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La historia oculta de una exposición de arte

Detrás de cada cuadro que cuelga de un museo hay un arduo trabajo detrás La consultora ARUP cuenta los secretos del Museo Thyssen, que cumple 25 años

Una de las salas del museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Una de las salas del museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Pablo Sempere

En la década de 1920, las pinturas del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza formaban la colección privada más importante del mundo después de la reina Isabel II de Inglaterra. Años después, en el año 1989, el barón Thyssen-Bornemisza y España firmaron un acuerdo para alojar en el Palacio de Villahermosa esta colección privada de pintura, dando paso al nacimiento a la actual pinacoteca, que esta semana cumple su 25 aniversario y que acaba de conseguir la categoría de Museo Nacional.

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Pero el acuerdo fue mucho más allá, y buceó en varios asuntos que, aunque a simple vista no se perciben, condicionan la calidad de una exposición y de las obras expuestas: estos son los criterios específicos para el control del medio ambiente de la muestra, la medición de la temperatura, de la humedad, de la filtración de aire, de los niveles de iluminación, así como unos exigentes niveles de seguridad. Detrás de todo esto está la consultora de ingeniería y arquitectura ARUP, quien se ha encargada de desarrollar todos estos procesos.

“Con el acuerdo de préstamo de los cuadros vinieron después las condiciones que teníamos que cumplir para el diseño de los sistemas y condiciones ambientales del palacio”, explica el director de ARUP, Tudor Salusbury. La firma, que también ha realizado proyectos con la Ópera de Sidney o el Centro Botín de Santander, entre otros, ya había trabajado con la familia Thyssen en Villa Favorita (Lugano, Suiza). Un escenario no tiene que ver con otro, y las condiciones del museo madrileño poco tienen que ver con las diferencias ambientales suizas, ni con las condiciones del edificio ni con las de la propia ciudad. “Las obras se deben conservarse a una temperatura concreta siempre, normalmente a 24 grados en verano y a 20 grados en invierno, haciendo que el cambio entre estaciones sea lo más suave posible. En la conservación de cuadros es más importante que no haya modificaciones bruscas de temperatura”.

La humedad es uno de los puntos más problemáticos, ya que la recomendación internacional es que haya un 50%

Lo que dio más problemas, sin embargo, fue la humedad: a nivel internacional las recomendaciones oscilan entre mantener unas condiciones del 50% de humedad, algo que en países del norte de Europa es mucho más fácil que en el centro de España. “Aquí, estos son niveles de humedad difíciles de conseguir”, por lo que hubo que recurrir a las nuevas tecnologías y a sistemas de ambientación para mantener una situación estable dentro del museo. “Estos factores también se tienen en cuenta, incluso en el propio traslado de las obras de arte, que han de viajar en compartimentos individuales estancos”. Pero si algo tenía el palacete que alberga al Thyssen era un problema de luminosidad, otro de los factor clave a la hora de instalar una exposición de arte. De los 18.500 metros cuadrados de superficie construida del museo, algunos cuentan con luz natural y otros tienen que complementarse con iluminación artificial. “El grado de luminosidad tiene que estar en torno a los 200 lux, que es la medida internacional utilizada para analizar la intensidad lumínica”. Por tanto, tuvo que tener en consideración aquellos espacios que se valían por sí mismos con la luz natural y aquellos que necesitaban un complemento, no solo para una mejor experiencia por parte de los visitantes, sino también por la propia conservación de las obras.

Otro punto importante es el de la seguridad, más aún en edificios históricos como este, en los que no se cuentan con todas las garantías. “Tuvimos que analizar la posible vibración de las paredes y de los techos, y ver si toda la estructura estaba preparada para albergar un museo de esta talla, así como implantar de forma correcta las instalaciones mecánicas y eléctricas”, afirma Salusbury. Tampoco hay que olvidarse de incendios, inundaciones... “Para ello diseñamos una duplicidad de sistemas, y que así, en caso de fallo de cualquier tipo, hubiese una doble cobertura y no se dependiese de un solo sistema de seguridad”. Esta es la intrahistoria que hace que las obras de arte luzcan majestuosas.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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