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El Foco
Tribuna
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Psicología, crisis económica y espíritu animal

Estudios realizados sobre cómo influye la psicología humana en la economía se ven reflejados en el libro Animal Spirits escrito por George A. Akerlof, premio Nobel de Economía en 2001, junto con el escritor Robert J. Shiller, autor de El estallido de la burbuja y Exuberancia irracional.

En el uso original del término spiritus animalis, en latín medieval, la palabra animal significaba de la mente o que anima y se refería a la energía mental y a la fuerza vital. Pero en la economía moderna los espíritus animales han adquirido un significado diferente. Representa nuestra relación con la ambigüedad o la falta de certeza, nos paralizan y en otras ocasiones nos revitalizan haciendo que superemos miedos e inseguridades. Los espíritus animales son los patrones de pensamiento que influyen en las ideas y sentimientos de las personas, y entender su funcionamiento nos ayuda a comprender el funcionamiento del ser humano, el funcionamiento de la economía y cómo debemos gestionarlos. De esta manera, podríamos comprender con mayor certeza cómo influye la psicología en las crisis económicas.

Hemos visto economistas que consideran que las variaciones de los pensamientos, las percepciones y las pasiones individuales carecen de importancia o relación en los acontecimientos económicos, y que estos están dirigidos por factores técnicos o decisiones de los organismos oficiales.

Cuando un Gobierno y los medios de comunicación transmiten que todo está bien, que se puede vivir dentro de una seguridad, los ciudadanos no son conscientes de los riesgos que poco a poco van asumiendo y hasta que no se encuentran con los acontecimientos reales, como la pérdida de trabajo, la ejecución de sus hipotecas y las pérdida de su posible ahorro, no ven la realidad de los riegos adquiridos. Cuando el tejido social cambia y su nivel de confianza disminuye, la predisposición a emprender, a invertir y a consumir merma de tal manera que afecta a la evolución de la economía global. En esta situación, los espíritus animales se manifiestan con la pérdida de confianza, y los pensamientos generales son de falta de creencia en que la situación pueda mejorar.

Los espíritus animales que también afectan a otras decisiones económicas, además de la confianza, son: la equidad, en cuanto a la determinación de salarios y precios, la corrupción y las conductas antisociales en cuanto a la tentación humana de caer en comportamientos corruptos y la ilusión monetaria, cuando el público tiene dificultades para comprender los efectos de la inflación y la deflación en la economía.

Como podemos ver, el comportamiento humano (sus espíritus animales) nos ayuda a comprender cuestiones ligadas a la economía, como por qué hay personas a las que les cuesta encontrar trabajo, por qué las economías caen en depresión o por qué los mercados financieros son tan volátiles.

En su obra, el economista Keynes hablaba de la confianza como único espíritu animal. Etimológicamente, confianza procede del latín fijo, que significa confío. Según la Real Academia Española, las definiciones son: 1. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo. 2. Seguridad que alguien tiene en sí mismo. 3. Presunción y vana opinión de sí mismo. 4. Aliento, vigor para obrar. 5. Fe absoluta.

Bajo el punto de vista de los economistas, la confianza es racional, apoyándose en la definición de seguridad, ya que creen que la gente utiliza la información disponible para efectuar pronósticos racionales y posteriormente tomar decisiones racionales basadas en estos.

Si miramos hacia el pasado, vemos que durante las buenas épocas, la gente tiene confianza y toma sus decisiones con mayor espontaneidad. En estas situaciones se hacen presentes los espíritus animales, dado que las personas saben por instinto que las cosas saldrán bien y exitosas y por tanto suprimen todos los miedos o pensamientos negativos al respecto.

Este comportamiento irracionalmente positivo implica que el grado de confianza es alto y por tanto afectará directamente a la economía, ya que las personas incrementan su nivel de gastos. Sin embargo, cuando la confianza se pierde, se paran radicalmente las inversiones y reducen sus gastos. Bajo mi punto de vista, estos comportamientos tan irracionales explican, en parte, los ciclos económicos de la economía.

De hecho, desde la fundación de la república norteamericana, los altibajos financieros se han atribuido a pérdida de confianza. Podemos recordar las palabras de Franklin Roosevelt para referirse a la Gran Depresión cuando declaró: “Lo único que debemos temer es al mismo miedo”. O las palabras de Keynes: “Cuando la gente decide invertir, lo hace impulsada fundamentalmente por la confianza”. Y dentro del mundo empresarial, encontramos las declaraciones del presidente de General Electric, Jack Welch: “La mayoría de las decisiones que tomamos y sobre todo algunas de las más importantes de nuestra vida las tomamos porque nos parecen bien”.

Sin embargo, en el ámbito de la macroeconomía, la confianza va y viene y los efectos multiplicadores de los que Keynes hablaba en 1936 intentando buscar una explicación a lo ocurrido en la Gran Depresión permiten detectar una causa coherente a las crisis económicas, ya que la teoría del multiplicador explicaba que una ligera disminución del gasto podía tener unos efectos muy magnificados. En España podemos ilustrarlo con un refrán muy típico: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Esta sensación de falta de confianza o sentimiento de que las cosas pueden empeorar provocan una reducción del consumo y cuando esto sucede durante un periodo largo en el tiempo, se traduce en un continuo descenso en los resultados de las empresas y por tanto en una crisis económica que termina en una depresión.

Como vemos, el término restaurar la confianza es el impulsor en el que se apoyan los agentes económicos, Gobiernos y medios de comunicación para tratar de cambiar el patrón de sentimiento de las sociedades y superar así las crisis económicas. De hecho, cuando la economía cae en recesión, los periódicos y los Gobiernos nos dicen que es necesario “restaurar la confianza”.

Todas las crisis se caracterizan por la pérdida de la confianza, y hablando de crisis, me gustaría terminar con las palabras de Albert Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos”.

Ana Fernández Sánchez de la Morena es Socia fundadora AFS Finance Advisors EAF Consejo General de Economistas.

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