El aceite de oliva español da el sorpaso a su rival italiano en el exigente mercado de Japón
España es líder en EE UU, China, Taiwán, Japón, Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda o India La producción nacional multiplicó por diez la de Italia en 2017
En términos políticos, el aceite de oliva español ha dado el sorpaso a su gran rival, el aceite de oliva italiano. En los cuatro últimos años este producto alimentario estrella nacional ha protagonizado una carrera fulgurante y no solo en Japón.
Es líder en todos los mercados importantes, con excepción de Alemania e Italia. Estados Unidos, China, Taiwán, Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, India o Indonesia se han rendido a la potencia del sector aceitero español.
Es conocida la veneración japonesa por el flamenco, la guitarra y, en general, la cultura española. En el terreno comercial hay un ejemplo menos conocido. La mayor cadena nipona de grandes superficies tiene el nombre de Don Quijote. Si se remueve su pasado, no se encuentra ningún antecedente hispano; es solo oportunismo marketiniano ante el vicio por nuestra cultura en aquel lejano país.
La quinta planta del edificio de Don Quijote en el céntrico barrio de Dotombori, en Osaka, está dedicada a salsas y condimentos. Destaca como producto reclamo el aceite de oliva español, eso sí, embotellado en formato reducido como esencia valiosa. Los exportadores nacionales se adaptan al consumo del mercado de destino: envases de 250 mililitros o medio litro.
“En los últimos cuatro años, el japonés se ha rendido al aceite de oliva”, afirma Teresa Pérez, gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, citando un estudio del Consejo Oleícola Internacional. “El 64% consumió en 2016 este tipo de grasa vegetal, aunque todavía en una cantidad limitada: 350 gramos al año y preferente en los restaurantes. Siete de cada diez nipones se decantan por el aceite aduciendo motivos de salud; cinco lo eligen por razones de sabor”.
Teresa Pérez señala que “la clave del éxito en un mercado muy exigente con el producto” es “la potencia de la industria olivarera española, que ha logrado combinar la calidad extrema con un precio asequible”. Así lo han reconocido en el concurso Olive Japan 2017, organizado por The Olive Oil Sommelier Association of Japan. Los aceites nacionales consiguieron siete de los doce premios otorgados; su competidor italiano, solo tres.
La combinación de calidad y precio del aceite español ha animado a la exclusiva cadena de alimentación Hanamasa a dar un paso más allá. Su tienda en Ginza, la zona más comercial de Tokio, vende el aceite de oliva español en botellas de gran formato: de dos litros, por un precio de 30 euros, y de cinco litros, por 78 euros.
Japón importó 39.038 toneladas de aceite de oliva en 1997. Dos décadas después, la cifra ha alcanzado las 55.392 toneladas. En el mismo periodo las ventas españolas del producto crecieron de 9.927 a 31.451 toneladas, hasta alcanzar un valor de 125 millones en 2017. La cuota de mercado española es del 59,01%, frente al 37,15% de Italia.
La Interprofesional del Aceite de Oliva Español agrupa a agricultores, almazaras y envasadoras y se ha convertido en el agente encargado de poner en valor en el mundo entero el aceite de oliva con origen español.
Bajo su patrocinio, la cocinera Hiroki Akahor, la nutricionista Miyuki Matsuo y la cantante, actriz y presentadora Maome Yuki han protagonizado desde 2013 diversas acciones de promoción en Japón. Con el título The Good Life Recipe, lograron éxito con la emisión de una serie de programas de cocina en cinco cadenas de televisión. Su protagonista es un súper héroe, bautizado Olive Oil Man, que prepara recetas con aceite de oliva de España, adaptadas a los gustos nipones. “Bolas de sushi al estilo europeo”, “marinado de naranja y vieiras”, “bacalao con almejas especiadas al vapor” o “tempura de langostino tigre” son alguna de sus creaciones.
Contemplado desde España, el éxito internacional del aceite español en el último lustro se debe a la creciente profesionalización de los agentes de un sector atomizado y a la voluntad de sellar alianzas empresariales acordes con el tamaño del mercado a conquistar. Con un valor de exportación de 3.365 millones en 2016-2017, se ha convertido en el producto agroalimentario nacional con un mayor volumen de ventas exteriores.
La cooperativa de segundo nivel JaenCoop, con sede social en Villanueva del Arzobispo, Jaén, es buen ejemplo del esfuerzo de consolidación para ganar tamaño. Agrupa a 16 cooperativas de primer nivel y comercializó 61.000 toneladas de aceite por un importe de 225 millones en la temporada 2016-2017. Dedica a la exportación el 26% del producto por 46 millones con un crecimiento del 175% en relación a la campaña precedente. Coloca el 51% de sus ventas en la modalidad de granel, el 40% embotellado a través de Coosur, y el resto, lo vende autoenvasado.
El director gerente de JaenCoop, Fernando Córcoles, se muestra orgulloso por “el esfuerzo de concentración y de profesionalización que ha vivido el sector y por los resultados obtenidos”.
Reconoce, no obstante, que “la atomización y el déficit en técnicas de mercado sigue siendo el talón de Aquiles en nuestra proyección internacional”. Con datos del Ministerio de Agricultura, recuerda que en España hay 1.778 almazaras, de las que envasan 1.731. El número de cooperativas es de 926. Añade que el aceite de oliva tiene una cuota que no alcanza al 3% del volumen del mercado mundial de grasa de consumo humano.
Córcoles es consciente de los “puntos débiles del sector industrial aceitero español”, pero no olvida recordar la “distancia abismal” que separa a nuestro país de sus directos competidores. “En la campaña 2013-2014 alcanzamos un récord histórico de producción de 1.781.000 toneladas. En 2016-2017 sufrimos una sensible reducción, hasta 1.280.000 toneladas. Aun así, nuestras cifras son incomparables con las de los rivales: Italia, 183.000 toneladas; Turquía: 180.000; Grecia, 178.000, o Marruecos y Túnez, ambas con 100.000 toneladas”.
Cinco años de estrategia internacional
La Interprofesional del Aceite de Oliva es una organización sin ánimo de lucro que nace de “la voluntad de todos los agentes del sector para poner en marcha una potente herramienta para canalizar proyectos de interés común”. Constituida en 2002, en febrero de 2003 logró el reconocimiento oficial. En 2008 saca adelante una propuesta de Extensión de Norma y establece una aportación económica obligatoria para financiar planes de promoción por importe de seis euros por cada tonelada de aceite comercializado.
Acuerdos para triunfar en EE UU
España mantiene desde hace tres años el liderazgo exportador en Estados Unidos, el mercado internacional más emblemático por sus vinculaciones históricas con la gastronomía italiana. Una de las claves de la consolidación de este éxito es el acuerdo logrado por el grupo alimentario español Dcoop en 2015 con Pompeian, la principal empresa de venta de aceite de oliva estadounidense. De este modo, Dcoop, además de colocar sus marcas propias, ha aprovechado la red de comercialización existente para envasar allí graneles procedentes de España.
Exportar envasado o granel, esta es la cuestión
La exportación del aceite de oliva español, históricamente, ha estado protagonizada por los envasadores. Hasta el pasado mes de septiembre y a lo largo del año 2017 se han exportado envasadas 690.945 toneladas, de las que 493.638 eran de empresas envasadoras y solo 197.000 toneladas de productores. Según afirman fuentes de Coosur, “es muy caro envasar en mercados como Japón y por ello preferimos embotellar en origen”. El principal destino de exportación de granel es Italia. Los graneles se transportan en barcos cisterna en unos contenedores especiales denominados bag in box. En las últimas campañas la venta a granel ha resultado más ventajosa que la del producto envasado. La consolidación también ha llegado a los envasadores: Deoleo (originariamente italiana que trasladó su sede a España), con marcas como Bertolli y Carapelli; Aceite del Sur-Coosur, con marcas como La Española, Coosur Andalusian, Cazorliva y Prólogo. La portuguesa Sovena envasa el aceite de Hacendado.
“Somos el único país con una industria olivarera real”
Jorge Sanjuan Pillhofer es uno de los propietarios de los que ya no quedan en el inmenso olivar de Jaén. Vive la mayor parte del año en su Cortijo El Almorchón rodeado de sus 15.000 olivos y a una hora en todoterreno por caminos de tierra de la ciudad más cercana
¿Qué le da más orgullo, ser olivarero o fundador de la cooperativa Nuestra Señora del Pilar, que explota la almazara con mayor capacidad de molturación del mundo?
España es el único país que tiene una verdadera industria del olivo. Italia no; su forma de producción es marginal. España produce diez veces más aceituna que Italia, pero mientras nosotros producíamos ellos se afanaban en comercializar.
La situación se ha invertido.
Los italianos venden su aceite como el mejor y dicen que es chento per chento italiano. Con ello lo cobran a seis euros en vez de a cuatro como nosotros. Tienen una experiencia muy grande. Las cifras de producción nos dicen que no puede ser chento per chento. La realidad es que no les queda ninguna empresa de referencia, la mayoría han sido adquiridas por firmas españolas, como el caso de Deoleo, con marcas tan emblemáticas como Bertolli, Carapelli y Sasso.
¿Les ganamos también en calidad?
En la cooperativa Nuestra Señora del Pilar somos pioneros en trazabilidad. Durante la recogida cuando cada socio llega a la tolva de descarga, marca su número y, a partir de este gesto, un programa informático permite crear un código Q que se pega en la etiqueta de cada botella y permite identificar todos los pasos y características del producto envasado. La sequía se ha convertido en un gran problema para los olivareros.
P: La sequía se ha convertido en un gran problema para los olivareros...
La falta de agua afecta en gran medida a la fase final del cultivo porque las aceitunas no engordan y, en casos de sequedad extrema, se secan. La inseguridad también se ha convertido en problema. Pocas personas habitan en los cortijos y los robos se han convertido en una epidemia.