El MAB y el MARF, alternativa al banco para las pymes
Los mercados alternativos, tanto de deuda como bursátil, se presentan ahora como nuevas vías de financiación abiertas no solo a las grandes compañías, sino también a las medianas
La financiación en las empresas está cambiando. Si antes, a excepción de las grandes cotizadas, los bancos eran la llave que permitía acceder a la liquidez, compañías medianas encuentran ahora otras opciones materializadas en los mercados alternativos, tanto bursátil (MAB), como de renta fija (MARF).
“No sabría decir qué fórmula es mejor, si financiarse a través del MAB o del MARF. En mi opinión, son complementarias. La estrategia ideal es utilizar ambas para conseguir un balance muy saneado entre deuda y capital” explica Carlos López Jall, responsable de corporate finance para Beka Finance.
La posibilidad de cotizar el el MAB se convierte en real para compañías con un mínimo de 10 millones en ventas y ebitdas de entre uno y dos millones. “Con estas cifras es razonable que una empresa se plantee salir a Bolsa. El mercado contínuo queda lejos, pero el MAB le ofrece unas posibilidades de financiación de alrededor cuatro millones”, señala López. En cualquier caso, según el experto, es más importante tener buenas perspectivas de crecimiento. “Creemos que el MAB es un mercado para empresas en expansión, firmas que, aunque sea a largo plazo, busquen saltar al contínuo”, explica.
El Marf, por el contrario, está pensado para empresas algo más grandes, pues exige que las compañías dispongan de un rating de al menos DD y la financiación mínima asciende a unos 25 millones de euros. “Esto se irá abriendo a más empresas conforme se desarrolle el mercado”, cuenta Javier Santacruz, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles.
Asimismo, Santacruz sostiene que los bancos no podrán soportar durante mucho tiempo las agresivas ofertas de financiación que ofrecen a las empresas en una época de tipos de interés al mínimo que, según las últimas actuaciones del BCE, parece que se mantendrá durante un largo periodo. Según el análisis realizado por el experto, la distribución de la financiación invertirá su tendencia y se asemejará a la americana, es decir, un 70% de la misma procederá de la emisión de bonos corporativos y solo un 30% de los préstamos bancarios. “Las entidades van a pasar un periodo de adaptación y menores ingresos, pero poco a poco irán reconvirtiendo su negocio a la colocación de bonos”, vaticina Santacruz.
Tanto el Marf como el MAB son mercados jóvenes que todavía necesitan desarrollarse. En el caso del MAB, las facilidades que los auditores concedían a estas empresas más pequeñas se tradujeron en escándalos como el de Gowex. Ahora, según López, el MAB avanza hacia un mayor control que siga permitiendo que compañías medianas asuman los costes. “Las empresas tienen que hacer un ejercicio de transparencia y darse a conocer a los inversores. Esto, junto con el control más estricto que se está llevando a cabo, dota de mayor credibilidad al mercado y lo hace más atractivo para que tanto firmas como inversores apuesten por él”, comenta.