El fresón de Huelva viene de California
Los productores buscan variedades autóctonas para reducir costes
Florida Fortuna, Victory, San Andreas o Calinda son las principales fresas cultivadas en Huelva durante la campaña 2016-2017. Todas ellas pertenecen a programas de mejora genética de la Universidad de Florida (Fortuna) y de la de California (Andreas).
En los años cincuenta se cultivaban en nuestro país fresas casi silvestres. En los setenta, al comenzar la producción industrial, se buscaron variedades que fueran más resistentes en el tiempo que la tradicional fresa. Antonio Medina Lama importó el modelo californiano con una variedad más duradera, el fresón, nacieron las primeras cooperativas agrarias.
En la actualidad, el 73% del fresón plantado en Palos de la Frontera, Moguer, Lepe y en otros municipios de la provincia de Huelva paga licencias a universidades norteamericanas, según el último informe elaborado por Servifapa, servicio de estudios dependiente de la Junta de Andalucía. Así, por cada 1.000 plantas, los viveristas desembolsan en concepto de royalties 20 euros.
En conjunto, durante 2016 los freseros abonaron a planes de mejora genética estadounidenses más de 12 millones de euros, reconoce José Luis García Palacios, presidente de Interfresa, Asociación Interprofesional de la Fresa.
Las cifras
83% del fresón español procede de Huelva. De Aranjuez y Cantabria es el resto.
400 empresas componen la industria de la fresa en nuestro país.
90.000 empleos generan los frutos rojos.
En 1998, los productores de fresas, los viveristas y la Caja Rural del Sur crearon la firma Fresas Nuevos Materiales (FNM), con el objetivo de elaborar variedades propias para complementar y disminuir el peso de la oferta foránea.
El proceso de obtención de una variedad comienza con el cruzamiento de dos con características deseables. A esa unión se la denomina individuo. FNM realiza todos los años de 80 a 90 cruzamientos, que dan como resultado 8.000 a 10.000 individuos nuevos. Luego son seleccionados según precocidad, tolerancia a enfermedades, firmeza, color y nivel de azúcar. Cada año se valoran unas 180 familias, de las cuales pasan al segundo año solo 25 familias. Las variedades obtenidas son examinadas bajo distintas situaciones productivas y a una escala aún mayor en campos de agricultores accionistas.
Terminado este proceso son registradas en la Oficina Española de Variedades Vegetales y en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales.
Fresas Nuevos Materiales las cultiva in vitro para ofrecerlas libres de plagas y envía las plantas madre a los viveristas asociados (principalmente de Ávila y Segovia), que la congelan de diciembre a marzo. Luego se cultivan en altura en primavera, pues el fresón necesita frío para desarrollarse. Y en octubre siguiente, se trasplantan a Huelva donde en 50 días se recolecta la fruta roja.
Actualmente los fresones nacionales Primoris, Rábida y Rociera representan el 30% de la producción. El objetivo es que en 10 años supongan el 50%, avanza el presidente de Interfresa.
- Para exportación
“En 20 días se mueven 20 millones de plantas”, comenta el gerente de la Finca Masiá Ciscar, que tiene entre sus principales clientes a los supermercados Mercadona. “En 1977 se cosechaba en marzo, hoy se hace desde diciembre, para estar fuerte en enero. Se empieza a producir en octubre porque no tiene sentido llegar en mayo a Centroeuropa cuando allí tienen fresas locales”, puntualiza. La producción supera amplios controles sanitarios.
De la cosecha total de fresa española, el 90% se dedica a la exportación. Las ventas en el exterior han crecido un 15% durante los últimos cinco años, situándose en unas 290.000 toneladas. Alemania (30%) y Francia (20%) son los principales destinos de la fresa española. Durante los últimos tres años la cuota ha crecido hasta alcanzar las 90.000 toneladas. Tras esos dos países se sitúan Reino Unido e Italia.
Grufesa, formada por 40 agricultores de Huelva, es uno de sus principales exponentes, ya que vende en el exterior toda su producción. La firma facturó 44 millones de euros en 2016 y dio empleo a 500 personas.
La UE, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente e Interfresa están promocionando Fresas de Europa frente a las de otros orígenes hasta 2018 en España, Francia y Alemania. La campaña Vive La Roja, en la que se invertirán 3,6 millones de euros, destaca su calidad, sostenibilidad ambiental, trazabilidad, seguridad alimentaria y pretende incrementar un 5% su consumo.
900 millones facturados en frutos rojos en 2016
Durante la temporada de la fresa, 90.000 personas trabajan artesanalmente en los campos y en manufactura en España. Esta industria agrícola está muy atomizada, ya que está formada por 400 empresas, el 52% bajo la figura de cooperativas (como Fresón de Palos o Onubafruit) y el 48% mediante sociedades mercantiles (Grufesa), según Interfresa, Asociación Interprofesional Andaluza de la Fresa, que incluye las moras y las bayas.
A lo largo de 2016, la facturación de frutos rojos ascendió a 900 millones de euros, obtenidos mediante la venta de 294.000 toneladas cultivadas en 10.000 hectáreas, avanza José Luis García Palacios, presidente de Interfresa. De esta cifra, 350 millones correspondieron a las ventas de fresones, lo que supone una ligera caída sobre el año anterior, que se comercializaron por valor de 355 millones de euros. El precio medio por kilo es 1,4 euros.
“El descenso se debe a una disminución de plantaciones de fresones, compensado por otros frutos rojos, como las frambuesas (200 hectáreas) y moras (210) que ahora obtienen mejor precio en Europa”, puntualiza. También consiguen cotizaciones más altas las 550 hectáreas de fresas ecológicas.
España es el primer productor europeo de fresas, seguido de Polonia, Alemania, Italia y Reino Unido. Ente los cinco países reúnen el 74% de la producción total europea, según Eurostat (2014). El consumo en la UE de los 28 ronda los 1,2 millones de toneladas y los principales compradores son Alemania, Italia, Polonia, Francia, Reino Unido y España. El valor de la producción total europea ronda los 2.100 millones de euros, a un precio medio de venta de 1,7 euros el kilo. Cada año esta actividad genera 200.000 puestos de trabajo.