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El supervisor europeo está preocupado por el riesgo crédito y la baja rentabilidad

Las cinco áreas prioritarias de vigilancia del BCE para los bancos

STR002. ESTRASBURGO (FRANCIA), 01/02/2016.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, participa en el debate del informe anual de la entidad de 2014, en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, Francia, el 1 de febrero del 2016. EFE/Patrick Seeger
STR002. ESTRASBURGO (FRANCIA), 01/02/2016.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, participa en el debate del informe anual de la entidad de 2014, en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, Francia, el 1 de febrero del 2016. EFE/Patrick SeegerPATRICK SEEGER (EFE)

El Banco Central Europeo (BCE) ha identificado cinco áreas prioritarias de actuación para este año: el modelo de negocio y riesgo de rentabilidad, el riesgo de crédito, la adecuación de capital, la gobernanza de los riesgos y la liquidez. Todas buscan mejorar la baja rentabilidad del sector, su gobernanza y su apetito al riesgo, sobre todo en un periodo prolongado de bajos tipos de interés. Para algunos bancos adoptará medidas individuales que determinarán su negocio este año y 2017. 

Con excepción de BBVA, que lo hará hoy, los principales bancos españoles han presentado ya sus resultados correspondientes a 2015, un año que inicialmente parecía más sencillo de lo que finalmente fue. La mayoría de estas entidades financieras han tenido que realizar provisiones extras al final del ejercicio, incluso algún banco ha puesto a precio de mercado todas sus participaciones siguiendo la normativa vigente y como consecuencia de las turbulencias de los mercados del pasado ejercicio, que ha derivado en desplomes en la cotización de ciertas participadas, además de los propios bancos.

El año que ha comenzado seguirá siendo complicado. Las entidades deberán continuar operando bajo la presión de unos bajos tipos de interés, lo que oprimirá aún más los estrechos márgenes de interés, según han reconocido varios banqueros del país. Precisamente, este es uno de los principales peligros que encuentra el BCE para el presente ejercicio. La institución que preside Mario Draghi ha comunicado a la banca europea en las últimas semanas las áreas de trabajo y prioridades del Mecanismo Único de Supervisión bancaria (MUS) para este año y previsiblemente para 2017. Su objetivo es que el sector conozca de antemano sus intenciones y de mostrar la máxima transparencia, algo de lo que varios bancos se habían quejado.

Entre los motivos de preocupación del BCE para este año se encuentran el aún elevado nivel de deterioro de los activos unido al prolongado periodo de bajos tipos de interés. La institución de supervisión europea considera el riesgo de crédito una de las prioridades de vigilancia, ya que, pese a que la morosidad ha comenzado a bajar, mantiene niveles elevados en un número considerable de entidades. Además, sigue detectando un deterioro de la calidad crediticia.

Lo mismo sucede con las condiciones de concesión de los préstamos. El objetivo del BCE es identificar las entidades con baja rentabilidad estructural. Examinará así si la rentabilidad de estos bancos se logra mediante una relajación de las condiciones de concesión de créditos, por una mayor dependencia de la financiación a corto plazo o por un incremento de las exposiciones desproporcionadas al apetito del riesgo declarado.

Para las firmas con mayores niveles de morosidad el BCE tiene previsto su evaluación, tras la cual propondrá actuaciones determinadas. También analizará el impacto y la forma en que se prepara la banca para implementar la directiva IFRS 9 sobre provisiones. Aunque esta norma no entra en vigor hasta 2018, lo cierto es que ya se ha comenzado a tener en cuenta en varios países europeos. El Banco de España tiene en estos momentos en consulta pública una circular que adapta la 4/2004 a la nueva norma internacional IFRS 9, que supondrá modificaciones en el calendario de provisiones, y la transformación de la clasificación de provisión subestándar.

La circular del supervisor español es una norma transitoria para que la banca vaya adaptándose a las novedades que impondrá la IFRS 9, y que supone pasar del concepto de pérdida realizada por el de pérdida esperada.

El BCE ha comenzado también a realizar una revisión temática de los factores determinantes de la rentabilidad de las entidades y de sus modelos de negocio y a investigar los enfoques de sus riesgos de tipos de interés. La institución de supervisión europea pretende que se refuerce la labor del grupo de trabajo sobre morosidad en los bancos con elevado ratio de impagados, realizar un escrutinio supervisor más estricto de la concentración de exposiciones en áreas como el inmobiliario y llevar a cabo una revisión temática de la IFRS. El BCE ha detectado, además, que hay entidades que no cumplen con el riesgo de liquidez.

En algunos casos el BCE tomará medidas ajustándose al perfil individual de riesgo de ciertas entidades, que pueden superar este ejercicio y seguir en 2017.

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