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Así denigraba Zardoya Otis a sus competidores en ascensores

El TS ratifica la multa que Competencia le impuso en 2013 El gigante del sector fue sancionado con 2.845.000 euros

Fachada de las oficinas en Madrid del fabricante de ascensores Zardoya Otis.
Fachada de las oficinas en Madrid del fabricante de ascensores Zardoya Otis.

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de Zardoya Otis contra la sentencia que la Comisión Nacional de la Competencia había dictado en 2013, en la que se multaba a la filial española del mayor fabricante de ascensores del mundo con 2.845.362 euros. El motivo de la sanción fue que la compañía mandó cartas a sus clientes asegurando que sus competidores utilizaban materiales defectuosos en sus ascensores.

Este es un extracto de una carta que la compañía envió a una comunidad de propietarios el 15 de marzo de 2012: “Sabemos que la conservación de ascensores suele ser efectuada sin la prevención necesaria y con la utilización de recambios de bajo coste no desarrollados específicamente para los ascensores de nuestra marca. De hecho, algunas de estas empresas están denunciadas (...) por diversas irregularidades, alguna de ellas afectando a la seguridad de los usuarios. Como consecuencia de ello, al poco tiempo, la calidad se ve negativamente afectada y la seguridad de los usuarios posiblemente en riesgo”.

Dos meses antes de esta carta, un delegado del fabricante de ascensores en la localidad de Denia, envió otro correo a un vecino en el que decía que el principal atractivo de otras “empresas de pequeño tamaño”, que carecen “de experiencia y conocimiento técnico”, es el de “presentar ofertas a precios peligrosamente bajos”.

“No se discute la capacidad y el derecho de la recurrente para informar a sus clientes sobre las ventajas de contratar con la misma, pero eso no es lo que se infiere de la referidas comunicaciones, sino que Zardoya ha puesto en duda la capacidad técnica, profesional y económica de determinadas empresas competidoras”, explicó la Sala de lo Contencioso-Administrativo en los antecedentes de hecho.

Entre los mensajes que la compañía le envío a sus clientes, según el Tribunal Supremo, Zardoya Otis “denigró y descalificó” no solo a sus competidores en general, sino a una empresa en particular: Citylift. “Es una franquicia de ascensores, búscalo en internet, si pagas 9.000 euros tú también puedes ser ascensorista. El contrato de Citylift no garantiza nada, ni se responsabilizan de nada”, aseguró la compañía en un correo enviado en noviembre de 2011.

Además, la empresa envió un cuadro comparativo entre Otis y Citylift, en el que aseguraba que esta carecía de un certificado (el ISO 9001) para poder trabajar y que creaba “claras dudas acerca de la capacidad de Citylift para llevar a cabo el mantenimiento de los ascensores”, según explica la Sala en los antecedentes de hecho del fallo. La afirmación de Otis era falsa, Citylift tenía la certificación desde al año 2010 y con vigencia hasta el 2021.

La justicia determinó que esta actitud de Otis buscaba generar “temor en el consumidor falseando la realidad, haciéndole saber datos erróneos y falsos”, y que las manifestaciones de la empresa tenían como objetivo impedir que las competidoras del gigante del sector se pudiesen asentar en el mercado. La empresa tendrá que abonar también las costas del proceso, que ascienden a 4.000 euros.

Su beneficio cae este año

3,6% menos. Zardoya Otis obtuvo un beneficio neto de 105,6 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un 3,6% menos que en el mismo periodo del año anterior, debido al impacto de las materias primas y la puesta en marcha de su plan de digitalización.

Ebitda. Según el informe remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el beneficio bruto de explotación o ebitda fue de 150,5 millones de euros hasta septiembre, una cifra un 5,2% inferior a la obtenida en 2017.

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Sobre la firma

Manu Granda
Cubre la industria del automóvil en Cinco Días, periódico en el que también escribió en la sección de laboral. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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