El reto de liderarse a uno mismo
El jefe de una compañía debe saber trabajar y gestionar tres ámbitos: el negocio, el grupo y él
Hace unos días volvía a escuchar por enésima vez que la sociedad está en una crisis de valores y de liderazgo. Y quizá sea así, pero como no es fácil abordar asuntos de tal magnitud, podemos aprovechar esta época de vacaciones para reflexionar sobre algo más próximo: el ámbito de liderazgo que cada uno de nosotros ejerce. Aunque algunas organizaciones están trabajando con modelos tipo “todos somos líderes”, me he querido centrar más en aquellos que ejercen un liderazgo en el ámbito profesional con equipos y personas que les reportan.
En mi organización solemos señalar que un líder (jefe) en una compañía debe trabajar tres ámbitos: liderar un negocio, un equipo y a sí mismo. Son estos dos últimos aspectos a los que proponemos dedicar algo de tiempo para pensar, en concreto sobre aspectos como la duración de los ciclos profesionales, las características de nuestro equipo, las características de nuestra organización, y nuestro momento personal.
-Duración de los ciclos profesionales. Hace tiempo se decía que el tiempo máximo de permanencia en una posición no debía superar los siete años. No recuerdo ningún estudio que lo ratificara, pero era una especie de consenso de mercado. Hoy se dice que cada dos o tres años habrá que renovar la totalidad de nuestras competencias profesionales. Probablemente, ninguna de estas afirmaciones es totalmente cierta, pero indican que estos ciclos se están reduciendo.
Tenemos algún caso reciente en el mundo deportivo en el que un profesional con excelentes resultados ha señalado que había llegado a un fin de ciclo, después de solo tres años. Por otro lado, según los últimos datos, la duración media en la posición de un CEO, especialmente en el mundo anglosajón, es de unos dos años.
Por tanto, la primera reflexión sería pensar si en el tiempo que uno lleva en la actual posición ha aportado y/o conseguido lo suficiente, y si necesita renovar o adquirir nuevas competencias o habilidades para hacerlo. La duración de los ciclos se está reduciendo para todos y la probabilidad de la automatización de tareas es real en todas las actividades profesionales, lo que debería animarnos a hacer esta reflexión.
-Características del equipo. En el entorno económico y empresarial actual es ilusorio pensar que una sola persona puede conseguir los resultados que se exigen para la sostenibilidad de las organizaciones. El equipo es fundamental. Si somos directivos tenemos una responsabilidad en desarrollar al equipo; conocer las fortalezas y debilidades de cada uno de sus componentes; cómo aprovecharlas y/o mitigarlas; y cómo crear un entorno optimista y motivante en el que sacar lo máximo del grupo. Si somos técnicos debemos comportarnos como buenos compañeros, colaborar con otros y apoyarnos para alcanzar los mejores resultados posibles.
En este contexto, la segunda reflexión sería pensar cómo es el equipo, si conozco las capacidades e intereses de las personas que lo forman, si estas capacidades e intereses se están aprovechando en la asignación de tareas y responsabilidades, si existe un ambiente de trabajo óptimo, si hay necesidad de hacer cambios. Cuánto mejor sea el equipo, mejores serán los resultados. Pensar en cómo mejorar el equipo, ya sea el que dirigimos o al que pertenecemos, debe ser una exigencia para todos.
-Características de la organización y momento personal. Existe un viejo axioma que dice que la cultura de una organización se come cualquier iniciativa estratégica nueva para desayunar. Se trata, obviamente, de una exageración que pretende alertar de la dificultad de cambiar los modos de hacer de cualquier organización. Y especialmente si esta es una organización de éxito.
Como profesionales debemos exigirnos lo máximo de nosotros y tratar de desafiarnos con nuevos retos y objetivos. Recientemente asistí a una ceremonia de graduación de universitarios y todos los ponentes mencionaron esta idea. La tercera reflexión se referiría, por tanto, a si la organización en la que estamos puede proporcionarnos oportunidades o proyectos profesionales retadores que nos ayuden en nuestro desarrollo profesional, o que nos aporten estímulos que nos ayuden a no caer en la zona de confort.
Ahora bien, es importante no sólo analizar la organización, sino también nuestra disposición y momento personal. ¿Estamos dispuestos a asumir nuevos retos? Si no lo estamos, ¿somos conscientes del riesgo que corremos si no nos actualizamos e incrementamos nuestras capacidades, dado el entorno y nuestras propias circunstancias personales?
Voltaire decía que había que juzgar a las personas por sus preguntas. Tal vez sea interesante intentar responder las que hemos planteado; en todo caso, las respuestas siempre serán personales e intransferibles.
Ignacio Mazo es ‘managing director’ de BTS