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El Foco
Tribuna
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¿Cobraré una pensión digna cuando me jubile?

La reforma de 2013, que pretendía reducir la subida del gasto, tiene los días contados

En los últimos años, las pensiones constituyen un motivo de preocupación creciente para los españoles. Según el barómetro del CIS, entre enero de 2015 y de 2018 han pasado de ser el noveno al cuarto problema que más directamente les afecta. Los motivos del alza son principalmente tres: la casi desaparición del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas observada en los dos últimos ejercicios y la prevista para los siguientes.

En la actualidad, al Fondo de Reserva le quedan 8.095 millones. No obstante, ya estaría vacío si en 2017 la Seguridad Social no hubiera utilizado 10.193 millones procedentes de un préstamo concedido por Hacienda. En seis años, han sido usados 58.720 millones de dicho fondo para pagar a los jubilados.

Desde 2014, el incremento anual de las pensiones ha sido del 0,25%. En los dos últimos años, la recuperación de la economía ha generado un aumento de la inflación y ha provocado que en ambos ejercicios la tasa anual superara el 1%. El resultado ha sido la pérdida de un 2,14% de su poder adquisitivo. Una tendencia que continuará en los siguientes, si no se procede a cambiar la actual legislación.

Dichas circunstancias han conducido a numerosos ciudadanos a pensar que su futura pensión pública será insuficiente para proporcionarles una vida digna. Incluso, los más pesimistas, creen que no recibirán nada de la Seguridad Social. No estoy de acuerdo con ellos, pues estoy convencido de que en un futuro próximo, como muy tarde en la campaña de las próximas elecciones generales, el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones actuales y futuras se convertirá en una de las principales prioridades políticas. Mi posición se basa esencialmente en dos aspectos: los pensionistas constituyen un gran caladero de votos para los partidos y el gasto actual en pensiones es relativamente bajo en comparación con otros países europeos.

En las elecciones generales de 2016, las personas con 65 o más años supusieron el 23,8% de los ciudadanos con derecho a voto. En la próxima década, el porcentaje aumentará en una medida sustancial, pues empezará a jubilarse la generación del babyboom. En concreto, los nacidos entre 1958 y 1977, ejercicios en los que los nacimientos anuales superaron los 650.000. Un aspecto que hará que ningún partido se atreva a instaurar o apoyar una legislación contraria a los intereses de los pensionistas.

En 2017, si se cumplieron las proyecciones presupuestarias, el gasto en pensiones se situó en el 10,8% del PIB. Indiscutiblemente, según la OCDE, una cifra significativamente inferior a la observada en 2013 (último año disponible) en Grecia (17,4%), Italia (16,3%), Portugal (14,0%) o Austria (13,4%). Por tanto, existe margen para incrementar dicho gasto en los próximos años.

No obstante, dicha opción pasaría ineludiblemente por incrementar los ingresos de la Seguridad Social. Aunque el crecimiento de la ocupación y las subidas de salarios previstas ayudarán a aumentarlos, su importe no será suficiente para sufragar los gastos derivados del crecimiento del número de pensionistas y del mantenimiento del poder adquisitivo de las jubilaciones. Por tanto, aquellos deberían ser complementados con los generados por el aumento de los impuestos actuales o mediante el establecimiento de uno o más nuevos, al estilo de la Contribución Social Generalizada de Francia, cuya recaudación actual se sitúa en torno a los 100.000 millones.

En definitiva, creo que la reforma de 2013, que pretendía reducir el poder adquisitivo de los jubilados con la finalidad de aminorar el crecimiento del gasto en pensiones, tiene los días contados. Por tanto, usted cobrará una pensión digna, siempre que haya cotizado lo suficiente durante su vida laboral. Un aspecto que dudo que consigan el 86,6% de autónomos que aportan a la Seguridad Social el mínimo posible. No obstante, en los próximos años, es posible que para percibir una pensión contributiva sea necesario tener cotizados más de 15 años (mínimo actual), desaparezca el complemento a mínimos y el importe obtenido se calcule sobre lo cotizado durante toda la vida laboral (corregido al alza por la inflación) en lugar de por los últimos 21 años, tal y como ahora sucede.

Gonzalo Bernardos es profesor de Economía de la Universidad de Barcelona y consultor económico de Cofidis

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