La influencia china sobre las islas del Pacífico no será para tanto
Se avecinan préstamos más modestos y negociaciones menos glamurosas, y no países cayendo bajo el dominio de Pekín
El vicepresidente de EE UU, Mike Pence, advirtió a los Gobiernos de las pequeñas islas del Pacífico en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico de hace una semana que podrían ahogarse en un mar de deuda china. Haciendo uno de los discursos más enconados en la historia de la organización, lanzó otras pullas: a diferencia de “algunos” otros, dijo, EE UU no ofrecía “un cinturón apretado o una ruta de un solo sentido”, en referencia al programa One Belt, One Road (un cinturón, una ruta) chino.
Sin embargo, la política actual de China en la región del Pacífico es más matizada. Se enfrentó a una especie de prueba en esta reunión: Tonga, que debía empezar a reembolsar préstamos chinos que databan de hace una década, necesitaba un indulto. El país debe ahora más de 115 millones de dólares a la República Popular, o casi un tercio de su PIB. Su primer ministro dijo a principios de año que temía la confiscación de bienes si su país no pudiera pagar. Al final, en cambio, Pekín aceptó aplazar el pago de los préstamos por otros cinco años. No fue una amnistía completa, al menos según la escasa información pública, pero hay algo de flexibilidad aparente.
Por supuesto, los países insulares del Pacífico no son receptores pasivos de la generosidad de Pekín. Muchos, habiendo alcanzado los límites de su capacidad de endeudamiento, ya han dejado de aceptar nuevos préstamos chinos, aunque un puñado de acuerdos en el Foro pueden ser una excepción. Y a pesar del alarmismo de Pence, pocos pondrán realmente en juego la soberanía, incluso si están dispuestos a recibir ayuda tanto de China como de EE UU.
Pero la región del Pacífico, que fue una de las primeras beneficiarias cuando China comenzó a repartir grandes cantidades de dinero en efectivo, podría señalar el futuro del Cinturón y la Ruta. Eso sugiere que se avecinan préstamos más modestos y negociaciones menos glamurosas, y no países cayendo bajo el dominio de Pekín: puede resultar más viable a largo plazo. También será mucho menos grandioso –y menos alarmante– de lo que afirman Pekín o Washington.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías