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La innovación social en el tercer sector

Por Ignasi Carreras. Director del instituto de Innovación Social de Esade

Las organizaciones del tercer sector están decididas a desarrollar su capacidad de innovación para así poder incrementar su impacto social en un momento de cambios acelerados y muchos retos sociales y medioambientales sin resolver.

Para ello están intentado recuperar el espíritu pionero que tuvieron en su etapa fundacional. Asimismo, practican las claves más adecuadas para innovar como son estar atento a las tendencias y saber asociar ideas, contrastar sus conocimientos en red, utilizar el design thinking para diseñar prototipos y probarlos, y aprender de los éxitos y fracasos.

En el marco del programa ESADE - PwC de Liderazgo social hemos profundizado en otros dos aspectos que son muy relevantes para potenciar la capacidad innovadora de las ONG y otras entidades no lucrativas. Por una parte, la relación entre la diversidad de los equipos y su capacidad de innovación social. Y, por otra, la construcción y gestión de alianzas con otro tipo de organizaciones que sean innovadoras y con competencias suplementarias para desarrollar proyectos compartidos.

Es evidente que las organizaciones más innovadoras son aquellas en las cuales sus líderes entienden e impulsan la creatividad. También está demostrado que hay una relación directa entre la diversidad del equipo, siempre y cuando esté cohesionado, y la capacidad colectiva para innovar. Nos referimos a dos tipos de diversidad; la inherente, que está relacionada con características con las que se nace como el género, o el grupo étnico y la adquirida que incluye aspectos que se desarrollan con la experiencia vital y profesional.

Tal como constatamos repetidamente en los ejercicios que hacemos en los programas de formación ESADE - La Caixa para ONG y otras entidades no lucrativas, los directivos de estas organizaciones prefieren reclutar personas parecidas a ellos mismos. Se valora más conformar equipos homogéneos e identificarse con las nuevas incorporaciones que el generar equipos con mayor diversidad inherente y adquirida.

Reclutar gente con la que sientas afinidad es una buena práctica para replicar el pasado pero si las organizaciones del tercer sector quieren abordar el futuro con más innovación deben incorporar gente diferente. Personas que siendo válidas para sus entidades traigan nuevas competencias y formas de trabajar. Eso sí, los directivos del sector tendrán que tener inteligencia emocional para gestionar bien la diversidad y las nuevas ideas que estas personas aportan.

El segundo aspecto que quiero comentar en este artículo tiene que ver con colaboración entre las entidades de tercer sector y las empresas para construir alianzas que generen innovación social.

En la publicación Colaboraciones ONG –empresas que transforman la sociedad, hemos analizado diversas tipologías de alianzas para las que se identifican una serie de factores clave de éxito comunes. De todos ellos subrayaríamos el reconocimiento de la ventaja competitiva generada a través de la coalición por parte de todos sus socios, el respeto mutuo entre los participantes y la generación de confianza en relación a su compromiso, la definición de roles claros y vías de comunicación fluidas ,el sentido de copropiedad de la alianza y la consecución de beneficios tanto para las finalidades de la ONG como de la empresa.

Un primer tipo de colaboraciones empresas-ONG con alto impacto social son aquellas alianzas que duran en el tiempo sabiéndose renovar de forma periódica para conseguir resultados crecientes. Un segundo prototipo de alianzas permiten mejorar la calidad de la intervención social mediante la conjunción de competencias complementarias.

La generación de innovación social mediante las colaboraciones ONG-empresa es otra forma de cooperación que tiene gran repercusión social. Es el caso de la alianza entre la Cruz Roja y Vodafone centrada en el desarrollo del uso tecnológico para la atención integral de las personas de edad avanzada, personas con dependencia y mujeres víctimas de la violencia de género. Una alianza que cristalizó en la constitución de la Fundación Tecnologías Sociales, (Tecsos) promovida por las dos entidades, y con una larga trayectoria en aportar soluciones que fomentan la autonomía personal de los colectivos citados.

El acuerdo de creación de la Fundación fue fácil. Las dificultades llegaron en el momento de la implementación. Después del fracaso del diseño de un dispositivo se fijó que el rumbo de la Fundación debía ser marcado por la necesidad de los usuarios y no por la tecnología existente. A partir de ese momento, todo dispositivo creado debería dar respuesta afirmativa a tres cuestiones: que existiera ya en el mercado una tecnología que funcionara y que sólo requiriera ser adaptada; que fuera una solución sostenible económicamente y que, a su vez, pudiera ser disfrutada por las personas de menos recursos económicos.

Tanto para Vodafone como para Cruz Roja lo más importante en este proyecto es el impacto social. El compromiso de la ONG y de la empresa fue el de financiar a partes iguales esta fundación para que pudiera desarrollar la innovación tecnológica y el prototipo de nuevos productos que aportaran soluciones, hacer una prueba social y tecnológica de cada uno de ellos y por último plantear cómo puede ser la sostenibilidad de cada proyecto. A partir de ese momento, Tecsos, mediante un enfoque de innovación “open source”, deja en manos de otros desarrolladores la implementación.

Todas estas estrategias están empezando a cuajar pero para dar un mayor salto adelante en la evolución de las ntidades del tercer sector hacia la innovación social es bueno recordar lo que en su momento comentó Steve Jobs: “la innovación no es cuestión de dinero, es cuestión de personas”. Y a eso, cabría añadir la relevancia que un enfoque colaborativo tiene para cualquier organización del siglo XXI. Cada día es más evidente que la innovación social es fundamentalmente colaborativa.

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