España: incertidumbre política, no crisis sistémica
El principal motor de crecimiento del PIB de España, la demanda interna, probablemente se mantenga en 2016 y compense la desaceleración de la demanda externa, en particular de América Latina y Asia, destinos del 10% de sus exportaciones.
Hay que tener en cuenta que la economía española, tras una prolongada recesión de 2008 a 2013, lleva creciendo más de dos años. De hecho el PIB real español se ha expandido 0,8% el tercer trimestre (3,4% anual), en línea con las expectativas, tras 1% y 0,9% los trimestres anteriores. Aunque la recuperación inicialmente fue mediocre cogió ritmo desde mediados de 2014. De hecho sus impresionantes tasas de crecimiento del PIB reflejan avances respecto a las causas de la crisis, así como impulso externo, incluyendo los bajos precios del petróleo, el apoyo de la política monetaria del BCE y la depreciación del euro.
Aunque la recuperación se vio impulsada por el comercio exterior, luego ha sido la demanda interna la que ha repuntado fuertemente. Así, el consumo privado ha crecido con el aumento de la renta real disponible y la mejora del mercado laboral. Desde comienzos de 2014 el aumento del gasto de los hogares ha superado al aumento del PIB –habiendo alcanzado su mayor ritmo de expansión desde 2007– y continúa a ritmo sostenido. Además la inversión ha llegado a aumentar trimestralmente a tasa anual del 6%. Efectivamente, los balances de sus empresas y sistema bancario han mejorado, favoreciendo la inversión en equipamiento, con diez trimestres seguidos en expansión. Adicionalmente la inversión en construcción, tras seis años de contracción, poco a poco se recupera y la inversión residencial, que representa 25% del total de la construcción y llegó a disminuir más de 55% desde los máximos de antes de la crisis de 2007, también aumenta poco a poco. De hecho el componente de inversión en el crecimiento del PIB aún sigue 31% por debajo del nivel anterior a la crisis, con muchas posibilidades de un rebote. Hogares y empresas estén todavía en desapalancamiento, pero la recuperación de la inversión se ve facilitada por las mejores condiciones financieras y de crédito, así como de los balances empresariales y del mercado de la vivienda.
A ello se añade que, con la flexibilización de las políticas de austeridad el gasto del Gobierno debe apoyar el crecimiento del PIB.
En cualquier caso la mejora del mercado laboral ha sido clave para el aumento del consumo privado. Tras años de destrucción de puestos de trabajo el desempleo viene disminuyendo gradualmente desde principios de 2014 hasta haberse reducido a la menor tasa en cuatro años, con mayor número de empleados, tanto en el sector público como privado. Sin embargo, persisten problemas estructurales. El crecimiento del empleo depende principalmente de contratos temporales, mientras la contratación indefinida sigue aún por debajo de los niveles previos a la crisis. Ello indica que, tras las reformas de 2012, hay más por hacer. Otros problemas estructurales siguen siendo la alta tasa de desempleo juvenil (del 47%) y el desempleo a largo plazo, con más del 52% de los desempleados en busca de trabajo desde hace más de un año.
Ahora, en un máximo cíclico, de los mayores entre países desarrollados, los indicadores de sentimiento (ESI, PMI) sugieren una ligera desaceleración.
También hay mayor incertidumbre política. El 9 de noviembre el Parlamento catalán ha votado iniciar el proceso de romper España, en una ruta de 18 meses. La resolución plantea crear leyes de seguridad social independiente, una administración tributaria catalana y otras instituciones, en no más de 30 días. También especifica que el Parlamento regional no estará obligado a acatar las decisiones de las instituciones del Estado español, incluyendo las del Tribunal Constitucional. Al respecto el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, cuenta con el apoyo de otros grandes partidos nacionales y trabaja para anular tal resolución, con recurso al Tribunal Constitucional. Desde un punto de vista económico una declaración unilateral de independencia es negativo para Cataluña y España en su conjunto. El mejor curso de la acción, donde se declara nula la resolución del parlamento catalán, es un enfoque moderado. En este sentido un compromiso entre el Parlamento catalán y el nuevo Gobierno central surgido de las elecciones generales del 20 Diciembre es el resultado más probable.
Al respecto las últimas encuestas indican que las elecciones generales resultarán en un Parlamento nacional fragmentado. Rajoy y el Partido Popular mantienen una pequeña ventaja, insuficiente para mantener su mayoría parlamentaria.
Consideramos que esta incertidumbre política puede crear una presión significativa en los activos españoles, si bien no una crisis sistémica. Es probable que la economía española vuelva a crecer más rápido que los países de su entorno en 2016, entre 2,6% y 2,8%, hasta el punto de que el buen comportamiento de la economía española, cuyo PIB representa 11% de la eurozona, facilita que preveamos un crecimiento para el conjunto de la región económica europea del 1,5% para 2015 y 1,7% para 2016.
Nadia Gharbi es economista para Europa de Pictet WM