La importancia de saber gestionar el regreso
Sólo hay una oportunidad para crear una primera impresión La segunda etapa no debe ser nunca una repetición de la primera
El sábado se celebran las elecciones en el Fútbol Club Barcelona que decidirán quién ocupará la presidencia durante las próximas temporadas. Uno de los candidatos, Josep Maria Bartomeu, ocupa actualmente ese puesto. Otro de ellos, Toni Freixa, perteneció a su equipo. Por su parte Agustí Benedito, es un completo desconocido. En cambio, Joan Laporta es de sobra conocido. Ya ocupó la presidencia entre 2003 y 2010 y ahora debe plantearse cómo gestionar el regreso a una organización tras varios años apartado de ella.
“Solo hay una oportunidad para poder crear una primera impresión”, explica Guido Stein, profesor de dirección de empresas del IESE. Cuando un alto directivo regresa para ocupar un puesto de relevancia en una organización, debe tener claro que la nueva etapa no debe ser una repetición de la primera. “El secreto está en que el segundo mandato no sea una copia del inicial. Hacer lo mismo que se hizo en el pasado, cuando la gente, el contexto y la situación han cambiado, puede provocar situaciones adversas”, afirma Stein. De hecho, en muchas ocasiones, la táctica consiste en repetir aquello que se hizo anteriormente porque salió bien, “y es un error. Es necesario que haya una renovación de ideas. Si caes en el automatismo de repetir todo como lo hiciste en el pasado, te equivocarás. Una situación no puede tratarse como un problema de matemáticas que tiene una única respuesta. Hay que saber encontrarla en cada momento”, añade.
Hay que saber cuándo se debe volver
Si una organización se encuentra en crisis es más fácil que la gente vea al nuevo candidato como una solución. Por eso, la mayor dificultad aparece cuando las cosas funcionan correctamente. “Es muy complicado convencer de que eres necesario para el proyecto cuando este se encuentra en un momento de bonanza, como es el caso actual del Barça”, explica Juan Carlos Pastor, profesor de liderazgo del IE Business School. “El punto positivo, en este caso de Laporta, es que no se marchó porque las cosas fuesen mal, sino porque quería probar suerte en otros proyectos. Eso es algo que la gente valora, ya que sabe que no vuelve porque las cosas están bien en este momento”, añade.
Un buen método para que esta evolución se perciba es aprovechar todo lo que se ha aprendido durante el tiempo en el que se ha estado fuera. “Estar en entornos diferentes crea experiencias que pueden ser aplicadas en la segunda etapa”, explica José María Gasalla, profesor de coaching de Deusto Business School. “Y además de saber vender el nuevo proyecto, es importante volver con humildad, y no con prepotencia”, añade. Aunque el primer mandato haya sido satisfactorio y haya un palmares de éxitos, es aconsejable no presumir. “Alardear de las victorias puede provocar que la gente te vea como alguien prepotente, que se siente superior”, explica Gasalla.
No obstante, los éxitos tampoco deben ocultarse, ya que son el mejor aval posible. “La clave es mostrar un proyecto sólido, aunando lo positivo del pasado con aquello que vas a traer en un futuro. Has demostrado que supiste hacerlo. Ahora hay que demostrar que tienes un plan para la nueva etapa”, comenta Juan Carlos Pastor, profesor de liderazgo del IE Business School.
Pero, ¿qué ocurre si no todo tu pasado te avala? Existen pocas trayectorias sin ningún tachón en su historial. “Por eso es importante no ocultar los fracasos”, explica Gasalla. “No viene mal admitir que hemos tenido dificultades y que hemos sabido aprender de ellas. Sobre todo porque vivimos en un mundo cada vez más transparente en el que es complicado camuflar los errores”, comenta. “Anticípate, minimízalo y demuestra que has aprendido de tus fallos y que no van a volver a repetirse”, añade Pastor. “De hecho, intentar ocultar un fallo es más contraproducente que aceptarlo. Es imposible huir del pasado, en nuestra memoria queda todo grabado”, explica Stein.
El presidente de un club de fútbol lo es para los jugadores, la junta directiva y la afición. Del mismo modo que un alto directivo tiene responsabilidad sobre diferentes grupos de personas. “Por eso es importante mostrar desde un principio que se va a trabajar para todos, equilibrando, y sin dejar a nadie fuera”, sentencia Gasalla.