Impulsar una industria adelgazada
La industria española ha vivido durante la crisis un adelgazamiento acelerado que le llevó a perder 17.000 empresas en los cuatro primeros años de recesión y una caída de producción del 25% entre 2008 y 2015. Entidades empresariales y sindicales critican que se haya apostado por otros sectores económicos, principalmente los servicios asociados al turismo.
Carlos Reinoso, director general de Aspapel, la patronal de la industria del papel, señala que esta es una legislatura que debería ser “determinante” para la industria española. Las organizaciones defienden que apoyarse en este sector puede ser la palanca que ayude a salir definitivamente de la crisis.
Andrés Barceló, director general de Unesid, la patronal de las siderúrgicas, defiende que es una actividad que “aporta mucho a la economía” y remarca la creación de empleo de calidad. “El 85% de los contratos son indefinidos”, señala. En esa línea, los sindicatos CC OO y UGT argumentan que es fundamental recuperar la industria para lograr una calidad de empleo mayor.
Sin embargo, pese a su destacable aportación a la economía, el Gobierno que se forme tras las elecciones de anoche tendrá por delante un reto con distintos obstáculos estructurales que lastran a la industria española.
El primero de ellos es un aumento continuado de los costes en los últimos años, principalmente causados por la energía. Reinoso explicaba que se ha perdido competitividad por esta partida a “pasos agigantados”. Por ello, consideraba que es importante que se equiparen los costes de la electricidad con los de los otros países del entorno.
Pero no es el único problema al que tendrá que hacer frente el nuevo Ejecutivo. Las organizaciones patronales y sindicales señalan otras relevantes como la necesidad de invertir en infraestructuras de transporte que ayuden a impulsar las exportaciones. Medidas como ampliar la capacidad de los camiones, o la mejora de los medios ferroviarios y portuarios son algunas de las que piden los profesionales del sector.
Las organizaciones también demandan un cambio en la política educativa, impulsando la relación entre la universidad y la empresa. Entra en este campo la reforma de la formación profesional, para adaptarlas a las nuevas necesidades de la industria. La digitalización y la apuesta por las nuevas tecnologías deberían ser, según estas organizaciones, las líneas hacia las que se mueva esta actividad para ganar en valor añadido y en competitividad.
Objetivo: 20% del PIB
La undécima legislatura de la democracia vendrá además marcada por el horizonte trazado por la Comisión Europea para la industria. El Ejecutivo comunitario pretende que todos los países de la UE alcancen el 20% de aportación de esta actividad al PIB nacional en 2020. Actualmente, España se encuentra en torno a un 13%. “Con la política industrial actual es imposible alcanzar ese nivel”, comenta Blanco. El representante sindical señala que en 2007, que fue el mejor año, se situaba por debajo del horizonte marcado por la Comisión Europea.
En virtud de esto, el nuevo Gobierno tendrá por delante la tarea de dibujar una estrategia industrial que toque todos los departamentos del Ejecutivo con una actitud trasversal. “Se precisa de una política de Estado de industria que afecte a todas las áreas del Gobierno”, comentaba Reinoso, de Aspapel.
Por su lado, Máximo Blanco, secretario de Estrategia industrial de CC OO, añade la necesidad de alcanzar un pacto de Estado que afecte a todos los partidos y no solo a aquel (o aquellos) que conformen el nuevo Gobierno. “Para crecer se necesita un decenio, no cambios en cada legislatura”, sentencia.