Hasta que lleguen las vacunas, higiene y sexo seguro contra la hepatitis A
España es uno de los países europeos más afectados por el brote El suministro de dosis tardará en restablecerse por la rigidez de la cadena productiva
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha propuesto eliminar la hepatitis en 2030 como en su momento se hizo con la viruela. En Europa, España es uno de los países que más ha avanzado en la lucha contra esta epidemia y, según los especialistas, podría conseguir erradicarla por completo antes de 2021.
Las acciones han estado centradas en las dos más comunes, la B y la C, pero en los últimos meses, la que se creía más controlada, la A, ha repuntado de manera inesperada, poniendo en aprietos a los servicios sanitarios y a los proveedores de vacunas.
“Hasta hace unos 15 años, aquí y en cualquier otro país desarrollado, la incidencia de hepatitis A era casi nula, gracias a la mejora de las condiciones higiénicas, el cuidado de los alimentos y la calidad del agua”, señala Luis Enrique Morano, presidente del Grupo de Estudio de las Hepatitis Víricas (Gehep) de la sociedad española de infectólogos, la Seimc. “Sin embargo, desde entonces, su presencia se ha vuelto más frecuente, siendo los contactos sexuales la principal vía de transmisión”, advierte.
Ahora la situación se ha desmadrado. Desde finales del año pasado, 13 países de la UE (Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Holanda, Polonia, Portugal, Eslovenia y España) han notificado un aumento explosivo de los casos de hepatitis A. En España, en el primer semestre del año se han reportado 2.639 casos, ocho veces más que en todo 2016, según el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades.
Ante este brote multinacional, la agencia ha sugerido que se promueva la vacunación, sobre todo entre varones homosexuales, ya que la mayoría de afectados pertenece a este colectivo y ha adquirido la enfermedad por vía sexual.
“En España, la recogida de datos epidemiológicos ha revelado que la tasa de contagios entre hombres es abrumadora: son nueve de cada diez y, entre aquellos en los que se ha logrado determinar un factor de riesgo (lo cual no siempre es posible), el 62% había mantenido sexo con hombres”, confirma Morano.
El problema es que la disponibilidad de vacunas en la UE es limitada y en algunos países, como Austria, Dinamarca, Italia, Portugal, España y Suecia, hay escasez. En junio, el Ministerio de Sanidad informó de que trabaja en colaboración con la Agencia Española de Medicamentos y las comunidades autónomas para obtener un mayor número de dosis.
Pero restablecer el suministro no va a ser sencillo. La vacuna Havrix 1440, que fabrica GlaxoSmithKline, registra dificultades de abastecimiento desde noviembre de 2014 sin que el laboratorio haya dado una fecha prevista de solución, mientras que Vaqta 50, de Merck Sharp & Dohme, empezó a escasear en octubre de 2016. La farmacéutica estima que el stock no se repondrá hasta marzo de 2018.
Avaxim, de Sanofi Pasteur MSD, dejó de venderse en junio de 2016. Puede consultar la lista completa de fármacos con problemas de suministro en la web de la Agencia Española de Medicamentos.
“La fabricación de vacunas es un proceso largo, complejo y muy exigente, lo cual hace de ella una cadena productiva totalmente rígida, con poca flexibilidad para adaptarse a cualquier desviación entre la oferta prevista por los laboratorios y la demanda real de la población”, explica Morano. “Por eso, cuando ocurre un brote epidémico o un cambio en la estrategia de vacunación, el suministro se dificulta y en ningún caso se resuelve a corto plazo”, subraya.
En España, nueve de cada diez casos son varones homosexuales, según datos del Ministerio de Sanidad
Mientras los problemas de estocaje se solucionan, los médicos recomiendan prevenir el contagio con la práctica de sexo seguro y medidas de higiene. “El virus se transmite por vía oral cuando una persona sana ingiere agua o alimentos con restos fecales de una persona infectada”, indica Mercedes Iñarrairaegui, consultora de la unidad de hepatología de la Clínica Universidad de Navarra, en Pamplona. “Por eso hay que extremar las medidas de higiene, como el lavado de manos, y si se está en zonas endémicas, consumir alimentos inocuos y beber únicamente agua embotellada”, precisa.
Los países que se consideran de riesgo son todos los de África, Oriente Medio, los de la antigua Unión Soviética, del este de Europa, Centroamérica y Caribe, Sudamérica y las islas del Pacífico, excepto Australia.
Javier García-Samaniego, jefe de sección de hepatología en el Hospital Universitario La Paz, aclara que, a diferencia de la hepatitis B y C, la A no es crónica y se cura en el 98% de los casos tras 8 o 12 semanas de tratamiento con antivirales.
García-Samaniego, quien también es presidente de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España, sostiene que el brote no compromete el objetivo de eliminar estas enfermedades en países desarrollados como el nuestro de aquí a 2021, ya que la meta se centra sobre todo en la C.
"En hepatitis A hay brotes como el actual cada cierto tiempo, pero como hay vacuna y es una infección aguda –no crónica y, por lo tanto, que no causa daños a largo plazo como la hepatitis C– es diferente", argumenta. Aclara que la situación es distinta en los países en vías de desarrollo, donde todavía hay altas tasas de hepatitis B, aquí prácticamente eliminada por las medidas de vacunación a los bebés.
Guía médica
Causas y síntomas. La hepatitis es una inflamación del hígado que puede devenir en fibrosis, cirrosis o cáncer. La causa de la infección es un virus y puede ser de cinco tipos: A, B, C, D y E, con vías de contagio y tratamientos distintos. Los síntomas más comunes son color amarillento de piel y ojos, orina oscura, fatiga y dolor abdominal.
Progresos. España ha hecho grandes avances en la erradicación del virus B y C, los más costosos para el sistema sanitario por su cronicidad. Según la Alianza Mundial contra la Hepatitis, el primero solo afecta al 0,6% de la población (alrededor de 200.000 personas) y el segundo al 1,2% (entre 200.000 y 300.000), por debajo de la media europea (2% y 1,8%, respectivamente). La sanidad pública cubre el coste total de los tratamientos y, en junio pasado, el ministerio aprobó extender el de la hepatitis C a todos los afectados, incluso los que presentan fibrosis leve, como ya se venía haciendo en Madrid y Valencia.
Tratamiento. Tanto la hepatitis B como la C se transmiten por la sangre, el semen y otros líquidos corporales (la B, además, se puede pasar de madre a hijo durante el parto). Pero solo existe vacuna para la B. Una vez contraída esta, se trata con fármacos que reducen la cantidad de virus en la sangre, impidiendo su replicación, pero no consiguen una cura definitiva. La C, en cambio, puede desaparecer del todo al cabo de 12 semanas de tratamiento.