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Tribuna
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Renovables: más ambición, más exigencia

El objetivo del 27% fijado por la CE se queda corto en relación a 2050 y a la evolución de estas fuentes de energía

El pasado 30 de noviembre, la Comisión Europea presentó su propuesta Energía limpia para todos los europeos, también conocida como paquete de invierno, un nuevo marco normativo dirigido a facilitar el potencial de crecimiento de Europa, manteniendo su competitividad en el camino hacia la descarbonización del modelo productivo.

En el momento político actual, es necesario que la UE asuma un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué mejor forma de hacerlo que interiorizando de manera adecuada este objetivo en la hoja de ruta que va a marcar la próxima década en materia de energía en Europa?

Como ponente del Parlamento Europeo en la revisión de la Directiva de Energías Renovables, mi responsabilidad y mi compromiso es que esta interiorización quede patente. En primer lugar, buscando la coherencia de los objetivos establecidos a 2030 con los acordados a 2050. Para ello, debemos ir más allá del objetivo propuesto por la Comisión Europea de energías renovables del 27% en consumo de energía final. Un objetivo que se queda corto en relación a 2050 y a la propia evolución de estas fuentes de energía, cuya creciente competitividad convierte en más que probable que lo alcancen sin ningún tipo de esfuerzo adicional. Por otro lado, no hay mejor forma de que los Estados miembros muestren su compromiso que aceptando que los objetivos del paquete energético sean vinculantes.

La buena noticia es que la sostenibilidad económica de estas actuaciones ya no constituye una preocupación, sino una oportunidad para que Europa vuelva a ocupar un lugar privilegiado en desarrollo tecnológico, creación de empleo y crecimiento económico. No solo nos aportará una energía más limpia, sino también más competitiva.

"Las ciudades inteligentes integrarán el autoconsumo, el almacenamiento y soluciones de movilidad menos contaminantes"

En segundo lugar, el paquete de invierno debe sentar las bases para adecuar el diseño del mercado eléctrico a una mayor integración de energías renovables en el mix energético. Un diseño de mercado pensado hace 25 años sobre un mix energético basado en fuentes con importantes costes variables puede no ser el más eficaz para marcar precio, cuando este mix va a estar dominado cada vez más por fuentes cuyo coste variable es cero. No es el momento de poner parches, sino de sentar bases sólidas y adecuadas.

Los consumidores son una pieza clave de los mercados energéticos del futuro. Europa no puede permitirse que 50 millones de personas atraviesen situaciones de pobreza energética, como no puede permitirse fluctuaciones desorbitadas de precios.

La combinación de mejores herramientas de comparación de precios y la posibilidad de producir y vender su propia electricidad –por sí mismos o a través de terceros– les convertirá en agentes activos del mercado eléctrico. La mejora de la regulación, incluyendo la recuperación de la seguridad jurídica, la estabilidad a largo plazo para inversiones y el aumento en transparencia, son vectores fundamentales para una transición adecuada al modelo de mercado futuro.

El desafío es grande, pero el resultado merece la pena. El mercado del futuro también implicará mejorar la calidad de vida de las ciudades haciéndolas más sostenibles. Las ciudades inteligentes integrarán el autoconsumo, el almacenamiento y soluciones de movilidad menos contaminantes (como el vehículo eléctrico), todo ello interconectado y gestionado mediante redes inteligentes.

Además, se generarán nuevos modelos de negocio para el suministro de energía, que se agrupan, por un lado, en torno al carácter disruptivo de las energías renovables y, por otro, a actividades de gestión de la demanda energética, como la flexibilidad o la agregación de la demanda. Todo ello, sin perder de vista lo que debe ser una de nuestras preocupaciones fundamentales, maximizar la eficiencia energética.

Por ello, es clave para los ciudadanos europeos, para su calidad de vida y la mejora de su bienestar económico que el resultado de nuestros trabajos aporte una regulación clara y adecuada a la senda marcada, una senda de compromiso inequívoco con un nuevo modelo energético basado en una energía limpia, un consumo eficiente y un precio asequible. Es un gran desafío, pero también una gran oportunidad.

José Blanco López es eurodiputado socialista.

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