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Entrevista con Julien Marcilly, economista jefe de Coface

“El gran reto de España es reducir la deuda privada”

A punto de cumplir 33 años, Julien Marcilly ha desarrollado una carrera profesional meteórica, que le ha llevado a pasar por el Banco Central de Francia, distintas sociedades financieras (BNP Paribas, Chalhoub Group, Amundi y Artio Global) hasta que llegó a Coface en 2012. Desde hace once meses es economista jefe y ha realizado la ponencia principal en la conferencia anual celebrada la pasada semana en París. En su discurso mezcla optimismo por el beneficio que el petróleo barato genera a una gran parte de los países europeos en términos de consumo y preocupación por una deuda privada que no se ha reducido y que puede lastrar la inversión empresarial.

Pregunta. En su último informe prevén un crecimiento renovado para los grandes países de la Unión Europea, en gran medida por el bajo precio del barril de Brent. ¿Será suficiente para corregir los desequilibrios generados durante la crisis, especialmente en países periféricos como Irlanda, Grecia, Portugal, España o Italia?

“La mayor preocupación es la situación política. Si se me pide una apuesta, creo que habrá otras elecciones en España”

Respuesta. Las buenas noticias para la zona euro vienen del petróleo. Y eso es muy importante para países como España, ya que más de la mitad de sus exportaciones se dirigen a esa región. Sin embargo, los países con más desequilibrios afrontan dos desafíos importantes. El gran reto es reducir la deuda privada, demasiado elevada y que apenas ha bajado. Es el mismo problema en España, Irlanda o Portugal. La actividad y el empleo crecen con fuerza y eso hace que mucha gente olvide el problema de la deuda privada. Cuando miramos las cuentas de las empresas, esta partida tiene un peso fundamental. Y el segundo reto importante es la situación política. Parece ahora más clara en algunos países, pero cuando no hay mayorías para conformar gobiernos, muchas veces no se sabe lo que va a pasar en un año o en dos años. Y tampoco se conoce cómo va a afectar a la economía.

P. Esas naciones también están afectadas por unos niveles de deuda pública demasiado elevados, ¿es también prioritaria su reducción?

R. La deuda pública ya no es un problema, ya que en la medida en que el crecimiento económico prosiga, algo que parece claro este año, este indicador se estabilizará.

P. España se encuentra inmersa en una situación compleja tras las últimas elecciones ante la dificultad para conformar gobierno. ¿Cómo valora ese escenario?

R. La mayor preocupación en el caso de España procede de la compleja situación política. Incluso cuando miras a los diferentes escenarios que pueden surgir de las negociaciones, no eres capaz de saber cuál es el más adecuado. Si se me pide una apuesta, creo que habrá nuevas elecciones. En cualquier caso, los negocios se están viendo afectados, ya que muchas empresas han paralizado inversiones a la espera de lo que pase.

“Lo que estimula a las economías endeudadas no es el gasto público, sino el crecimiento del consumo privado”

P. ¿Considera posible una alianza entre Podemos y PSOE?

R. Es posible una coalición entre esas dos formaciones, pero lo veo muy difícil.

P. ¿Han valorado el impacto que puede tener una posible independencia de Cataluña?

R. No soy experto en Cataluña y no me atrevería a dar un pronóstico. Solo creo que si se produjera habría una gran inestabilidad.

P. El nuevo gobierno en Portugal o el que surja de España abogan por flexibilizar la reducción del déficit y de la deuda y elevar el gasto público. ¿Es ese otro riesgo en el corto plazo?

R. Ahora mismo hay más liquidez en el mercado, gracias a las medidas implementadas por el Banco Central Europea, las cifras del PIB están pasando de la recesión al crecimiento y estamos viendo una recuperación paulatina del gasto público. En el corto plazo que crezca es positivo para estimular el crecimiento y el empleo. Pero lo que de verdad estimula economías como la española o la portuguesa es el crecimiento del consumo privado y la inversión privada. Y a ello va a contribuir, sin duda, la bajada del precio del petróleo y el impacto que ha tenido en la inflación. Nuestras estimaciones apuntan a que la cotización seguirá cayendo este año y que los precios de consumo también seguirán a la baja.

Un impacto diferenciado por la caída del crudo

La cara b del desplome de petróleo es el impacto que ha tenido en los países productores de crudo. Marcilly, sin embargo, distingue entre naciones en función de las reservas y del precio de equilibrio que tengan (el mínimo a partir del cual les resulta rentable la extracción). “No es lo mismo la situación de México que la de Nigeria o Brasil. La primera ola del desplome afectó a un gran número de países latinoamericanos, con caídas severas del PIB. México es uno de los menos afectados, ya que pese al fuerte ajuste que tuvo que hacer, tiene una economía muy diversificada. Donde sí ha tenido un fuerte impacto la depreciación ha sido en Ecuador, Angola, Nigeria o Argelia, que viven exclusivamente del crudo”.

 

Confiesa que no preveían un ajuste tan fuerte y que sus estimaciones auguraban un barril a 50 euros. En ningún caso el nivel de los 30 dólares con los que ha iniciado este año. “Cuando el precio bajo a 50 dólares, no vimos un impacto fuerte en muchos países con reservas que podían manejarse en este escenario de precios bajos. Pero los últimos meses, con el desplome del precio, muchos están sufriendo más de lo estimado y tienen que elegir entre recortar el estado del bienestar o ajustar la inversión. Nigeria y Arabia Saudí han optado por lo segundo y eso no ayuda al crecimiento potencial futuro”.

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