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Frente a la rebaja monetaria del 3%, los efectos reales en la economía diaria han sido del 1%

China juega con el yuan y gana

Las multinacionales españolas presentes en el país contrarrestan la devaluación con la negociación en divisas.

Vista de Shanghái, cuya Bolsa registró fuertes caídas este verano y contagió a las demás.
Vista de Shanghái, cuya Bolsa registró fuertes caídas este verano y contagió a las demás. AP

Tras meses de estabilidad en la cotización del yuan frente al dólar, el pasado 11 de agosto el Banco Popular de China tomaba la decisión de depreciar su moneda a tipos de cambio mínimos que oscilaron, en apenas tres días, entre los 6,229 y 6,401 yuanes por dólar.

El temor a una posible fuga de capitales y a la desaceleración económica del gigante asiático hacía saltar las alarmas en las empresas que, a la espera de los acontecimientos, paralizaban sus inversiones. Sin embargo, 35 días después las aguas vuelven a su cauce y “no ha pasado nada”, afirma Rafael Cascales, presidente ejecutivo de Acocex (Asociación Española de Profesionales de Comercio Exterior) y director gerente de Casico International Business Intelligence, una consultora de comercio exterior, con 10 años de experiencia en el mercado chino.

Frente a la devaluación del 3% en términos monetarios, “los efectos reales en la economía diaria han sido del 1%”, explica Cascales, por lo que “el que la economía China esté peor es un argumento infundado y las empresas españolas apenas lo han notado”.

De la misma opinión se muestra Kamal Romero, profesor de macroeconomía de la Universidad Cardenal Cisneros, quien detalla que “la consecuencia es mínima porque la exposición no es tan grande”. Si tenemos en cuenta el volumen de intercambio comercial de España con China, según los datos del Ministerio de Economía, nuestras exportaciones apenas representan el 1,9% del total y las importaciones, un 8,6%.

Y eso a pesar de que en el último año se han incrementado un 29,4% y 16,6%, respectivamente. Además, hay que “tener en cuenta las múltiples restricciones que impone la Unión Europea a las importaciones desde China, lo que amortigua el impacto de los movimientos del yuan”, añade.

No habrá huida

Basilio García, director general de la marca de calzado Callaghan, niega que el nuevo cauce de la economía china vaya a desembocar en una huida de las empresas españolas, tal y como podía parecer tras la venta, en agosto pasado, de las participaciones que BBVA tenía en el Citic International Financial Holdings (CIFH) chino o las sucesivas desinversiones de Telefónica en China Unicom.

Aunque “se nota la situación de cambio, éste no es tan dramático como se está contando”, asegura García. Incluso, a pesar de la “ralentización momentánea del consumo, se compensará con el crecimiento de la clase media”. Tampoco ve riesgo de grandes desinversiones Álvaro Gallego, socio de Sirei 8, dedicada a la exportación de vinos y aceites al país asiático: “La situación es más difícil pero no es una catástrofe”.

Pese al desplome bursátil tras la decisión del Gobierno de Xi Jinping, los efectos no han sido graves para los extranjeros

“El valor del yuan tras la devaluación era el que tenía en diciembre de 2014, y el cambio en 2015 ha sido menor que en todos los años anteriores. Y, aunque es pronto para sacar conclusiones, sigue siendo una cotización favorable para las exportaciones de las empresas españolas y de la zona euro hacia China”, argumenta Rafael Jiménez, asesor de desarrollo de negocio de EU SME.

Jugar con la negociación de las divisas es precisamente la estrategia a la que han recurrido gran parte de las multinacionales españolas. Fuentes de Repsol explican que, en su caso, “el efecto ha sido insignificante, ya que todas las operaciones las realizamos en dólares”.Tampoco se verán afectados por el efecto rebote que pueda producirse en los países de Latinoamérica, puesto que allí no se dirigen, precisan, “al consumidor final”.

La situación afecta más al sector textil. Ahora bien, el impacto negativo en sus cuentas “no tiene tanto que ver con la devaluación del yuan como con la evolución de los costes de producción y la ralentización del consumo”, señala Basilio García.

“La evolución de la economía China ha sido tan rápida que nos ha obligado a emigrar al sudeste asiático, donde nuestros costes de producción son hasta un 40% inferiores, a lo que se suma el 12% de ahorro en aranceles”, explica Pep Valés, director general de Ilurotex. Y es que, en los últimos años los salarios de los trabajadores chinos se han llegado a triplicar, alcanzando los 500 o 600 euros mensuales.

Esta misma tesis sustenta Jaime Xia, consultor de Castile Grupoi, que apunta a que este fenómeno es más propio de pymes que de multinacionales como Inditex, Mango o Desigual, que “tienen mayor capacidad de afrontar el incremento de costes laborales y se han trasladado a las regiones centrales de China, donde la seguridad jurídica es mayor”.

A largo plazo

En opinión de los analistas, la decisión del Banco Popular de China obedece a una estrategia a largo plazo que, para Rafael Cascales, “cuenta con dos explicaciones: una técnica y una política. Desde hace meses el Gobierno de Xi Jinping ha venido anunciando su intención de convertir al yuan en moneda de reserva del Fondo Monetario Internacional (FMI), “lo que obligaba a igualar el valor de cambio (fixing) de la moneda china al de otras como el dólar o el euro”.

En cuanto al razonamiento político, la devaluación “es una señal que demuestra que el país asiático está dispuesto a tomar las medidas que sean necesarias para asegurar la transición de una economía de consumo a una economía exportadora”.

Kamal Romero insiste en que China “seguirá siendo la fábrica del mundo, generando el ahorro que financia los déficit comerciales de Estados Unidos y la Unión Europea y, por ende, presentando superávits comerciales que arrastrarán al yuan hacia la revaluación”. Esta situación, a la larga, beneficiará tanto a las empresas españolas con presencia en Asia como a las exportadoras. 

Pisos, hoteles y ‘golden visa’

Toda crisis es sinónimo de oportunidad. Esto es lo que está ocurriendo con el sector inmobiliario. Jaime Xia, consultor de Castile Grupoi, indica que “la devaluación del yuan, junto con la golden visa [permiso de residencia para extranjeros que inviertan más de 500.000 euros] de la Ley de Emprendedores, han aportado mayor atractivo a la inversión en España”.

“Los chinos buscan diversificar sus activos”, añade Javier Hernández, socio de la consultora Gol Millennium Group. La caída del yuan, defiende, “permite que los extranjeros vuelvan a comprar en China y puedan fabricar a precios más competitivos”.

Los efectos de la devaluación del yuan son un proceso normal en la convergencia de China con el resto de economías mundiales y está generando más ruido que nueces, pero eso sí, convirtiendo al gigante asiático en pieza clave de la estrategia internacional de las empresas.

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