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Columna
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Un Reino Unido más estable en la UE

La conclusión principal del discurso de Mark Carney la semana pasada sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea fue que es bueno para el dinamismo económico, pero que crea desafíos en lo referente a la estabilidad financiera. La primera idea del gobernador del Banco de Inglaterra es acertada; la segunda necesita algunas puntualizaciones.

Pertenecer al bloque ha hecho que Reino Unido esté más abierto al comercio y más estrechamente vinculado a otras economías de la UE. Como resultado, el país está más expuesto a las perturbaciones procedentes del otro lado del canal de la Mancha. Pero ser miembro de este grupo también puede diluir el efecto de los shocks internos, ya que reverberan en toda la UE y más allá en lugar de contenerse dentro de sus costas.

La exposición británica a los problemas de la UE es más evidente a raíz de la crisis del euro. Dado que el 40% de las exportaciones británicas son a la zona euro, la recesión allí supuso como un lastre para la economía británica. También hubo contagio financiero. Los bancos de Reino Unido sufrieron pérdidas debido a que financiaron a países del euro. Mientras tanto, los bancos de la zona euro redujeron sus préstamos a Reino Unido, lo que aumentó el impacto de la crisis crediticia.

Pertenecer a la UE da a las empresas financieras de Reino Unido un pasaporte para operar en otros 27 países, lo que es también una de las razones por las que su sector bancario ha crecido tan rápidamente en la última generación. Aunque ello ha creado riqueza, Reino Unido fue golpeado con especial dureza por la crisis financiera mundial debido a su dependencia.

Pertenecer a la Unión da a las empresas financieras británicas un pasaporte para operar en otros 27 países

Además, cuando Reino Unido sufre una caída de la demanda interna, sus empresas pueden encontrar fuentes alternativas de negocio al otro lado del canal –suavizando el impacto en los ingresos y el empleo en el país–. La UE puede proporcionar lo que Carney llama un “segundo motor”.

El mercado único no es perfecto y por tanto la capacidad de Reino Unido para difundir los golpes a otras partes de Europa no es tan eficaz como, por ejemplo, la de California para compartir su dolor con el resto de Estados Unidos. Pero la economía de la UE está cada vez más integrada por iniciativas como la unión mercados de capitales, de la energía y la ampliación del mercado único a internet. Así que, si Reino Unido se queda en la UE, encontrará un amortiguador cada vez más eficaz.

Un último factor que determina la estabilidad es una regulación financiera eficaz. Aunque ni Reino Unido ni la UE habían hecho un buen trabajo antes de la crisis crediticia, el régimen es ahora mejor. Reino Unido ha tenido una gran influencia en esas normas: tanto a través de su pertenencia a la UE como por su peso en los órganos normativos mundiales, en parte porque a menudo puede llevar al resto de la UE con él.

Carney señaló que algunos de los nuevos reglamentos de la UE no son apropiados. Reino Unido no siempre se sale con la suya. En particular, el límite a los bonus de los banqueros hace que sea más difícil recuperar la compensación cuando las cosas van mal –lo que significa que los banqueros puede tener menos incentivos para tener cuidado en primer lugar–.

El gobernador también argumentó que una unión más estrecha entre los países de la zona euro requerirá una mayor armonización de sus reglamentos financieros. Si es así, será importante asegurarse de que no se imponen reglas inapropiadas a Reino Unido. Evitar el riesgo es justamente una de las prioridades del gobierno en su intento de renegociar su relación con la UE.

Por otra parte, entre los beneficios está tener un conjunto único de normas contables de alta calidad. Esto significa que Reino Unido puede tener una confianza razonable en que los bancos de la UE que operan allí están bien regulados.

Si Reino Unido fuera a salir de la UE y quisiera que sus bancos operaran al otro lado del canal, tendría que seguir igualmente las normas financieras del bloque. Pero tendría menos influencia sobre ellas, aumentando el riesgo de que fueran de menor calidad y menos adecuadas a sus necesidades.

Carney reconoció muchos de estos puntos. Pero resta importancia a algunos de los aspectos positivos de ser parte del bloque. Dado que Reino Unido lucha por mejorar la regulación financiera y la capacidad de absorción de los problemas del mercado único, pertenecer a la UE será beneficioso para la estabilidad y el dinamismo.

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