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Canadá, aniversario al natural

Cinco parques nacionales imprescindibles para celebrar los 150 años del país

Vista del faro en el Parque Nacional de Prince Edward Island.
Vista del faro en el Parque Nacional de Prince Edward Island.

Desde la isla de Terranova, en la costa atlántica, a la de Vancouver, en el Pacífico, o desde las gélidas extensiones del Ártico a los Grandes Lagos. La red de parques nacionales de Canadá hunde sus raíces en las Rocosas allá por 1885, pero hoy se extiende por todo el país con 46 espacios protegidos que atraen a más de 15 millones de visitantes.

Conduzca por la carretera transcanadiense a través de lagos, bosques y valles entre montañas y glaciares con un elenco de lujo de osos polares, grizzlies o uapitís, que harán que nunca se sienta solo. Para celebrar su siglo y medio de historia, Canadá ha establecido la entrada gratuita a todos sus parques hasta 2018 y nosotros le recomendamos cinco que no se puede perder.

Uapití pastando junto a la carretera Icefield
Uapití pastando junto a la carretera Icefield

El mejor cielo estrellado al final de la autopista de los glaciares

Las montañas Rocosas atesoran los parques nacionales más importantes de Canadá entre picos de más de 3.000 metros, lagos de color esmeralda, cascadas atronadoras e inmensas masas boscosas de pinos y abetos, hogar de una escurridiza fauna salvaje con el alce como estandarte.

El parque de Jasper, en Alberta, es el mayor (10.878 km2) y más septentrional de la cordillera, que ha recibido 2,3 millones de visitas anuales, según informa Parks Canada. Menos explotado que su vecino Banff, pero con tres veces más osos, alces y caribúes, la reserva dispone de una extensa red de senderos ideal para descubrir su entorno salvaje.

Desde la animada localidad de Jasper podrá organizar diferentes rutas en coche, como la que sigue el curso del río Maligne o la Icefields Parkway para detenerse en las estruendosas cataratas Sunwapta y Athabasca. También podrá hacer rutas de trekking en las faldas del Mt. Edith Cavell (3.363 metros) y recuperarse de tanto tute en el manantial natural Miette Hot Springs (6-12 euros) a 61 km al noreste.

Qué hacer. El Festival Dark Sky (30-65 euros), en octubre, permite disfrutar del cielo estrellado.

Dónde comer. En el pub Jasper Brewing: partidos de hockey, hamburguesas generosas y ambiente lozano.

Dónde dormir. En las cabañas del Alpine Village (200 euros).

Excursión a caballo de regreso al lago Louise desde la Llanura de los Seis Glaciares, en el Parque Nacional de Banff.
Excursión a caballo de regreso al lago Louise desde la Llanura de los Seis Glaciares, en el Parque Nacional de Banff.

Un paisaje de postal al alcance de la mano

Inaugurado en 1885 durante la construcción del ferrocarril, Banff es el decano de los parques canadienses y el más concurrido del país con más de cuatro millones de visitas anuales. Desde Banff, tome la Icefields Parkway (230 km) rumbo a Jasper y permanezca alerta para no perderse el más mínimo atisbo de vida salvaje. La carretera más alta y espectacular de América del Norte, flanqueada por montañas, le depara unas cuantas sorpresas, como el icónico lago Peyto, el paso del río Saskatchewan o el glaciar Columbia, que se puede explorar en autobuses habilitados para el hielo.

Deténgase en Lake Louisse, epicentro de las rutas que conducen a su lago o al Moraine, ambos de los paisajes más fotografiados por el azul turquesa de sus lagunas, sus cumbres nevadas y bosques de coníferas de verde intenso. A pesar de su fama, aún impresionan al viajero más avezado. Pruebe el esquí de travesía, camine hasta la Llanura de los Seis Glaciares, reme en canoa o contemple la estampa.

Qué hacer. Esquíe en la estación de Lake Louise (70 euros).

Dónde comer. El Nourish, en Banff, es la mejor opción vegetariana con producto local, para carne: el Bison.

Dónde dormir. En el camping Two Jack puede optar por los otentiks: tiendas totalmente equipadas por 80 euros.

Buceo entre el pecio de un naufragio.
Buceo entre el pecio de un naufragio.

Navegando entre naufragios y la isla de los maceteros

En el extremo oriental de los Grandes Lagos, frontera entre EE UU y Canadá, se encuentra la bahía Georgina, de aguas verdes y azules, extensos arenales y follaje rojizo con la llegada del otoño que inspiraría a tantos pintores. Penetrando entre la bahía y el lago Hurón, la península Bruce, de dentados peñones y acantilados calizos, es la única puerta de embarque para acceder al Parque Nacional Marino Fathom Five. Entre las cristalinas aguas se conservan restos de 25 buques naufragados en el siglo XIX, que transportaban madera y otras mercancías hacia el norte. El parque subacuático atrajo a 300 visitantes la pasada temporada.

Desde Tobermory, un pueblecito portuario que presume de uno de los mejores atardeceres de Ontario, parten barcos rumbo a la isla Flowerpot y expediciones para observar los tesoros sumergidos del lago. La diminuta isla es famosa por sus grandes formaciones rocosas en forma de macetero, erosionadas por las olas, que decoran su litoral, donde está permitido hacer acampada libre.

Qué hacer. Submarinismo para explorar la riqueza geológica del fondo de la bahía plagada de naufragios.

Dónde comer. En el Shipwreck Lee’s, el mejor fish and chips del pueblo. Y hay unos cuantos.

Dónde dormir. Si el frío lo permite, haga acampada libre en las playas de la isla Flowerpot.

La West Coast Trail es de las rutas más duras de la Columbia Británica.
La West Coast Trail es de las rutas más duras de la Columbia Británica.

Una selva litoral protegida por indígenas

Las tribus nuu-chah-nulth, antiguos cazadores de ballenas, siempre han sido los centinelas del parque. Hoy aún protegen 22 parcelas dentro del mismo. Prepare el traje de neopreno, las botas de trekking y las ganas de mojarse porque aquí solo le aguardan anchas playas batidas por el oleaje, escondidas tras un gran manto boscoso. El Parque Nacional de la Cuenca del Pacífico, en Vancouver, recibe más de un millón de turistas todos los años en sus tres grandes áreas.

El litoral Long Beach Unit, entre Tofino y Ucluelet, enamora tanto a surfistas como a familias por su variedad natural. En el archipiélago Broken Group podrá navegar entre 300 islotes para maravillarse con las ballenas y marsopas. Al sur, el West Coast Trail no es apto para novatos. Es la ruta más importante de toda la Columbia Británica, pero también una de las más duras, con un recorrido de 75 km de laberinto selvático, por caminos, escaleras y puentes en paralelo a la costa. Se tarda entre seis y siete días en recorrerlo.

Qué hacer. Conozca la cultura de las primeras naciones en el Kwisitis Visitor Centre.

Dónde comer. En el Norwoods (Ucluelet), de cocina artesanal canadiense con vinos de la región (20 euros).

Dónde dormir. Pacific Sands Beach Resort. Casas playeras con habitaciones con cocina, perfecta para familias, en Tofino (240 euros).

Campos de canola en la Isla del Príncipe Eduardo.
Campos de canola en la Isla del Príncipe Eduardo.

Donde Ana de las tejas verdes perdió la zapatilla

El Parque Nacional de la Isla del Príncipe Eduardo abarca un singular tramo de tierra formado por dunas, marismas, bosques acadianos, promontorios costeros, playas salvajes y acantilados de arenisca roja. En este lugar, situado en la cara norte de la Isla del Príncipe Eduardo y asomado al golfo de San Lorenzo, fue donde la escritora Lucy Maud Montgomery ambientó su ilustre obra Ana de las tejas verdes. La pasada temporada recibió a más de medio millón de personas, según Parks Canada, que visitaron las tres zonas del parque: Cavendish, Brackley-Dalvay y Greenwich.

Su suave clima otoñal le permitirá disfrutar de sus 42 km de litoral atlántico salpicado por vastos arenales, como Dalvay, Stanhope o Brackley, junto algunas comunidades pesqueras. Aquí se conservan multitud de especies de flora y fauna. Es cierto que no hay osos ni alces, y ya es noticia en Canadá, pero no faltan castores, mapaches, zorros rojos y comadrejas, además de 300 especies de aves, muchas de ellas migratorias, como la garza y el chorlito.

Qué hacer. Juegue al golf en el Green Gables Club, situado junto a las dunas de Cavendish (45 euros).

Dónde comer. El Dunes Café, de estilo fusión, dispone de una interesante galería de artesanía canadiense.

Dónde dormir. El Dalvay by the Sea, una majestuosa mansión y bonitas cabañas junto a la playa (130-250 euros).

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