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La recuperación económica impulsa el gas, el petróleo y las renovables

Hasta 2020, el petróleo seguirá siendo el rey, mientras que la demanda de gas y electricidad crecerá a ritmos estables

Thinkstock
Marta Yoldi

El sector energético ve el futuro inmediato con tranquilidad. La evolución de los mercados de gas, electricidad, petróleo y renovables se presenta al alza o al menos muy estable, según las grandes empresas. Se esperan crecimientos de la demanda eléctrica y gasista, las perspectivas del sector del petróleo son halagüeñas y el potencial de fuentes como la fotovoltaica augura alzas considerables. Todo de la mano de una recuperación económica que las grandes compañías dicen notar.

El petróleo es el mercado energético mejor situado en las previsiones a corto plazo. “En 2017 se seguirá reajustando el balance entre la oferta y la demanda, corrigiendo el desequilibrio acumulado en los años anteriores”, explica el director de estudios de Repsol, Pedro Antonio Merino. El contexto económico y de precios del crudo continuará “dando impulso al consumo, con un destacado desempeño del conjunto de países de la ­OCDE” por el lado de la demanda, continúa.

El mercado fotovoltaico puede aumentar a niveles cercanos a los 1.000 megavatios por año en los próximos ejercicios

En cuanto a la oferta, cree que los acuerdos alcanzados a finales de 2016 de reducir la producción “han permitido un reajuste más acelerado del balance”. La incógnita es lo que pasará con la producción norteamericana. Merino no es pesimista, ya que “el potencial aumento de esta producción sería más que compensado por el incremento de la demanda global y el control de la OPEP del mercado”.

Ritmo sostenido

Las estimaciones para la actividad gasística y eléctrica también son positivas hasta 2020. Sin embargo, el crecimiento de la demanda de estas energías en España será inferior al aumento del PIB previsto. Y ello es debido a las medidas de eficiencia energética impulsadas, especialmente en el sector eléctrico, según Endesa. “Las perspectivas a corto plazo, para los próximos dos o tres años, son que, si se mantiene un nivel de crecimiento económico entre el 2% y el 2,5%, la demanda de gas (sin tener en cuenta la generación eléctrica) y de electricidad podría crecer en el entorno del 1% al 1,5% anual”.

Previsiones que coinciden con las de Engie. Daniel Fernández, su director de gestión de la energía, fija en un 1% el incremento de la demanda de gas y electricidad y argumenta que “este aumento, a un ritmo muy sostenido, se debe a que estas energías se consumen cada vez mejor”.

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Y también “hay señales en los precios, porque si el valor medio de la electricidad en 2016 fue de 39,9 euros megavatio/hora en el mercado mayorista, en 2017 se estima que alcance los 51 euros, aunque depende mucho de la climatología invernal o de cómo actúe Francia con sus centrales nucleares, pues se trata de un mercado muy interconectado”.

En cuanto al mercado gasístico, en Engie no prevén que en 2018 vaya a haber turbulencias en los precios, ya que está muy influenciado por el comportamiento del brent, y “este estará estable el año que viene”.

Gas Natural confirma casi punto por punto lo apuntado por sus compañeros de sector. “Para el periodo 2018-2020, según los PIB previstos por el Gobierno en torno al 2,5%, se esperan crecimientos de la demanda eléctrica y gasista de alrededor de un 1,5% medio al año. Este porcentaje tiene en cuenta los nuevos usos del gas y la electricidad, así como mejoras de eficiencia”, aclara.

En el caso específico del gas, la compañía señala: “También influye el efecto de la constante extensión de la red y los proyectados cambios en el mix de generación de electricidad, que supondrán las inversiones previstas en renovables y las limitaciones en la generación con carbón impuestas por la directiva europea para no superar los límites específicos de emisión de gases”.

Renovables

Si hay un mercado que contempla el futuro no ya con optimismo, sino con entusiasmo, es el de las tecnologías limpias, en especial el de la solar fotovoltaica. Cox Energy, dedicada a las llamadas energías renovables no convencionales (fotovoltaica y eólica), trabaja con datos de diversos centros de estudios internacionales según los cuales en 2016 se instalaron en el mundo 75.000 megavatios de potencia fotovoltaica, lo que supone un aumento del 50% respecto a 2015. En 2017, el crecimiento estimado es del 9%, porcentaje que continuará incrementándose en los próximos ejercicios.

¿Y a largo plazo?

A largo plazo, en Endesa creen que, si se quieren alcanzar los objetivos en materia de CO2, “deberían ponerse en marcha medidas para reducir la demanda final fósil (petróleo y gas) y aumentar la demanda eléctrica, donde la eficiencia prácticamente triplica a la de combustibles fósiles y se pueden incorporar energías renovables a gran escala”.

En Iberdrola aseguran estar alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y para ello se ha marcado el reto de reducir un 30% la intensidad de sus emisiones de CO2 en 2020 y, en 2030, colocarla por debajo de los 150 gramos por kilovatio y hora, es decir, un 50% respecto a 2007.

Esos crecimientos espectaculares “se debieron, en buena parte, a la importante caída de precios en una tecnología que es la más demandada en todo el mundo por ser la más competitiva”, prosigue. “El gas puede ser necesario, pero, gracias al desarrollo de las baterías, las energías renovables y, en concreto, la solar fotovoltaica podrán satisfacer las necesidades energéticas en España cuando se reduzca la dependencia del carbón o de las nucleares.

Cox Energy comienza a trabajar con baterías en proyectos fotovoltaicos, avanzamos en progresión geométrica para que la tecnología sea plenamente gestionable las 24 horas”. Esta compañía está convencida de que, pese a la moratoria española, “la fotovoltaica solo puede crecer de cara al futuro a un ritmo anual de entre 500 y 1.000 megavatios”.

Engie está igualmente convencida de que el futuro energético es renovable. David Fernández señala que las tres subastas que se han celebrado en 2017 muestran “la consolidación de las empresas que tienen proyectos para empezar a construir en 2020”, aunque matiza que, de momento, “las perspectivas son de todos los colores y a ver si es posible que los compromisos puedan desarrollarse, pues depende de la climatología y de los precios”.

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