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La CNMC desvela cómo la industria del automóvil no compitió durante nueve años

Así funcionaba el cártel del motor

La resolución del expediente de la CNMC sobre las prácticas anticompetitivas en el sector del automóvil desvela cómo ocho marcas fundaron en 2004 el Club de las Marcas para intercambiar información sensible sobre las redes de concesionarios. El acuerdo, que duró hasta 2013, llegó a incluir a 25 automovilísticas y a cruzar todo tipo de datos comerciales del sector.

Dudas legales y prohibidos los apuntes

El llamado Club de marcas constituye el origen y “si bien está acreditado que el cártel comenzó en 2004 mediante contactos por correo electrónico de los socios tradicionales del club, la primera reunión acreditada data del 16 de enero de 2006”, cuenta el expediente de la CNMC. Tras ella se han documentado “al menos” 16 encuentros más hasta el 21 de mayo de 2013. Los miembros del Club de marcas “fomentaban la incorporación de otras empresas a dicho club, invitándolas a sumarse al cártel. En una primera fase, las propias empresas se ocupaban de organizar las reuniones semestrales. En abril de 2009, se contrató a la consultora Snap-On para la organización y gestión del cártel.Se adoptaron protocolos para garantizar la confidencialidad de la información y el secreto de las reuniones. Sin embargo, algunas de las empresas plantearon si no estarían vulnerando el derecho a la competencia y se encargaron informes jurídicos. Estos temores derivaron en que “los asistentes tomaron especial cuidado en mantener el secreto de las reuniones, identificando a las marcas con letras y códigos numéricos. Se prohibió que se tomaran apuntes y todas se comprometieron a mantener los datos en secreto”. Todo se derrumbó cuando Seat, Audi y Volkswagen, obligadas por sus responsables alemanes, comunicaron, el 16 de enero de 2013, al cártel que no estaba interesada en seguir. Se chivaron, dieron pruebas a la CNMCy evitaron la multa. El organismo asegura que tiene pruebas de que la última reunión se produjo en mayo de 2013

En 2004, ocho marcas automovilísticas, en concreto, Chevrolet, Citroën, Fiat, Ford, Opel, Peugeot, Renault y Toyota crearon el club de marcas o club de socios, “compuesto por los socios tradicionales o capos de la familia, como se denominaban ellos mismos”, tal y como se lee en la resolución del expediente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sobre el cártel entre los fabricantes de automóvil. En 2005, se incorpora Seat.

“La CNMC cree que en términos de mercado, el 91% del sector estuvo implicado”

Estos fueron los primeros contactos. Nació así el germen de lo que terminó siendo el mayor cártel destapado en la historia de la CNMC y que ha tenido como consecuencia la mayor multa impuesta por este órgano.

En total han sido 171 millones de euros, a 21 empresas presentes en el mercado de distribución y comercialización y posventa de vehículos de motor, así como a dos empresas consultoras, Snap-On y Urban Science, por prácticas contrarias a la Ley de Defensa de la Competencia. Casí todo el sector multado excepto el grupo Volkswagen que lo ha evitado acogiéndose al programa de clemencia y chivándose de las actividades del cártel. En paralelo y en otro expediente similar la CNMCha multado con 52 millones a las redes de concesionarios de Volkswagen, Opel, Hyundai, Toyota y Land Rover.

A lo largo de 12 páginas de “Hechos acreditados”, la CNMC desvela el modo de funcionamiento del cartel, que arrancó en 2004 y finalizó en 2013, con los registros que llevo a cabo el organismo. En total hay implicadas 25 empresas que durante los nueve años de vigencia del cártel, dejaron de competir en virtud de un abundante y exhaustivo intercambio de información que acordaron. El acuerdo se instrumentó en tres planos: venta de coches; servicios y actividades de posventa y un tercero relativo a las políticas de marketing actuales y futuras. En todos, participaron Audi, BMW, Citroën, Fiat, Ford, Hyundai, Mazda, Nissan, Opel, Peugeot, Seat, Skoda, Toyota y Volkswagen, según el expediente de la CNMC. Chevrolet, Honda, Kia, Lexus, Renault, Saab y Volvo se sumaron en dos de los foros y los que participaron solo en uno fueron Mitsubishi, Mercedes, Chrysler y Porsche. En términos de cuota de mercado estuvo implicado el “91% de la distribución de vehículos en España”.

“Las marcas idearon un sistema de identificación alfanumérico para identificarse y proteger el secreto”

El “acuerdo complejo”, como lo denomina la CNMC, “comprendía gran cantidad de datos tales como la rentabilidad y facturación de sus correspondientes redes de concesionarios en total y desglosado por venta de automóviles y actividades de posventa; los márgenes comerciales y política de remuneración ofrecida por las marcas a sus redes de concesionarios; las estructuras, características y organización de sus redes de concesionarios y datos sobre política de gestión de dichas redes; las condiciones de sus políticas y estrategias comerciales actuales y futuras de marketing de posventa, las campañas de marketing al cliente final y los programas de fidelización a los clientes”.

Todos estos datos se intercambiaban vía correo electrónico cada seis meses, aunque en ocasiones “cuando la sensibilidad y la confidencialidad así lo exigían se utilizaba el teléfono”.

El intercambio se hacia “bajo un acuerdo de quid pro quo, recibiendo datos a cambio de aportar la propia con la calidad y prontitud exigida”. Esta exigencia en ocasiones “generó inquietudes entre los miembros” por los posibles incumplimientos. Estaban implicados los responsables de diferentes departamentos, dependientes de la dirección comercial en la mayoría de los casos. Estos directivos reportaban la información “a los máximos responsables de la empresa”, subraya la CNMC.

La resolución se detiene en el acuerdo que las empresas alcanzaron para intercambiar información de toda su actividad posventa. Un foro especifico, que se reunió diez veces desde marzo de 2010 hasta junio de 2013. Y permitió que, coordinados por la consultora Urban, las marcas eludieran la competencia en un momento en el que la crisis económica hizo que los consumidores valoraran tanto el precio final del coche, como toda la asistencia posventa para tomar su decisión de compra.

En este caso la información intercambiada se hacia con informes mensuales, trimestrales y anuales. Y en ese contexto, el cártel conocía detalles extremadamente confidenciales como venta de coches usados, facturación de piezas de recambio, visitas al taller, reparaciones de carrocería o mecánica, datos de venta de neumáticos, gastos financieros de los coches nuevos beneficios antes de impuestos, etc.

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