Restoy, ex subgobernador del BdE, pide que se reorganice la supervisión
Afirma que el fiasco de Bankia "no era fácil anticiparlo" Considera que Popular era una banco "vulnerable" por su exposición inmobiliaria
Durante su comparecencia en la Comisión del Congreso que investiga el origen de la crisis financiera, el que fuera también exdirector del FROB ha dicho que la CNMV promovió la transparencia y comprobó que el precio de salida de las acciones de Bankia se correspondieran con el precio de mercado pese a que esta salida a bolsa "no logró cumplir los objetivos".
Restoy ha señalado que el desenlace de la venta de acciones de Bankia que "supuso un quebranto sustancial para sus suscriptores" no era "fácilmente anticipable" y ha recordado que no se produjeron valoraciones de expertos que cuestionaran esta salida "ni en ese momento ni varios meses después".
"Ni el marco normativo vigente, ni el folleto de Bankia hubieran permitido justificar una oposición de la CNMV que cumplió de forma profesional su gestión", ha incidido.
"La CNMV se ajustó a la normativa, al límite de sus competencias y reforzó la protección de los inversores sobre todo los minoristas", ha recalcado tras señalar que también adoptó medidas para promocionar mecanismos de liquidez y para prevenir conflictos de intereses.
Pero también reconoció que es "indudable que el marco de control público vigente resultó insuficiente" ya que se colocaron instrumentos híbridos entre inversores que no estaban en condiciones de valorar el riesgo, pese a que recordó que la emisión de preferentes o deuda subordinada se lleva haciendo desde 1998, tanto entre emisores institucionales como minoristas.
El exsubgobernador ha reconocido también que la crisis hará que "tardemos años en recuperar" el empleo y ha dicho que el aumento de la deuda pública será una carga que se extenderá a futuras generaciones. Ha aseverado que el reto más importante es asegurar una nueva regulación y ha afirmado que "hay margen para adoptar reformas que mejoren la supervisión".
Restoy, que ahora es el presidente del Instituto de Estabilidad Financiera, dependiente del BIS, aprovechó su paso por el Congreso para hacer una serie de recomentadiones sobre la supervisión. Así, insistió en que ha llegado el momento de reorganizar la estructura de la supervisión financiera en España pues "hoy en día tiene poco sentido depender de un ministerio" o de "unos organismos supervisores sectoriales".
Ha confiado en que se ponga fin a esta "singularidad española", un objetivo del que le costa que ya hay conversaciones. Se ha mostrado convencido, sin embargo, de que el modelo actual no
fue el responsable de la crisis ni fracasó, aunque mantuvo que ahora hay una oportunidad de reforzar o reformar algunas cosas un poco "raras" en el ámbito internacional y que "eventualmente pueden generar disfunciones importantes".
Defendió la creación de una agencia unificada e integrada de protección al supervisor articulada en torno a la CNMV, algo que ya había propuesto cuando era subgobernador, al considerar que ya tiene la función esencial de proteger al inversor.
Dijo que "tiene sentido que la agencia supervisora de los aspectos prudenciales de la banca sea la misma que la de los seguros".
Explicó que en la institución que preside "hay una enorme diversidad de modelos en los distintos países", aunque han evolucionado, pero las tendencias apuntan a dar cada vez más peso al Banco Central Europeo (BCE), que ha recuperado la supervisión microprudencial de las entidades de crédito en algunos países sobre todo los que han sufrido crisis financieras.
"Vemos que muchos países se les ha sumado la supervisión de los seguros, como Bélgica, Reino Unido, Francia o Italia" y también vemos que aumenta la creación de autoridades macroprudenciales articuladas en torno al Banco Central con la participación de algún ministerio económico y otros supervisores.
Sobre la situación de Banco Popular con anterioridad a su crisis y coincidiendo con su mandato como subgobernador, Restoy explicó que la ampliación de capital que llevó a cabo en julio de 2016 por 2.500 millones de euros fue "probablemente la menos glamourosa de la historia", pues se destinó íntegramente a provisiones por la presión de las autoridades para que mejorara sus ratios de solvencia (provisionó 5.000 millones de euros), y eso fue lo que hizo "de forma transparente" con un alto coste de pérdida de valor.
Aseguró también que Popular era un banco “vulnerable” por su exposición imobiliaria, segmento en el que entró muy tarde, y destacó que provisionó 30.000 millones desde el comienzo de la crisis, un 10% de todo el sector, cuando una cuota de mercado del 6%.