El agua, una inversión rentable a largo plazo
La escasez y las nuevas infraestructuras revalorizan este oro líquido.
La ONU estima que más de un tercio de la población vive sin saneamiento básico y que 748 millones no tienen acceso apropiado a agua potable. Tanto es así que la inadecuada infraestructura causa la muerte de millones de personas cada año por enfermedades. Aunque a pasos muy lentos, los recursos necesarios para potabilizar este jugo esencial para la vida van llegando. La ONU ha propuesto para 2030 el acceso universal, equitativo y asequible a agua potable segura y saneamiento.
Por otro lado, para 2050 el consumo entre agricultores y municipios se habrá multiplicado por tres y en industrias, por dos. Además, el aumento de población no cesa. Actualmente hay 7.200 millones de personas en el planeta y las previsiones sobre el crecimiento de la población mundial estiman que en 2025 llegaremos a los 8.100 millones y en 2050, a 9.600.
Además, con el cambio climático que ya está causando estragos, la oferta de agua se verá fuertemente reducida debido a la escasez de lluvias. Si se miran todos estos datos desde un punto de vista de inversión, es fácil pensar que introducirse en el mercado de esta commodity puede conllevar beneficios.
“Al contrario de lo que ocurre con el petróleo, la escasez y aumento de la demanda de agua se complementan, haciendo que sea un bien de creciente importancia en el futuro desarrollo de la humanidad. Si consideramos que la oferta es limitada y su demanda solo puede aumentar, la inversión en agua no solo es capaz de ofrecer rentabilidades atractivas, sino que está bien posicionada para serlo aún más en el futuro”, dice Paula Mercado, analista de VDOS.
“El agua muestra una tendencia alcista. De hecho, es la commodity con más futuro en cuanto a revalorización. La rentabilidad actualmente puede superar el 1.000%. Solo hay que fijarse en el precio que puede llegar a alcanzar una botella de agua pequeña en destinos turísticos de verano. Muchas veces se llega a pagar 6 euros por un producto que en realidad cuesta 10 céntimos”, afirma Álvaro García Capelo, analista de XTB.
El fondo Pictet Water registra una rentabilidad anual del 6% desde su creación en 2000
Y añade: “Se trata de un mercado todavía poco conocido, cuando la gente comience a conocerlo, subirá”. García Capelo considera que el precio de las acciones de las empresas relacionadas con esta materia prima se disparará en un futuro no muy lejano por varias razones. Una de ellas será la renovación de las infraestructuras que muchas ciudades antiguas, como Londres o Berlín, tendrán que llevar a cabo para poder seguir ofreciendo a su población la misma calidad de agua.
Según un estudio del banco suizo Julius Bär, gracias a las infraestructuras construidas entre 1990 y 2011, más de dos millones de personas han podido tener acceso a agua potable y una cantidad similar se ha favorecido de la mejora de la calidad del servicio.
Los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), especialmente China, han sido los grandes beneficiarios. Precisamente, el XIII Plan Quinquenal (2016-2020) del país asiático, aprobado la semana pasada, incluye un importante presupuesto destinado a obras para la conservación de agua y el 40% de esa cantidad se destinará a regiones rurales golpeadas por la pobreza.
Otra cifra llamativa del estudio es el número de presas con las que se contaba en 1950 en relación con las que se cuenta en la actualidad. En 66 años, de 5.000 se ha pasado a tener 50.000. Pero lejos de frenarse esta tendencia (el desarrollo de infraestructuras), sea por razones medioambientales, económicas, políticas o sociales, las previsiones apuntan a un crecimiento, del cual las empresas constructoras y tecnológicas serán las principales ganadoras.
Actualmente, existen dos índices relacionados con este bien esencial. El World Water, compuesto por las 20 principales compañías que obtienen la mayor parte de sus ingresos del suministro, infraestructuras o tratamiento y depuración del agua, y el S&P Global Water, que monitoriza a 50 empresas de las mismas características en todo el mundo.
La mejor forma de invertir en ellos, según el analista de XTB, es a través de fondos cotizados (ETF), productos diversificados que ofrecen liquidez y rendimientos seguros. El Lyxor ETF World Water, en los últimos tres años se ha revalorizado en un 58,29%.
“Las industrias del agua suman 580.000 millones de dólares en ventas globales –a manera de referencia, el tamaño del sector farmacéutico es 700.000 millones–, pero solo el 15% cotiza. Existen unas 300.000 compañías relacionadas, con tendencia a la consolidación, pero tan solo 850 tienen acciones en Bolsa. Las más puras [centradas en este negocio] son las pequeñas y medianas”, explica Philippe Rohner, cogestor del fondo Pictet Water.
“A lo largo de la cadena de valor del agua hay numerosos servicios proporcionados por industrias de suministro, tecnologías y medioambiente. Las oportunidades se dan en empresas de detección de fugas, calidad y tratamiento de aguas residuales. El componente puramente económico predomina en los usos industriales, donde el agua es necesaria para fabricar y lo relevante es cuánto cuesta”, afirma Rohner.
Pictet Water es uno de los fondos más veteranos del sector. Desde su lanzamiento en el 2000 acredita una revalorización anual del 6%. Actualmente gestiona 3.065 millones de euros y su mayor exposición geográfica es Estados Unidos (47%), aunque sus principales inversiones en cartera son dos empresas francesas: Veolia y Suez.
Como es conocido, esta commodity se encuentra íntimamente relacionada con la agricultura y, por ello, Panda Agriculture & Water Fund, primer fondo del sector de España y Europa, invierte en ambas materias. Desde su creación en el segundo trimestre de 2013, acumula una rentabilidad superior al 5%.
Otro fondo que también permite posicionarse en esta materia prima y en agricultura es Mirova Global Water & Agriculture. Creado a finales de 2014, la rentabilidad de este fondo no supera el 1%, pero como previene el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal, “hay que ser conscientes de que se trata de una inversión a medio-largo plazo, con horizontes entre los 10 y 15 años, y siempre debe ser un elemento diversificador en nuestras carteras, sin superar en ningún caso el 5%”.