familias (EFF) del Banco de España, si bien la cifra de propietarios de viviendas se ha reducido entre 2002 y 2014, ha aumentado el número de hogares que poseen otros bienes inmobiliarios además de la vivienda principal. Sin embargo, ha disminuido el número de familias que poseen algún tipo de producto financiero.

Nos encontramos en el caso del sector inmobiliario con el hecho de que en España el 78% de los hogares son propietarios de la vivienda habitual, según datos de la OCDE. De acuerdo con los datos de la encuesta del Observatorio Bestinver-IESE, un 48,60% del total de propietarios tiene cargas hipotecarias y un 51,40% no las tiene. En países como Reino Unido o Alemania, el porcentaje total de propietarios es de 64% (35% sin hipoteca) y 45% respectivamente (26% sin hipoteca).

En lo que respecta a la distribución por tipo de activo, dentro de los activos financieros, la Encuesta financiera de las familias del Banco de España y el Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que los depósitos son el activo financiero más habitual en los hogares españoles, un 93,10%, si bien es cierto que este porcentaje se está reduciendo. En segundo lugar, los planes de pensiones representan un 26,50%, tras haber aumentado su presencia desde el 25,60% de 2008.

Queda patente la necesidad de incrementar la educación financiera de la sociedad española y del importante papel de los asesores financieros para orientar y aconsejar a los inversores sobre una correcta gestión de su ahorro e inversión. Los datos indican que el inversor medio invierte siguiendo la recomendación de su oficina bancaria, que puede sugerir inversiones en base a la obtención de ventajas puntuales (p. ej., beneficios fiscales), pero sin un plan de inversión definido que se adapte a la situación familiar, económica y fiscal de cada inversor.

Pero el tema que verdaderamente preocupa, en este periodo de tremendo desequilibrio poblacional, es la planificación de la jubilación. Los datos demuestran claramente que el sistema público de pensiones será insuficiente para que los pensionistas puedan mantener su poder adquisitivo. Y puesto que no se toma una decisión sobre propuestas tan sensatas como la creación de un sistema mixto –que combine el actual sistema de reparto con un sistema de capitalización basado en el ahorro personal–, se hace necesario que cada trabajador en activo diseñe un plan de jubilación, si es posible tan pronto como dé comienzo su vida laboral.

Contratar un plan de pensiones con el único objetivo de desgravarse fiscalmente puede parecer interesante cuando la jubilación queda aún en un horizonte lejano, pero hay que tener en cuenta que, en realidad, solo es una forma de diferimiento del impuesto, ya que en el momento del rescate del plan, en forma de capitalización, el patrimonio correspondiente pasa a formar parte de los ingresos del beneficiario, aumentando de forma notable los impuestos devengados en la declaración de la renta del año siguiente.

Cuando adquirimos una casa, un coche o un ordenador, nos informamos y comparamos las distintas opciones, teniendo en cuenta no solo su precio, sino también sus prestaciones. No es distinto en el caso de un plan de pensiones. Existen herramientas de búsqueda y comparación –ver por ejemplo https://www.quefondos.com/es/planes/comparador/– que permiten comparar con sencillez los parámetros más importantes en la evolución de varios planes de pensiones, como pueden ser rentabilidades en diferentes periodos, niveles de riesgo o comisiones. ¡No lo dejemos para los 55…. o 57 años!

Paula Mercado es la Directora de análisis de VDOS Stochastics

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