Adiós a la reforma financiera de Obama
Un tercio de los senadores demócratas se ha unido a los republicanos para derogar la ley Dodd-Frank
Un plan para reducir drásticamente las regulaciones bancarias posteriores a la crisis financiera, superó el obstáculo clave del Senado el pasado 6 de marzo y más de un tercio del caucus demócrata del Senado se unió a los republicanos para aprobar la derogación de la Reforma Financiera de Obama, Dodd-Frank. La norma fue aprobada en julio de 2010 para evitar los errores cometidos por el sector financiero que desencadenaron la crisis de 2007 y la posterior Gran Recesión hasta 2009.
La votación del 6 de marzo en el Senado fue de 67 a 32, muy por encima de los 60 votos necesarios para la aprobación de una legislación de gran alcance para desmantelar los componentes clave de las regulaciones financieras implementadas después de la crisis financiera mundial. El voto es una victoria significativa para los bancos (grandes, medianos y pequeños), que han visto mejorar su suerte gracias al presidente Trump, quien prometió abolir Dodd-Frank durante la campaña presidencial.
El proyecto de ley eximiría a 20 bancos con activos entre 50.000 millones de dólares y 250.000 millones de las regulaciones más estrictas. Estos bancos ya no se etiquetarían como “demasiado grandes para caer” y se someterían automáticamente a una prueba de estrés anual para demostrar que podrían sobrevivir a otro período de recesión económica. También ofrecería alivio a los bancos pequeños (regionales, locales) de normas puestas en marcha después de la crisis financiera.
Se espera que el proyecto obtenga la ratificación final en el Senado prontamente, pero aún debe ser aprobado en la Cámara de Representantes, donde algunos republicanos han dicho que la legislación no es lo suficientemente ambiciosa como para revertir las regulaciones bancarias de Obama. La Cámara de Representantes aprobó una legislación el año pasado que derogaría aspectos regulatorios más grandes de Dodd-Frank, por lo que el mayor desafío pendiente para los republicanos podría ser conciliar las versiones de la Cámara de Representantes y del Senado.
Actualmente, los bancos con más de 50.000 millones en activos se consideran “demasiado grandes para caer” y se someten al más estricto escrutinio regulador, incluida una prueba de estrés anual para demostrar que podrían sobrevivir a otro período de agitación económica. La legislación propuesta elevaría ese umbral a 250.000 millones en activos, lo que permitiría potencialmente a varias instituciones financieras de alto perfil, escapar del escrutinio regulador adicional.
Desde Dodd-Frank, los bancos se han quejado de que las regulaciones son excesivas y “les imponen costes adicionales inmerecidos”. El cambio republicano les daría más control sobre la cantidad de capital que conserven. La FED retendría la capacidad de aplicar un escrutinio adicional a algunas instituciones financieras, pero, en general, la ley reduciría el número de bancos considerados “demasiado grandes para quebrar”, de 38 a 12.
Demócratas y grupos de consumidores señalan que no fueron solo los bancos más grandes del país los que necesitaron rescates de los contribuyentes durante la crisis financiera. El fracaso de los bancos más pequeños también contribuyó a la agitación económica que sacudió al sistema financiero. Aflojar la supervisión regulatoria de estas instituciones podría poner en riesgo a los contribuyentes, según los demócratas.
Un objetivo de Dodd-Frank era asegurar que los bancos tuvieran suficiente capital para resistir otro período de recesión económica sin necesidad de un rescate de los contribuyentes. Pero algunos bancos se han quejado de que los requisitos son demasiado complicados. El proyecto de ley del Senado suavizaría los requisitos de capital para dichos bancos.
Pero algunos demócratas y grupos de consumidores se preocupan de que los grandes bancos, como Citigroup y JPMorgan Chase, entre otros, puedan encontrar formas de explotar ciertas exenciones para su beneficio. Bancos como Citigroup han animado a los legisladores republicanos para que amplíen el proyecto de ley y otros bancos puedan aprovechar la reforma.
Algunos demócratas están dispuestos a luchar: la senadora Elizabeth Warren, por ejemplo. Es difícil que su posición prevalezca, porque el nivel de apoyo bipartidista, con 17 demócratas del Senado votando “sí” el 6 de marzo, sugirió que la reforma finalmente obtendrá la aprobación. La Cámara necesitaría aprobar la legislación, también antes de que se convierta en ley. Si se aprueba, la medida marcaría la revisión más significativa de las reglas bancarias desde Dodd-Frank. También sería un extraño ejemplo de legislación bipartidista en el Senado, algo que ha ocurrido con poca frecuencia durante la presidencia de Trump.
La legislación ofrecería alivio a los bancos pequeños de uno de los aspectos más controvertidos de Dodd-Frank. La “regla Volcker” –llamada así por el ex presidente de la FED, Paul Volcker–, prohíbe a los bancos realizar inversiones arriesgadas con el dinero de sus clientes. El proyecto de ley del Senado eximiría de la regla a las pequeñas instituciones financieras con menos de 10.000 millones en activos. Esas instituciones no se involucran en el tipo de operaciones arriesgadas que la regla pretende frenar, dice Wall Street. Pero los líderes de, al menos, un poderoso regulador bancario, el Federal Deposit Insurance Corp., dicen que la exención podría permitir que los riesgos vuelvan al sistema financiero. Según la FDIC, eliminar la Regla Vocker “abriría una puerta a que pequeñas lagunas pueden ser explotadas, con desafortunadas consecuencias”.
El proyecto de ley del Senado “permitiría devolver muchas de las mismas prácticas crediticias que causaron la crisis hipotecaria”, según el Center for Responsible Lending, un grupo de investigación económico-política que busca frenar los préstamos predatorios. ¿Qué pasa con el CFPB (Oficina de Protección Financiera del Consumidor, creada por Obama)? Cuando la Cámara de Representantes aprobó una reversión importante de Dodd-Frank el año pasado, incluyó medidas para debilitar a la Oficina de Protección Financiera del Consumidor. Eso fue importante para los republicanos, que dicen que la Oficina, creada bajo la norma, ha sido demasiado agresiva contra los bancos y necesita ser frenada.
Los opositores aseguran que el proyecto de ley debilitaría la supervisión necesaria para evitar el tipo de préstamos e inversiones peligrosos que puso a la economía estadounidense al borde del abismo en 2007-2009. Este proyecto de ley es “extraordinariamente peligroso” para la economía, concluye Elisabeth Warren.
Jorge Díaz-Cardiel es Socio Director Advice Strategic Consultants Autor ‘Obama’s Legacy’ y ‘Trump, year one