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Así blinda el Tesoro la financiación española pese a la tensión en Cataluña

Los creadores de mercado elevan sus esfuerzos para atraer demanda de todo el planeta La prima de riesgo catalana sigue subiendo por encima de los 320 puntos, aunque está lejos de niveles alarmantes

 Radiografía del mercado de deuda
Belén Trincado

Las espadas están en alto, pero el Tesoro español ha sorteado con total suficiencia su primera prueba de fuego, al lograr una demanda notable en la primera subasta de deuda después del 1 de octubre. Los inversores extranjeros preguntan sobre la situación pero no se han amedrentado. Los 21 bancos encargados de dar liquidez al mercado de deuda, los denominados creadores, han sacado la artillería para llevar dinero de todo el planeta, según explican fuentes de una de las entidades.

El círculo virtuoso se cerró después de conocerse que el Tribunal Constitucional declarara ilegal el pleno del Parlamento catalán del próximo lunes, en el que se anticipaba la proclamación de la independencia.

La prima de riesgo española a una década se redujo 15 puntos básicos en una sesión, hasta los 116,6, gracias a la caída de la rentabilidad del bono a 10 años hasta el 1,695%, desde el 1,782% del miércoles. Los inversores respiran tranquilos y vuelven a comprar a otros plazos, de manera que el cinco años ha bajado su rendimiento al 0,367% desde el 0,369%.

“La capacidad de financiación del Estado a precios ultraatractivos continúa fuera de toda duda, pese a la incertidumbre política”, explican desde la mesa de deuda pública de una gran entidad financiera.

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Ayer, los inversores solicitaron bonos a cinco años, a una década y deuda a siete años vinculada a la inflación por 10.500 millones de euros. El importe más que duplicó los 4.600 millones colocados. Los tipos de interés subieron ligeramente en las dos primeras referencias, aunque en gran parte se debido a que las duraciones fueron mayores que en la subastas anteriores. El tipo medio del bono que expira en octubre de 2022 fue del 0,53%, cuando el pasado 7 de septiembre se colocó otro al 0,21%.

El gran asterisco está en que el bono vendido ayer expirará seis meses más tarde que el colocado el mes pasado. Desde Economía aseguran que esto explica más de la mitad del incremento en la rentabilidad.

La emisión que expirará en enero de 2029 pagará de media un 1,867%, frente al 1,691% de la anterior subasta más similar, que vencerá en octubre de 2028. En el bono ligado a la inflación a siete años, el Tesoro consiguió el mejor resultado, con tipos de interés en mínimos históricos (el –0,036%).

“El resultado [de la subasta] demuestra la elevada confianza que siguen manteniendo los inversores. Ha habido órdenes de gran volumen por parte de creadores de mercado, lo que demuestra el apetito del inversor final”, señala Economía en un comunicado.

Las bases con las que el organismo de financiación del Estado afronta sus próximas citas se refuerzan, según los expertos consultados. La de ayer era una gran prueba que se ha superado con buena nota. Queda por ver qué ocurre en las próximas semanas. Fuentes de la banca de inversión consideran que, pese a la última corriente de optimismo, la situación todavía puede deteriorarse un poco más antes de que vuelva otra vez la luz.

El Tesoro ya ha colocado el 86,3% de los 132.900 millones que tiene previsto vender este ejercicio en deuda a medio y largo plazo. La próxima fecha marcada en rojo es el martes 10, cuando se propone vender letras a seis y doce meses. La semana siguiente, el día 17, hará lo propio con papel a tres y nueve meses. Dos días después, el 19, el Tesoro volverá a retratarse con una subasta de bonos a medio y largo plazo.

La deuda italiana a 10 años paga un 2,208%, de manera que el diferencial favorable al bono español queda en más de 50 puntos básicos, cuando el miércoles la prima de riesgo transalpina, en comparación con el bono soberano patrio, cerró en 47.

La deuda de la Generalitat

Entretanto, la prima de riesgo de la deuda autonómica catalana siguió subiendo, hasta superar los 323 puntos básicos (véase gráfico). No es un nivel alarmante –la española traspasó los 600 puntos básicos en julio de 2012 en el momento álgido de la crisis de deuda–, pero sí es un aviso a navegantes.

La deuda catalana empleada es de una de las remesas de los denominados bonos patrióticos comercializados entre minoristas. Se vendieron desde 1.000 euros en febrero de 2010 y vencen en el mismo mes de 2020, ahora ofrecen en torno al 3,2% y hay 1.000 millones en circulación. La deuda estatal con la que se ha hallado esta prima de riesgo –rentabilidad del bono español menos la del catalán– es una emisión de tamaño muy superior (23.012 millones), con mucha más liquidez, que expira en enero de 2020 y con un rendimiento en torno al –0,09%.

El Ejecutivo catalán lleva sin vender deuda en el mercado mayorista –la de febrero de 2010 se colocó fundamentalmente a través de oficinas– desde 2009, cuando emitió 140 millones de euros a diferentes vencimientos.

La autonomía que preside Carles Puigdemont tendría complicado financiarse por sí misma en el mercado, al menos a corto plazo, explican en una entidad. Aunque podría hacerlo, eso sí, pagando unos tipos de interés muy por encima de los que actualmente marca el secundario. Lo mismo ocurre con las otras autonomías que dependen del FLA: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Valencia.

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