La era del ‘smart data’
Estos días nos vemos inundados de noticias relacionadas con la tecnología y las comunicaciones explicándonos los últimos avances de los agentes del sector TIC en dispositivos, redes y aplicaciones. Queremos aprovechar estas líneas para señalar algunas de las predicciones en el sector de las telecomunicaciones de Deloitte a nivel internacional y poner el acento en una que resume casi todas: el dato es el rey.
Empecemos fijándonos en lo que ha venido siendo tradicionalmente el negocio de las telcos: la voz. La voz hoy sigue representando una parte muy importante de sus ingresos, pero observamos que se está transformando en datos. Nuestras predicciones apuntan a que en 2016 solo el 26% de los usuarios continuará realizando llamadas de voz tradicionales. No es que el resto de usuarios deje de comunicarse, sino que sustituyen las llamadas de voz tradicionales por una combinación de mensajería (que incluye el SMS), y servicios de voz y de vídeo.
En los últimos años se han producido dos tendencias aparentemente opuestas: los volúmenes de minutos de voz se incrementaron debido a los precios cada vez más competitivos ofrecidos por las compañías, pero los usuarios de smartphones son cada vez más intensivos en el consumo de datos: el 31% de las personas entre 18 y 25 años han indicado en la encuesta anual de consumo móvil realizada por Deloitte no haber hecho llamadas de voz en una semana, comparado con un 22% por parte de personas adultas, y esta brecha de patrones de comportamiento se prevé que siga aumentando.
Al final, esta tendencia evidencia que los agresivos planes de precios de voz de las operadoras no son igual de interesantes para todos los usuarios y que los crecimientos vendrán del consumo de datos (impulsado además por los nuevos servicios como la VoIP, videollamadas, TV 4K, etc.) que producirá un aumento de los ARPU y probablemente una reasignación de los usos de espectro para dedicarlo más a tráfico de datos en lugar de voz.
Estas tendencias de consumo masivo de datos derivarán en las redes en nuevos accesos de velocidades de gigabits por segundo (Gbps). Nuestras predicciones indican que en 2016 habrá a nivel mundial 10 millones de conexiones de 1 Gbps, de las que el 70% serán de uso residencial, y en 2020 podrían multiplicarse por 10, hasta los 100 millones (hasta el 10% del total de las conexiones de banda ancha), de las que el 90% serán residenciales. Las tecnologías que harán esto posible serán fundamentalmente la fibra y el 5G, y esto hará que las aplicaciones sean más consumidoras de ancho de banda y probablemente pronto tendremos nuevas ofertas en Gbps, según proliferen las aplicaciones y usos engullidores de datos. Esperamos que las velocidades de conexión a internet continúen aumentando a largo plazo: ya se han anunciado velocidades de 10 Gbit/s, y se contemplan velocidades de 50 Gbit/s para el futuro.
Y en el mundo empresarial del internet de las cosas (IoT), la conectividad de los sensores emerge como elemento clave en el desarrollo y éxito de las soluciones IoT, requiriéndose un acceso a una red segura y fiable. La conectividad se espera que represente más del 10% de la inversión asociada al IoT en los próximos años. Las redes de baja frecuencia, el 5G, la inclusión de la eSIM en los dispositivos, la mejora de las baterías y el desarrollo de nuevas plataformas verticales IoT, más allá de los actuales sistemas operativos transversales, serán algunos de los otros cambios que veremos en 2016 en el mundo de los negocios y que producirán otro salto sustancial en el consumo de datos. Algunos ejemplos de nuevos usos verticales de datos en el ámbito del IoT son: el monitoreo de las condiciones meteorológicas y de la composición del suelo y el ganado, en el sector agrícola; aplicaciones de bajo ancho de banda para medir el estado del motor, de rastreo del vehículo, de asistencia en carretera y umbrales de velocidad o medición de anomalías, en el sector de transportes; los contadores, monitoreo de tuberías de agua, detección de fugas y monitoreo de anomalías y uso, en el sector de las utilities y energía, entre otros múltiples usos de datos.
Esos millones de datos requerirán ser desmenuzados, reordenados, comparados, correlacionados, analizados de nuevo, interpretados y devueltos a los que los han generado en forma de propuestas personales, sociales y comerciales, que nos mantengan enganchados y nos sorprendan todos los días con nuevas posibilidades y usos, de modo que su valor económico supere al precio que se pida.
Hablamos no solo de tamaños y heterogeneidades desconocidas hasta hoy (big data), sino de una nueva era de los datos inteligentes o smart data. Y ello requerirá de redes inteligentes que las operadoras de telecomunicaciones están llamadas a proporcionarnos.
Jorge Izquierdo / Fernando Huertas son Socios de telecomunicaciones de Deloitte