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Editorial

Una buena vía de financiación para el turismo

La industria turística está descubriendo de forma creciente las posibilidades del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) como vía de financiación y las ventajas de las sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria (socimis) como vehículos para apostar por el sector. Al menos seis socimis hoteleras, que se unirán a las 15 socimis que ya cotizan en el MAB, se estrenarán próximamente. La gran pionera, por su tamaño superior a los 420 millones, ha sido Bay, creada por Hispania y Barceló, que mantiene sus planes para cotizar.

Las especiales características de las socimi, dotadas de incentivos fiscales, al evitar la doble imposición y estar obligadas a distribuir un dividendo anual, explican esta inminente avalancha de estrenos en el MAB y hace presagiar un crecimiento aún mayor en un futuro próximo. No en vano el ahorro tributario de este tipo de sociedad es suculento y puede consistir en un recorte de entre un 40% y un 60% de la factura con Hacienda.

Las socimis han actuado como un verdadero factor dinamizador dentro del mercado inmobiliario en general y todo apunta a que pueden ejercer un papel fundamental en un sector como el turístico, cuya fortaleza y pujanza es muy fuerte y que constituye uno de los grandes motores de la economía española para afrontar la recuperación económica. La ventaja de un vehículo de inversión como este, además de sus indudables facilidades fiscales, es que permite a las pequeñas empresas acceder a vías de financiación alternativa y las libera de la dependencia del sector bancario, que en los últimos años ha endurecido las exigencias para costear nuevos proyectos como consecuencia de su necesidad de recapitalización y de saneamiento.

El hecho de que al menos seis socimis estén preparadas ya para estrenarse en el mercado alternativo evidencia el fuerte dinamismo del mercado turístico en España, que no ha agotado su potencial de crecimiento y que tiene por delante retos importantes que afrontar, como el aumento de la competitividad, la diversificación de la oferta, la optimización de la relación entre calidad y precio, la competencia de los países emergentes, con especial atención a la recuperación de los destinos del norte de África, y la renovación de establecimientos y de ofertas para adaptarse a un cliente cada vez más exigente y que requiere servicios a la carta. Todas estas asignaturas pendientes convierten la industria turística española en un campo abierto a nuevas iniciativas y oportunidades y necesitado, por tanto, de abundante financiación. Ello convierte al MAB en una plataforma de lanzamiento óptima para que las empresas turísticas puedan financiarse y alimentar sus negocios y el crecimiento.

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