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El Foco
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Salida de la crisis: aportaciones de esperanza

A las personas parece que les falta ilusión por un futuro mejor. La economía ha mostrado en los últimos años poco crecimiento en general, incluso algo de estancamiento en algunos países (en el caso de España hay además una tasa de paro muy alta y un reducido nivel de las finanzas públicas). En conjunto, los elementos negativos dominan en el mundo desarrollado y hay una sensación de que la situación no va cambiar mucho. En este texto se va a tratar de exponer cómo funcionan la economías y con este conocimiento poder analizar cuales son las causas de ese nivel de escaso de crecimiento lo que permitiría conocer mejor las políticas económicas que resuelvan la presente situación.

Como primer paso conviene señalar que en la presente situación hay dos crisis diferentes: no hay una sola crisis. Ha habido una crisis financiera (que está corrigiéndose y en ciertos países casi finalizada) y pero también hay una segunda crisis relacionada con la falta de crecimiento de las economías y de los salarios. La crisis financiera está más estudiada. Por ello en este texto analizará la falta de crecimiento de la economía y de los salarios. Esto exige previamente algunos comentarios sobre como han evolucionado la economía y los salarios.

Los salarios nominales y los salarios reales han crecido en las economías de mercado que han tenido cambio técnico. Hay razones teóricas para el crecimiento de los salarios. Innovaciones y uso de capital físico tienden a modificar el nivel de producción. Estas innovaciones tienden a incrementar ese nivel mediante lo que se ha denominado rendimientos a escala crecientes. Este incremento de los niveles de producción se produce en mayor medida en las industrias dedicadas a bienes de consumo que se permiten producir en mayores cantidades. Para vender estos bienes producidos es necesario ingresos mayores. La mayor parte de la renta destinada a la adquisición de los bienes de¡ consumo son los ingresos de los empleados. Por tanto una producción creciente de bienes de consumo necesita que en la economía haya una retribución creciente de los empleados (una ampliación de la extensión del mercado).

La Producción (Y), en términos de rentas, es la suma de la retribución del trabajo - Lw - (Trabajo (L) por Salarios (w)) y también de la retribución del capital o retribución no de trabajo - K i - ( Capital (K) por Interés (i)), es decir recursos por sus respectivos precios. La fórmula más simple de esta Relación Económica de Producción (REP) es: Y= L w + K i. (Todos los miembros valor/tiempo)

De acuerdo a lo que se ha señalado en las economías el crecimiento de la producción y el crecimiento de la retribución del trabajo avanzan paralelamente. La Producción (Y) y la retribución del trabajo van juntos en la experiencia. Es posible ver en las rentas nacionales de EE UU que el PIB, o la renta nacional, evolucionan paralelamente a la retribución de los empleados. Y, así mismo, sucede también en España. Las razones para esta correspondencia entre la producción y la retribución del trabajo tiene un marcado carácter social, no es un tema estrictamente económico. Su análisis recuerda un poco a cómo los institucionalistas de primera mano estudiaban el mercado de trabajo. Son relaciones especialmente sociales que se han ido desarrollando a lo largo de las décadas o siglos anteriores, como resultado de la experiencia mutua. Y también crece de forma paralela la retribución del capital al crecimiento de la producción.

La retribución de los empleados se dirige al aumento del empleo y/o a variación de los salarios. Cuando el desempleo es más reducido el crecimiento de los salarios es mayor. Cuando el desempleo es más alto la ocupación tiende a aumentar y los salarios crecen menos. Esta es la relación de Phillips: permite mantener el equilibrios entre el crecimiento de la producción y el crecimiento de la retribución del trabajo. La tasa de desempleo juega un papel de árbitro para asignar el incremento de la retribución del trabajo entre crecimiento de empleo o de salarios.

Empleo y salarios pueden crecer, pero si el empleo crece más lentamente porque la población se estabiliza, los salarios tenderán a crecer en mayor medida. La experiencia histórica muestra que los salarios han crecido. Hubo crecimiento de salarios en Reino Unido y en los Estados Unidos en el siglo XIX y en otros países europeos a partir de la mitad de ese siglo. A partir de 1945 el crecimiento de los salarios ha sido más general. En las últimas décadas China y otros países asiáticos también han tenido salarios crecientes.

De la Relación Económica de Producción (REP) se pueden establecer relaciones entre las tasas de aumento de la producción y las tasas de aumento de variables que la determinan. La tasa de aumento de la producción en EE UU ha sido de un 6,59% entre 1951 y 2013 en términos nominales. La contribución de la tasa de aumento de los salarios ha sido de un 3,60%, la contribución de la tasa de aumento del capital ha sido de un 2,02%, de la tasa de aumento del número de horas de un 0,89% y de la tasa de aumento del tipo de interés un 0,09%. En términos reales, la tasa de aumento de producción, un 3,42%, la tasa de aumento de salarios reales, un 1,38% y de capital un 1,06%. Los salarios crecientes tienen una influencia muy importante en el crecimiento de la economía. Los aumentos de capital y de los niveles de empleo han influenciado notablemente el crecimiento de la economía, pero el crecimiento de los salarios ha sido el factor más importante. La fuente principal de demanda en las economías ahora desarrolladas ha sido con diferencia, respecto a la inversión o el gasto público, el crecimiento de los salarios. El gasto público, en épocas de crisis, pero normalmente lo importante ha sido la demanda procedente de los ingresos de los trabajadores. Y con demanda creciente hay siempre inversión.

Además, el crecimiento de los ingresos de los trabajadores ha llevado a una situación en la que la mayor parte de la población tenía la capacidad de alcanzar un nivel creciente de renta y de bienestar. No a una situación de total igualdad, pero sí de progreso de los trabajadores. Estas economías han mostrado una capacidad de estabilidad y supervivencia a lo largo de décadas.

En los últimos años el crecimiento de los salarios en los países desarrollados ha disminuido bastante y por tanto también ha disminuido el crecimiento de las economías. Esto se debe al crecimiento de las economías en desarrollo. Estas economías partían de niveles de salarios muy bajos acompañados frecuentemente por tipos de cambio muy favorables. Estos países han aumentado mucho su participación en el comercio internacional, han afectado el nivel de actividad y de empleo de los países desarrollados y han modificado las balanzas de pagos. Pero también han afectado la forma interna de evolución en el crecimiento de los países desarrollados. Los países desarrollados habían alcanzado altos niveles de salarios. La competencia externa en los costes del trabajo ha reducido su posibilidad de continuar con el proceso de crecimiento de los salarios y, en consecuencia, con el crecimiento de la economía.

En 1955, por ejemplo, General Motors negociaba sus salarios de acuerdo a su aumento de productividad y la situación del mercado, fundamentalmente de su mercado interior. Pero hoy en día tiene que tener en cuenta la competencia que tiene de empresas de países asiáticos que producen buenos coches con empleados que ganan unos salarios mucho más bajos, países que frecuentemente pueden tener monedas infravaloradas.

General Motors, y otras empresas, no pueden aumentar sus salarios sin tener en cuenta esta nueva competencia y, en consecuencia, tienden a reducir el ritmo de aumento de salarios. El menor incremento de los salarios apareció, con mayor evidencia, en los países desarrollados después de la crisis financiera. Anteriormente, no se había notado tanto como consecuencia del enorme aumento en los niveles de crédito, pero el menor crecimiento es anterior. Con menor incremento en los salarios se reduce el crecimiento de la economía. Esta disminución del crecimiento de la economía no es consecuencia de la crisis financiera, sino que se ha producido como resultado de la competencia internacional en la reducción del aumento de salarios.

Cuando las rentas del trabajo dejan de crecer en las economías desarrolladas afectan especialmente a los trabajadores con salarios más bajos, sobre todo en la elaboración de productos que se pueden comerciar. Pueden disponer de productos elaborados a bajo coste en los países en desarrollo, pero aún así sus rentas se mantienen o crecen poco. En cambio, en países en desarrollo todas las rentas y también las rentas del trabajo han aumentado notablemente. Este aumento ha desarrollado estos mercados y los productos de alta tecnología han podido vender en mercados de más de 1.000 millones de personas en lugar de en mercados de solo 200 millones. Los ingresos de estas empresas y de los ingenieros que los diseñan han aumentado bastante. Hay por tanto aumento de rentas en los países en desarrollo, pero también producen situaciones que llevan a un mayor grado de desigualdad en las economías desarrolladas. Las países desarrollados necesitan que los salarios crezcan. Por razones de mejorar la igualdad y por razones de necesidad económica.

Sin crecimiento de los salarios, las economías no crecerán. No habrá suficiente demanda y, en consecuencia, no habrá inversión y no podrá evitarse una cierta tendencia hacia un estancamiento. Es necesario evitar que los niveles de cambio de la monedas impidan la adaptación necesaria en el crecimientos de salarios.

Si los países desarrollados no crecen, los países en desarrollo no podrán vender en ellos su producción y, por tanto, tendrán que disminuir su tasa de crecimiento e incluso a llegar a un cierto estancamiento. Crecer los salarios en los países desarrollados va en interés de todos. Hay que ser optimista, porque habrá una buena salida. Esta es una tarea muy interesante para el futuro, para el desarrollo y, sobre todo, para lograr que el nivel de vida de todas las personas prospere.

Mariano Alierta es Economista e Ingeniero Industrial. Fulbright Schoolar. Diputado Constituyente. Ex Senador.

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