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Tribuna
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La generación eléctrica con biomasa sigue siendo una tarea pendiente

El Real Decreto 1/2012 paralizó todos los proyectos que fueran a utilizar esta fuente de energía renovable

Los datos confirman, ejercicio tras ejercicio, que el progresivo uso de la biomasa térmica en instalaciones de calefacción y agua caliente es ya imparable en España. Sin embargo, el sector forestal, el medioambiental y el bioenergético claman por la creación de un marco adecuado que permita, por fin, el desarrollo de la biomasa como fuente de energía eléctrica. Es, sin duda, nuestra principal tarea pendiente.

La biomasa mueve en España un negocio de 3.700 millones, el 0,34% del PIB, y creciendo. En los últimos 15 años, gracias a su tecnificación, la biomasa ha pasado de aportar el 3,2% al 6% de la energía primaria consumida en España. Un porcentaje que, aunque aún lejos del 10% que se registra en Europa, es uno de los tres sectores de la bioeconomía que más ha evolucionado.

En España, esto se traduce en unos 24.250 empleos de los más de 500.000 directos e indirectos dedicados a la bioenergía en toda Europa. La mitad de ese empleo, en nuestro país, está vinculado al aprovechamiento forestal y a la producción de biocombustibles. Se trata, por tanto, de un empleo local, sobre todo en zonas rurales, donde no es nada fácil abrir nuevas líneas de ocupación.

Es decir, además de contribuir a mantener la población en el medio rural, la mejor gestión forestal permite reducir el riesgo y virulencia de los incendios forestales. Nuestros bosques, en muchos casos en estado de abandono, son nuestra fuente de energía renovable; y gracias a su gestión, son más efectivos en la lucha contra el efecto invernadero y el cambio climático.

Durante los últimos cinco ejercicios, la biomasa térmica ha mantenido un incremento constante, por encima de los 1.000 MWt/año anuales, hasta superar las 200.000 instalaciones en viviendas, centros de trabajo y edificios de uso colectivo, como colegios, polideportivos, iglesias… Y miles de familias, empresas y administraciones ahorran ya millones de euros en sus gastos de calefacción, agua caliente y calor de proceso.

Este ritmo de crecimiento podría acelerarse si se atendieran algunas de las reclamaciones que ha formulado el sector. Entre ellas, medidas fiscales, como la rebaja del 50% del IBI para las viviendas que utilicen biomasa, la rebaja del IVA al 7% para los combustibles sólidos (pellets, astilla y otros) o la implantación de un impuesto a las emisiones de CO2 (el que contamina, paga), al igual que en otros países d nuestro entorno.

Y además, creemos que es necesario abrir una línea informativa y educativa que permita desmitificar la biomasa como elemento contaminante. Una idea muy arraigada entre la población, debido a las campañas que ha desplegado el lobby de los combustibles fósiles durante los últimos 30 años.

Otra cosa muy distinta es el desarrollo del uso de la biomasa como fuente de energía eléctrica. En España, cuando se empezaba a ver el resultado positivo en la gestión forestal de la instalación de plantas de generación eléctrica, entró en vigor el RD 1/2012, que paralizó todos los proyectos. Es fundamental promover la modificación del marco regulatorio que establece dicho decreto. Es clave para el sector y para la gestión armónica de nuestros recursos forestales, con el fin de reactivar urgentemente los nuevos proyectos de generación eléctrica con biomasa, con una retribución al KWh adecuada, de manera que toda la cadena de valor reciba una compensación justa y facilite el retorno de las inversiones.

En este sentido, es imprescindible que las Administraciones apoyen la instalación a corto plazo de otros 700 MWe, que —por cierto— son MWe renovables, totalmente gestionables, que permitirían sustituir, por ejemplo, los MWe producidos con carbón en instalaciones obsoletas, abocadas al cierre, como una apuesta clara hacia la descarbonización.

Es evidente que todo el sector forestal, medioambiental y bioenergético clama por un aumento de demanda del consumo de biomasa. Pero pedimos a las Administraciones que se olviden de proyectos piloto e impulsen verdaderos planes de inversión, tanto para uso energético térmico como eléctrico.

Los territorios rurales, nuestros bosques y los profesionales en España, estamos preparados para garantizar a la sociedad la estabilidad en el suministro de una energía renovable que genera empleo, es más barata y, al contrario que las fósiles, no afecta al cambio climático.

Jorge Herrero es director de proyectos de Avebiom (Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa)

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