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Viajes no aptos para cardiacos

Atravesar en tren un cañón casi dos veces más profundo que el del Colorado, sobrevolar en tirolina un bosque caribeño y otros planes aventureros para unas vacaciones poco convencionales

Fiordo Geiranger, en Noruega.
Fiordo Geiranger, en Noruega.Hurtigruten

¿Cansado de sol y playa? ¿Le abruma la montaña? ¿Los museos y los recorridos culturales le aburren? ¿Necesita un punto de adrenalina en sus vacaciones? Pues si se atreve, le proponemos seis planes alternativos a los viajes convencionales para que se adentre en el círculo polar ártico o se asome a un fiordo a más de 800 metros del suelo, atraviese en tren las barrancas y cañones más profundos del mundo, aviste el despertar de la fauna marina a merced del océano, vuele como un pájaro sobre las copas de los árboles, contemple un volcán en erupción o haga su caminito como un rey.

Más allá del círculo polar ártico para admirar las primeras auroras boreales

Un oso polar en el ártico.
Un oso polar en el ártico.Hurtigruten Explorer

Si echa de menos temperaturas más suaves y se emociona evocando las primeras nieves del invierno, ponga rumbo al norte a bordo del Expreso del Litoral de Hurtigruten y dé la bienvenida a las primeras auroras boreales de la temporada al norte del círculo polar y descubra monumentos naturales como el gigante Hjorundfjord, uno de los más bellos fiordos de Noruega, con 35 kilómetros de longitud.

Una travesía que se inicia en la preciosa Bergen y en la que podrá adentrarse en uno de los mayores acuarios del norte de Europa, el de Alesund; ascender al monte Akslas; contemplar el glaciar Svartisen, el segundo mayor de Noruega, o disfrutar de una auténtica cena vikinga en las islas Lofoten. En Kirkenes, en Cabo Norte y fin del crucero, podrá realizar excursiones o safaris en lancha o quad. Desde 1.108 euros, salidas en septiembre.

El despertar del océano en la costa más salvaje del Índico

Delfines siguiendo un banco de sardinas.
Delfines siguiendo un banco de sardinas.Getty Images

Wild Coast (Costa Salvaje). Virgen y auténtico, así se mantiene este litoral de unos 350 kilómetros de extensión al noreste de Sudáfrica y bañado por el Índico. Por tierra, podrá explorarlo en 4x4 o, si lo prefiere, hacer rutas a caballo. Por mar, no deje de hacer snorkel o buceo y no se pierda experiencias como el desove de las sardinas, conocido en aquellos lares como la gran carrera de la sardina (great sardine run), un fenómeno natural que se da en los meses verano cuando grandes bancos de sardinas emigran masivamente desde las aguas más frías alrededor de la provincia occidental del Cabo, cuya capital es Ciudad del Cabo, a las aguas cálidas de Kwa-Zulu Natal, en la costa este.

En el camino de retorno son seguidas por miles de delfines, aves, todo tipo de peces, ballenas, tiburones y otros grandes depredadores del océano.

En tren, atravesando las simas más profundas de la Tierra

El Chepe, a su paso por las Barrancas del Cobre.
El Chepe, a su paso por las Barrancas del Cobre.Getty

El Chepe es uno de los trenes más famosos del mundo que en su recorrido, desde Chihuahua a Los Mochis, entre túneles y grandes sierras, atraviesa un paisaje fascinante, las Barrancas del Cobre. Un sistema montañoso formado por siete inmensas gargantas, cuatro veces más grande en extensión y casi dos veces mayor en profundidad que las del Gran Cañón del Colorado.

El inquietante paisaje de monumentales paredes rojizas queda al descubierto en el corazón de la sierra Tarahumara, donde todavía viven los rarámuri o tarahumaras, entre leyendas y tradiciones ancestrales. Además del emocionante recorrido en tren, en las barrancas se puede acampar, avistar aves o simplemente admirar el contraste entre la cambiante vegetación a lo largo del camino. Tonos y formas que parecen fundirse en el horizonte de la sierra.

Un descenso a tumba abierta sobre las copas de los árboles

El vuelo en el 'monstruo' de Toro Verde, la tirolina más larga del mundo.
El vuelo en el 'monstruo' de Toro Verde, la tirolina más larga del mundo.Turismo de Puerto Rico

El parque natural de Toro Verde, a una hora de San Juan, es célebre por albergar entre las copas de sus árboles al monstruo: la tirolina más larga y alta del mundo y su mayor atracción turística. Un vuelo de 2,5 kilómetros –el equivalente a unos 28 campos de fútbol, para que se haga una idea– a 2.500 metros de altura y para el que es obligatorio casco, gafas y arnés.

El descenso, unos 2,25 minutos –se le puede hacer eterno– a una media de 52,6 km/h, se realiza en posición horizontal, como si fuera un pájaro, sobre vaguadas y bosques, y cuesta 115 euros. Este parque de aventuras, el más grande del Caribe, ofrece también otras actividades para disfrutar del aire libre y la naturaleza, como el rápel –descenso sobre superficies verticales– o el climbing –escalada en roca–.

De volcán en volcán con un mar de lava en los talones

La lava del Puu Oo cae directamente al mar.
La lava del Puu Oo cae directamente al mar.Getty

Maunaloa y Kilauea son dos de los volcanes activos más populares de Hawái y contemplarlos de cerca en el Parque Nacional de los Volcanes le dejará sin aliento. Creado en 1916 en la Isla Grande, cuenta con 240 kilómetros de senderos, de distinta dificultad, que pasan a través de cráteres volcánicos –a los que se puede acceder–, desiertos de lava y un tubo de lava, de más de 500 años de antigüedad, que desemboca en una selva tropical.

La última erupción del Maunaloa, el más alto del mundo, se produjo en 1984, pero el Kilauea no ha parado de erupcionar desde 1983. Una de las mayores atracciones es ver cómo uno de los conos volcánicos, el Puu Oo, al este del Kilauea, vacía espectacularmente sus tubos subterráneos de lava en el mar.

El sendero colgante más peligroso del mundo sobre un cañón natural

Uno de los tramos del Caminito del Rey.
Uno de los tramos del Caminito del Rey.Getty

Hasta su rehabilitación en 2015, la pasarela construida sobre las paredes verticales del desfiladero de Los Gaitanes, en Málaga, estaba considerada como la más peligrosa del mundo. El paso, de unos 8 kilómetros de recorrido –en los que invertirá entre 4 y 5 horas y de los que 4,8 km corresponden a accesos y otros 2,9 a la pasarela–, tiene tramos de apenas un metro de ancho y pende a más de 100 metros de altura sobre cañones y el río Guadalhorce.

Al atravesar el Caminito del Rey, inaugurado por Alfonso XIII y de ahí su nombre, se encontrará con una panorámica increíble al contemplar el cañón natural horadado por el río. Con suerte podrá avistar alimoches, buitres leonados o águila reales. Hay que reservar entrada, desde 10 euros.

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