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Adiós al campus, llegan los ‘bootcamps’

Los cursos intensivos se postulan como una alternativa a la universidad La escuela Neoland garantiza un puesto de trabajo para el 100% de sus graduados

GETTY IMAGES

En un entorno laboral que cambia cada vez más rápido, los grados universitarios no siempre pueden mantenerse correctamente actualizados. En el área tecnológica, la formación tradicional tiene problemas para seguir el ritmo de los nuevos tiempos. Además, empresas como Google aseguran que han dejado de contratar a su personal en función de un título universitario. Por otra parte, la elevada tasa de desempleo, que ronda el 17%, el 37% en el caso de los jóvenes, ha incrementado la necesidad de reinventarse para no quedarse atrás.

Ese es el nicho que mejor ha sabido aprovechar Neoland, una escuela de diseño y programación especializada en bootcamps que promete trabajo asegurado al 100% de sus graduados. Se trata de clases intensivas cuyo objetivo es preparar al alumno para la salida directa al mercado laboral. En el caso de Neoland, los cursos son de tres meses, la duración ideal para que los alumnos puedan mantener un alto nivel de concentración sin que suponga un esfuerzo excesivo, tal y como explica su fundador y consejero delegado, Carlos Cazaña. Los estudiantes están en la escuela de 9 de la mañana hasta cerca de las 7 de la tarde y su rutina incluye clases convencionales, proyectos reales y ejercicios, todo ello en grupos de menos de 15 personas.

¿Cómo pueden garantizar un empleo? Cazaña firma que esto es posible gracias al vínculo constante entre escuela y empresas, a las que preguntan continuamente sobre los perfiles profesionales que están buscando, así como sobre los conocimientos que necesitarán sus futuros empleados. De hecho, si el alumno no encontrara trabajo en los primeros meses tras graduarse, se comprometen a contratarlo hasta que este recupere la inversión del curso. Aunque Cazaña señala que este caso aún no se ha dado. Por ahora, en Neoland ofrecen bootcamps de UI/UX Design (diseño web) y Full-Stack (desarrollo web), dos de las profesiones más demandadas en la actualidad. También están reflexionando sobre la posibilidad de organizar uno sobre big data en el futuro. El fundador de Neoland reconoce que aunque estos cursos intensivos no pueden funcionar como la alternativa a la universidad para todo tipo de carreras son ideales para itinerarios tecnológicos, gracias a su flexibilidad.

El vínculo entre formación y empresa es la clave para triunfar en el mercado laboral

Su precio parte de los 6.500 euros, aunque hay descuentos para los que se apunten con antelación, así como un programa de becas patrocinado por Vibbo con el que el desembolso desciende a los 4.000 euros. El sueldo medio anual de los recién graduados con estos perfiles ronda los 22.000 euros, de modo que la inversión se recuperaría rápidamente. Los alumnos suelen emplearse en empresas tecnológicas o consultoras y no pueden ejercer de becarios. “Las prácticas ya las han hecho en la escuela, nosotros formamos profesionales que están listos para trabajar”, argumenta Cazaña.

Paula González, de 28 años, es una de las alumnas de la escuela. Graduada en Diseño Gráfico por el IED, cuenta que se veía cada vez más lejos del mundo digital, una falta de formación que era patente en los proyectos en los que trabajaba. En un periodo de paro, decidió apuntarse al bootcamp de UI/UX Design. Se graduó en junio del año pasado, comenzó a trabajar inmediatamente en un proyecto para Telefónica, y ahora, está montando su propia empresa. “Este programa transformó mi visión de la profesión y de la vida, porque me brindó la posibilidad de ver cómo te acercas a un usuario desde muchos puntos de vista”, explica González, quien se plantea hacer otro curso similar en el futuro. Para ella, el bootcamp fueron tres de los meses mejor invertidos de su carrera profesional y asegura que “actualmente no me puedo plantear ponerme a estudiar un máster que me lleve dos años, ahora todo va muy deprisa y no puedo hipotecar tanto mi tiempo”. La estudiante de Diseño Gráfico admite que aunque el puesto de trabajo asegurado fue uno de los incentivos para apuntarse al curso, ella sabía que era cierto que encontraría trabajo con facilidad, pues era exactamente la formación que las compañías le demandaban.

El vínculo entre escuela y empresa es uno de los puntos fuertes de los bootcamps. Para que esta relación funcione, cuentan con profesores como Raúl Marín que, además de haber montado su propia empresa de creación de producto, cuenta con 18 años de experiencia como profesor repartidos entre la Escuela Trazos y la Universidad Complutense de Madrid. Para él, estos cursos son vitales porque “el mercado está demandando profesionales que no se encuentran de otra forma”. Además, considera que la clave está en formarse con gente que está trabajando en el sector, pues “aunque internet esté lleno de contenido, es difícil distinguir qué es lo que hay que aprender realmente”.

Cómo funcionan los cursos

 

El perfil. La mayoría de los estudiantes se sitúan entre los 20 y los 40 años. Algunos han estudiado algo relacionado previamente, pero no todos. El profesor Raúl Marín asegura que aunque antes sobre todo veía gente orientada a la comunicación, cada vez es más frecuente encontrar alumnos que se están planteando un cambio de sector o que buscan obtener más responsabilidad en la empresa en la que trabajan gracias a esta formación.

Proceso de admisión. Los candidatos deben superar una entrevista personal, como si fuera un encuentro para acceder a un puesto de trabajo, y demostrar un buen nivel de inglés. También se exigen unos conocimientos generales mínimos y haber superado bachillerato.

 

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