Un sarao de la chacona (I)
«A la vida vidita bona» / «Un sarao de la chacona»
Juan Arañés (1580-1649)
La Chacona, es una danza, que aunque de origen hispanoamericano, esta comprendida entre las danzas populares españolas de finales del siglo XVI. De ritmo ternario comprende un tema del que se producen multiple variaciones y un sujeto que se intercala entre las coplas y todo ello sobre un bajo ostinato. Durante el siglo XVII se difundió por toda Europa y se convirtió en una danza muy popular en la cortes. Si algo se puede decir de ella es que es una danza festiva, de gran erotismo, no exenta de cierta critica social (rozando en algunos casos, y a los ojos de hoy, con el racismo) e incluso indecente.
Entre los más conocidos compositores de chaconas esta el español Juan Arañés, nacido en Cataluña pero formado en Alcalá de Henares. Su principal trabajo fue el de Maestro de Capilla de la Embajada española en Roma. Allí publicó su «Libro Segundo de tonos y villancicos» en el año 1624 y a el pertenece esta chacona con la que hemos comenzado.
En la serie de televisión Los Borjia. Se utiliza esta misma chacona lo que muestras la fama que alcanzo esta danza en la época. No sin cierto anacronismo dado que la chacona en cuestión es de 1624 y la acción que se narra en la serie de los Borjia es anterior. Pero nos vale como ejemplo de la fama y el caracter cortesano y eminentemente lúdico del genero.
Chacona en Re menor (último movimiento de la Partita para violín solo nº 2, BWV 1004) de J.S.Bach
Alexi Kenney (violin)
«La chacona BWV 1004 es en mi opinión una de las más maravillosas y misteriosas obras de la historia de la música. Adaptando la técnica a un pequeño instrumento, un hombre describe un completo mundo con los pensamientos más profundos y los sentimientos más poderosos. Si yo pudiese imaginarme a mí mismo escribiendo, o incluso concibiendo tal obra, estoy seguro de que la excitación extrema y la tensión emocional me volverían loco.»
Johannes Brahms
Resulta curioso como una danza eminentemente festiva, popular y cortesana se transformara en algo solemne y lastimero. El "culpable" de esa transformación se debe a Johann Sebastian Bach, que decidió incluir como último movimiento a su segunda Partita para violín solo nº 2, BWV 1004, una chacona.
Una partira es una colección de danzas (algo semejante a lo, en este mundo de términos musicales cambiantes, luego se llamaría suite) y la nº 2, BWV 1004 contiene cinco: Allemande, Courante Sarabande, Guiga y Chacona.
La desproporcinada duración de la chacona (entre 14-16 minutos, mucho más que el resto de danzas combinadas) la situan en un plano superior al resto de piezas de la misma. Suele intepretarse como obra con entidad propia y al margen de la Partira Nº 2 y constituye la obra cumbre del repertorio para violin, solo igualada en el siglo XX por la genialidad de Bartok que, en otro momento de igual desesperación y por la inmensa generosidad de Yehudin Menuhin[1], compuso la famosa sonata para violin solo Sz. 117, BB 124. Como era de esperar, el primer movimiento de la obra tiene forma de sonata pero ritmo de Chacona. La verdadera tradición y la verdadera modernidad siempre han ido juntos.
Homaneja postumo. La aceptación de la muerte.
La fecha exacta de la muerte de María Barbara Bach es deconocida, pero Bach volvió a Köthen (su redidencia aquellos años) de su viaje con el Principe Anhalt a Karsbaden en julio de 1720. Al llegar se encontró con no solo a su mujer muerta sino incluso enterrada. Cuando abandonó su casa apenas unos meses antes (salió de viaje en mayo), su mujer gozaba de muy buena salud y en ningún momento de su periplo con el Principe Anhalt, fue informado de ninguna enfermedad que le aquejara ni ningún acontecimiento que le hiciera mínimamente presagiar lo que se iba a encontrar en cuanto llegara.
María Barbara y Johann habian tenido cinco hijos juntos (entre ellos el que sería el más famoso de todos ellos: Carl Phillips Enmanuel) aunque el último de las cuales solo sobrevivió un año (nació en 1718). Como es de imaginar la noticia de la muerte "repentina" de su primera mujer tuvo un impacto inmenso en su estado de ánimo. La obra, por lo tanto cabe interpretarse como un inmenso lamento por la pérdida de María Barbara.
A partir de aqui sigo con la ayuda de la musicóloga Helga Thoene que, de antemano, sugiere que la chacona deba ser considerado más bien un tombeau (lamento). Otra musicóloga, Irene Stroh incluso llega a indentificar referencias en la obra a 11 cantantas del mismo Bach a lo largo de la obra. Todas ellas enlazan textos (la mayoría de ellos de Martin Lutero) sobre lo inevitable de la muerte, la aceptación de la misma y la esperanza en la resurrección. La muerte es consustancial a la vida y la renovación es necesaria, oponerse es inevitable.
Strohn establece concretamente referencias a 6 cantantas en la primera sección, cinco en la sección central y la repetición de tres de las 6 cantatas de la primera sección en la tercera y última. La más importante de todas la cantatas uitlizadas es la cantanta BWV 4 «Chirst lag in Todesbanden» (Cristo amortajado)
Helga Thoene presenta tambien varias claves cabalísticas, cuanto menos curiosas o sorprendentes, que relacionana la obra con un lamento por la muerte de María Barbara. Bach era muy aficionado a los numerologia. Musicólogos como Friedrich Smend y por Martin Jensen han dedicado años de esfuerzo a descifrar las claves numéricas de las obras de Bach con una clara intensión de buscar un significado simbólico. De todos es conocido el acorde o grupos de notas BACH (SI bemol, LA, DO, Si natural)
Empezando por que la frase inicial de la pieza puede subdividirse en dos secciones una con 17 notas y otra con 20, en clara rerefenica al año de la muerte de mujer de Bach (1720).
Todo un plan perfectamente enlazado de simbolos que suponen un cambio radical del concepto de chacona. De la alegria, e incluso la insolencia, del vivir hasta la resignación por la muerte es el viaje de la chacona a través de los tiempos. Pero este paso no solo ha de ser dado por esta simple danza de origen humilde y de altos vuelos posteriores.
NOTAS:
- La obra fue un encargo de Yehudi Menuhin y su objetivo era generar ingresos al compositor que huyendo de una Hungria en medio de la II Guerra Mundial, vivia en la más absoluta de las miserias en Nueva York. Fue estrenada por Yehudi Menuhin en Nueva York el 26 de noviembre de 1944.