Casas listas para perdurar
Se empiezan a abordar los retos arquitectónicos que supone el acelerado envejecimiento
Acaba de cumplir 90 años y se da cuenta de que le cuesta subir las escaleras de su edificio. La construcción es de finales del siglo XIX y, como no tiene ascensor ni pasamanos, tarda hasta cinco minutos en llegar al segundo piso. “Pasa, pasa, hija, que entre que ensillo y monto…”, admite una nonagenaria madrileña a su vecina de treinta.
La mayor esperanza de vida, el descenso de la natalidad y el menor flujo migratorio por la crisis están acelerando el envejecimiento de la población en España. Tanto así que en 2050 será el país más envejecido del mundo: el 40% de sus ciudadanos sobrepasará los 60 años, según la ONU.
El número de mayores de 65 años se ha duplicado en tres décadas. En 2050 serán el 40% de los españoles
En menos de 30 años se ha duplicado el número de mayores de 65, hasta más de siete millones, con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra que representa cerca del 17% de la población total y donde el 25% es octogenario.
¿Cómo adaptar la vivienda existente a esta realidad? ¿Qué retos supone para la arquitectura? Ecodiseño, accesibilidad, sostenibilidad, envejecimiento, entorno y pobreza energética son algunos conceptos que entran en juego y que comienza a abordar un grupo de investigación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, IDEA y SaviaArquitectura, para dar respuesta a los envejecidos, “un colectivo vulnerable”. Junto a la Universidad de Stirling (Reino Unido) y entidades como el Foro Qpea e Inforesidencias, han creado un “clúster del conocimiento” para aportar soluciones que mejoren su calidad de vida.
“Tenemos que avanzar hacia criterios de diseño universal, que den respuesta a la aparición de situaciones transitorias o permanentes de discapacidad. Podemos beneficiarnos de ciudades más accesibles, amigables y soluciones habitacionales que garanticen la seguridad, eliminando las barreras arquitectónicas”, apunta Rafael Sánchez-Ostiz, geriatra y director de la empresa IDEA.
Sensibilidad social
Se trata de crear espacios familiares, cálidos y hogareños, centrados en la persona, explica Marc Trepat Carbonell, director general de Batllori & Trepat Arquitectes, especialista en diseñar residencias asistidas para mayores con demencia. “Debemos ser sensibles a sus necesidades y pensar más en la persona y menos en las revistas especializadas que se ocupan de la parte artística de la arquitectura, no de la social”, critica.
Para adaptar más de la mitad del parque residencial (anterior a 1980) se necesita entre 42.000 y 73.000 euros por vivienda
Trepat es partidario de centros que se parezcan más a una casa y menos a un hospital u hotel. Esto se consigue reduciendo el tamaño de las unidades de convivencia, como sucede en Estocolmo, con un máximo de nueve, para disminuir la ansiedad y el estrés; favoreciendo la personalización de los dormitorios, gracias al uso de materiales y mobiliario de aspecto doméstico.
Diseños que hagan que los planos horizontales no se confundan con los verticales, es decir, pintar en un baño blanco una pared de color rojo para que la persona lo identifique, o el fomento de cohousings (comunidad de viviendas individuales donde sus vecinos comparten servicios y actividades comunes), ilustra.
El director del portal Inforesidencias, Josep de Martí, ha promovido viajes geroasistenciales para conocer los modelos que son tendencia en Suecia, Alemania, Austria u Holanda y estudiar su adaptación en España. Allí triunfa el cohousing, dice Trepat, mientras que en España comienzan a desarrollarse algunas iniciativas similares, como el de la localidad madrileña de Paracuellos, impulsado por la Asociación Jubilares; Etxean Ondo, en San Sebastián o Hacer Hogar, en Pamplona, por IDEA. Estos centros se han transformado en pequeñas unidades de convivencia donde se fomenta la autonomía y desarrollo de los mayores, cita Sánchez-Ostiz.
Antigüedad
La domótica que ayuda
La tecnología, gracias a la domótica, aportará otro tanto muy significativo en una España con más de 4,5 millones de hogares unipersonales, donde el 40% tiene 65 años o más. Por eso, algunas empresas de seguridad, como Tyco, han lanzado un servicio que monitoriza la actividad del usuario en el hogar, y si no detecta movimiento en un periodo de tiempo fijado previamente, el sistema alerta a una centralita 24 horas. También ofrece la posibilidad de gestionar la casa desde el móvil (vista de la vivienda, control remoto de la calefacción y de las entradas y salidas...).
O la Fundación ONCE que, junto al Real Patronato sobre Discapacidad, acaba de presentar su modelo de Casa inteligente, accesible y sostenible a fin de mostrar las posibilidades reales de construcción adaptada a personas con discapacidad. La casa está equipada con dispositivos de información y localización que guían al usuario hacia cada estancia u objetos.
El 54% de las viviendas españolas se construyeron antes de 1980, lo que influye en las menores condiciones de confort (presencia de humedad o temperatura inadecuada), ausencia de ascensor, mal estado de conservación, con poco o nada de envolvente térmico, sin calefacción, deficiencia en las instalaciones eléctricas y de agua, según recoge un estudio del grupo de la Universidad de Navarra.
La pobreza energética es supone riesgos en la salud y hasta la mortalidad, como ha ocurrido recientemente en Reus, donde una anciana murió tras arder el colchón donde dormía porque se le olvidó apagar las velas. La señora vivía sola y la eléctrica Gas Natural Fenosa le había cortado la luz en septiembre.
El coste de rehabilitación de un piso puede oscilar entre 42.000 y 73.000 euros, según la tipología del edificio, calculan en la entidad. Esto comprende la adecuación de cocinas y baños, mejora de la iluminación, ventilación e instalaciones de calefacción, electricidad, etcétera, y puertas que faciliten el acceso en sillas de ruedas.
La empresa Reparalia, del grupo HomeServe, recomienda, en el cuarto de baño, la sustitución de la bañera por una ducha, inodoros elevados, lavabos sin pie, colocación de agarraderas e instalación de material antideslizante (alfombra o líquido adherente) para evitar resbalarse; en la cocina, la distribución de los muebles en forma de ele para tener siempre un apoyo en los desplazamientos, detectores de humo, placa de vitrocerámica, grifos de monomando y evitar felpudos que obstaculicen el paso. Además de ventanas y puertas correderas, con pomos de madera, palanca o tirador.
En el portal y las escaleras, si la puerta abre hacia adentro, es necesario una zona de 90 centímetros justo delante, pero si abre hacia afuera, sugiere una de 150 cm. Asimismo, una rampa antideslizante de 75 centímetros de ancho y una altura que no exceda el 8%, con barandillas a ambos lados. Y el tamaño del escalón debe ser de 15 centímetros de alto y 30 de ancho, con una pendiente inferior a 10 escalones y rellanos intermedios.
“Además de las ayudas públicas, es necesario buscar otras fuentes de financiación, porque el importe puede ser elevado para un colectivo de escasos recursos económicos”, advierten en IDEA. Pilar Suarez, directora de I+D, prevé que por cada millón de euros invertido en atención al envejecimiento se generarán 30 puestos de trabajo “directos, estables y no deslocalizables”. Una oportunidad para empresas constructoras y de servicios, en las que intervienen albañiles, carpinteros y pintores.