_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Estudiar arte es útil en el mercado laboral?

La creatividad que se fomenta en las disciplinas artísticas constituye una habilidad de alta demanda

Gettyimages

Una de las competencias que se consideran fundamentales como capacitación para un trabajo en el futuro es el liderazgo. De esta frase se desprende el concepto clave de que para poder ser guía, un agente transformador de la sociedad cambiante en la que vivimos, resulta imprescindible desarrollar competencias emocionales que den una base sobre la que seguir construyendo nuestras potencialidades.

La capacidad de escucha, la empatía, aprender a gestionar el estrés, abordar el cambio, enfrentarse a los miedos o la tolerancia a la frustración, representan pilares del autoliderazgo, que es la base del liderazgo. Estar conectado y alineado con nuestros valores es algo fundamental, pues marca el rumbo a seguir.

Primero hay que ser líder de uno mismo para después ser líder de otros. Definimos liderazgo como la capacidad de potenciar lo mejor de las personas, que puedan activar al máximo sus capacidades. Es un índice significativo en cuanto a la empleabilidad, esto es, la capacidad de adaptar nuestro perfil a cualquier trabajo y ser capaz de hacerlo en equipo. Porque esa va a ser la tendencia del mercado laboral.

En las aulas de arte vivimos cada día esta realidad. Los alumnos adquieren las competencias citadas porque a través del arte se produce un profundo autoconocimiento, base para una adecuada gestión emocional y del autoliderazgo. La experiencia nos ha permitido constatar cómo el hecho de romper las barreras entre disciplinas (cine, bellas artes, fotografía, música, artes escénicas…) ha enriquecido el currículo de los estudiantes.

El profesor, como guía, se convierte a sí mismo en profesor líder, para ayudar a que los alumnos sean conscientes de aquellas áreas a reforzar. Desde cualquier disciplina artística se trabajan las más variadas competencias, porque cuando uno se muestra a través del arte, con sus emociones y pensamientos, se está exponiendo a ser valorado, juzgado, cuestionado, y sobre algo difícil que nos atañe profundamente porque es nuestro propio ser.

Aprender a gestionar las emociones en un ambiente controlado hace que las personas puedan prepararse para lo que luego vivirán en su carrera. En un trabajo de investigación que hemos desarrollado, de todos los alumnos matriculados en nuestras aulas desde el año 2000, el 61,07% y el 40,84% de los encuestados considera que estudiar una carrera artística les ha ayudado tanto en lo personal como en lo profesional.

Sin duda esto es una ventaja, ya que se produce una formación completa del ser. Al final, de lo que se trata es de poder ejercer cualquier labor y emprender iniciativas, y para ello resulta fundamental la creatividad que se fomenta en las disciplinas artísticas. En palabras de alguno de los encuestados ante la pregunta sobre en qué les ha ayudado estudiar una carrera artística, hemos obtenido argumentos como el siguiente: “Me ha ayudado a desarrollar mi mente y mi persona hasta puntos que una disciplina corriente no hubiese conseguido, dotarme de una mirada única con la que contemplar y plasmar el mundo”.

Capacidad de autocrítica, imaginación, creatividad, emprendimiento, autoconocimiento, desarrollo profesional y personal, constituyen algunas de las competencias adquiridas por los alumnos de arte. Desmitificar el argumento, demasiado extendido, de que aquel que estudia algo artístico no obtendrá proyección profesional parece clave para que las cosas cambien en esta sociedad. De hecho, este trabajo de investigación –realizado de abril de 2016 a mayo de 2017– concluye que el 83,80% de los entrevistados se encuentra trabajando en la actualidad (correspondiente a 786 personas de las 938 encuestadas).

Poco a poco vamos rompiendo los tópicos imperantes. La premisa fundamental debería centrarse en estudiar algo vocacional que nos permita ser, desarrollar al máximo nuestras potencialidades, generando la motivación adecuada para después poder enfrentarnos a cualquier trabajo. Porque desempeños podrá haber muchos a lo largo de nuestra vida, pero el tiempo que invertimos en crecer, en progresar, debería ser en algo relacionado con lo que nos motiva profundamente.

Mónica Aranegui es Psicóloga y doctora en Bellas Artes y Directora de titulación del Grado en Bellas Artes de TAI

Archivado En

_
_