Más productividad y menos absentismo si se sale a las seis
El cambio de huso horario no convence a algunos expertos mientras todos creen urgente la racionalización de los horarios
"Desde luego esto sí que sería materia para un referéndum porque abordar una reforma de estas características cambia la vida a todos los ciudadanos. Sin embargo, nadie lo planteará porque ni en asuntos como éstos los partidos políticos serían capaces de ponerse de acuerdo”, así se expresó ayer un alto cargo de la Administración central. Y es que ayer no se habló de otra cosa que no fuera el anuncio de la ministra de Empleo, Fátima Báñez.
Los expertos consultados se mostraron sorprendidos por el revuelo que ha ocasionado el planteamiento de la ministra cuando esta propuesta no es nueva. En la pasada legislatura, se creó en el Congreso la subcomisión para el Estudio de la Racionalización de los Horarios, la Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral y la Corresponsabilidad que supuestamente elaboró un informe con las opiniones aportadas por los más de 50 expertos que pasaron por dicha subcomisión. El documento que habría tenido que ser votado en pleno en el Congreso, nunca llegó siquiera a debatirse y pese al compromiso de Luis de Guindos de estudiarlo, fuentes de Economía admiten que sus datos han quedado muy desactualizados.
¿Qué consecuencias para la economía podría tener adoptar el huso horario de Portugal y establecer una jornada laboral hasta las seis de la tarde?
Sobre el primer cambio, los expertos no se ponen de acuerdo sobre si España saldría beneficiada o perjudicada. “Para un país con tanta dependencia del turismo, que en verano a las nueve y media de la noche sea de día es un atractivo más para los extranjeros que nos visitan. No creo que fuera beneficioso que anocheciera antes”, explican desde el sector hotelero.
Prácticamente todas las fuentes consultadas otorgan mucha más relevancia al hecho de que la jornada de trabajo quedara establecida en términos generales hasta las seis de la tarde que al hecho de adoptar o no el horario Greenwich.
Para Pedro Ballesteros, country manager de Polycom España & Portugal, los horarios flexibles aumentan la productividad de las empresas, pero además suponen un importante ahorro de gastos para las compañías, por ejemplo, en materia de absentismo; cuyo coste total en España en 2015 se elevó a nada menos que 61.300 millones de euros.
Los horarios flexibles permiten a los empleados programar su jornada laboral de la mejor manera e ir cambiándola según varía su situación personal (los hijos crecen y ya no necesitan ser acompañados por un adulto al colegio). Y todo ello sin necesidad de reducir la jornada, lo que supone pérdida de ingresos o pedir excedencias, permisos que en España al no ser retribuidos no están al alcance de muchas familias. Además, los horarios flexibles pueden significar que el trabajador evite las horas punta del tráfico acortando sus tiempos de viaje y alargando su presencia y su trabajo efectivo en la oficina.
En lo que también se ponen de acuerdo todos los expertos es que adelantar la salida del trabajo en un país como España, con una climatología mucho más benévola que en los países del centro y norte de Europa, beneficiaría al sector del ocio e incluso redundaría en una mejora de la salud y la cualificación general de los trabajadores, al disponer de más tiempo para practicar deporte o asistir a cursos de formación, entre otras actividades alternativas.
En este sentido, el comercio, uno de los sectores con las jornadas laborales más largas, dado el servicio que presta cada vez más días al año y en más ciudades, sería uno de los que se podría ver más afectado por los cambios. El director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Ignacio García Magarzo, se muestra dispuesto a abordar el debate, pero teniendo en cuenta primero la diversidad de las regiones españolas en lo que respecta a la adopción del huso horario de Portugal y después que todas las ventajas que se logren en materia de conciliación deben tener en cuenta a los trabajadores del comercio. “Reclamamos flexibilidad, equilibrio y sensibilidad con nuestros trabajadores”, argumenta García Magarzo.
Por su parte, el sindicato CSIF solicitó ayer al Gobierno que dé ejemplo “aplicando desde ya estas medidas” en la Administración General del Estado. Esta organización recordó que medidas como la finalización de la jornada laboral a las 18:00 horas, el teletrabajo o la bolsa de horas ya se encuentran recogidas en el Plan de Igualdad aprobado para la Administración, pero apenas se han ejecutado en un 29%.
Elisabeth Roux, managing director de Leadership & Talent considera que “España debe adecuar sus horarios a los de otros países occidentales, sobre todo a los anglosajones y estadounidenses”. Para ello, apunta como imprescindible la necesidad de acortar el tiempo de las comidas: “no debe dedicarse a eso dos horas”, asegura esta experta en Recursos Humanos y horarios laborales. Pero, sobre todo, Roux precisó que la sociedad y la empresa españolas “tienen que cambiar su mentalidad para empezar a trabajar por proyectos que es lo que logra flexibilizar las jornadas”.
Esto solo se conseguirá, en su opinión, si se empieza a actuar desde dos frentes: por un lado, que se cambie el modelo educativo y deje de ser básicamente memorístico; y, por otro, que sean los directivos quienes adopten, de arriba abajo, la cultura del trabajo por proyectos. En cualquier caso, implantar esta nueva cultura laboral requerirá mucho tiempo porque ahora “España no está preparada para aplicar este cambio horario”, concluyó Roux.
Desde CC OO vinculan las largas jornadas laborales en España a la precariedad del mercado de trabajo. “Que en España se salga más tarde del trabajo es un efecto negativo colateral de los alargamientos de jornada”, asegura el director del Gabinete Técnico Confederal de CC OO, Carlos Martín. Según sus explicaciones, la Inspección de Trabajo podría actuar sobre los excesos de jornada, “pero sería mejor empezar abordando la falta de estabilidad laboral”.