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Regina Revilla, presidenta de Asebio

“El Gobierno aliviará la deuda de algunas biotecnológicas”

Revilla adelanta que Economía y Hacienda están a punto de cerrar un acuerdo para dilatar los plazos de pago de créditos a hasta una docena de empresas.

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

Regina Revilla lleva toda una vida dedicada a la investigación y a la biotecnología. Licenciada en Farmacia en 1968, a principios de los años ochenta ya trabajaba en el CDTI y en los noventa ocupó varios cargos en los Ministerios de Industria, Sanidad y Agricultura con Gobiernos socialistas. Trabaja en MSD desde 1996, y desde 2008 preside Asebio, la patronal de las biotecnológicas. Desde la asociación empresarial ha tenido que lidiar, pues, con la crisis desde que esta asomara en España. De ahí que valore especialmente el acuerdo que está a punto de cerrar con el Gobierno para aliviar la situación económica de algunas compañías.

“Solo EE UU tiene más empresas que España”

¿En qué situación queda el sector biotecnológico español si lo comparamos con los países de nuestro entorno?

En 2008 ocupábamos la décima posición en Europa por número de productos en clínica y preclínica, según datos de EY de 2014, y en 2013 pasamos a la séptima posición. La OCDE nos situaba ese mismo año como el segundo país del mundo por firmas de biotecnología, con unas 2.800, solo por detrás de EE UU, que cuenta con 6.860, pero por delante de Francia, Corea del Sur o Alemania.

¿Cuáles son las áreas de investigación de mayor y menor crecimiento?

Predominan los sectores de la alimentación, con un 66,7% de la actividad, y salud humana, con el 22,6%, dentro de las empresas usuarias de biotecnología. Si nos fijamos en compañías puramente biotecnológicas, el orden se invierte: salud humana (62,3%) y alimentación (26,7%). Entre el primer grupo, el área medioambiental es el que menos crece, mientras que entre las usuarias es el sector industrial el menos representativo.

¿Qué se está consiguiendo en el área de la biotecnología azul?

El mar provee de numerosos recursos para proyectos de biotecnología sanitaria e industrial. Existe un gran desarrollo del mercado de algas. En acuicultura se están consiguiendo avances en la mejora genética de las especies.

¿Cómo valora la situación actual de la biotecnología en España?

La eclosión del sector biotecnológico en este país se produjo a principios de siglo, con la creación de la primera generación de empresas a partir de investigaciones de origen público. Antes de la crisis asistíamos a una frenética actividad emprendedora. Ahora estamos en un momento más delicado. A pesar del éxito de compañías como Oryzon o Zeltia, la escasez de capital, la falta de liquidez y la contracción de los presupuestos públicos han puesto al sector contra las cuerdas justo en su mejor momento.

El sector biotecnológico está formado principalmente por pequeñas empresas. ¿Cómo están resistiendo la situación?

Las mejor financiadas aguantaron bien la primera mitad de la crisis en términos de empleo y facturación. Pero ahora que la economía empieza a recuperarse, el sector atraviesa sus momentos más difíciles. Ahora más que nunca, necesitamos apoyo institucional y económico.

¿Qué tipo de apoyo?

Las empresas beben de financiación pública o de capital riesgo. Todas aquellas que para desarrollarse solicitaron créditos para crecer en un momento en que se restringían las ayudas acumularon un pasivo que les dificulta las cosas. Es uno de los temas que estamos intentando resolver: que aquellas empresas que verdaderamente tienen posibilidades importantes para triunfar puedan llegar a algún tipo de acuerdo para devolver los créditos en un plazo más largo.

¿Con quién están negociándolo?

Con los Ministerios de Economía y Hacienda. Llevamos casi un año con ello, pero por fin estamos a punto de llegar a un acuerdo. Próximamente se publicará una orden ministerial por la cual podrán beneficiarse de las ayudas empresas certificadas por Economía y por el CDTI. La ayuda consistirá en dilatar un poco los plazos de retorno. La idea es asegurarse de que solo reciban este empujón empresas que hayan asumido riesgos que puedan ser transformados en negocios viables.

Pablo Monge

¿Las ayudas que menciona se limitarían a alargar los plazos de devolución de los créditos?

Estamos viendo qué fórmulas son compatibles con la legislación europea. Lo bueno es que existe la voluntad por parte de todas las partes implicadas de encontrar una solución.

¿A cuántas empresas afectará el acuerdo?

Todavía no lo tenemos claro, pero no creo que implique a más de una docena. Sí puedo decir que en todos los casos seguramente desaparecerían sin la ayuda. Y eso es una pena cuando se está tan cerca de los resultados concretos. Oryzon, por ejemplo, pasó por una situación similar y hoy es exitosa.

¿De cuánto dinero estaríamos hablando?

Todavía no lo sabemos, porque no se ha acabado el proceso de certificación, pero a menudo no se trata de cantidades estratosféricas.

¿Qué más se podría hacer para mejorar la competitividad de las empresas biotecnológicas?

La financiación lastra sus estructuras. Incluso las hay que desaparecen sin haber tenido la posibilidad de demostrar la viabilidad de su plan de negocios. Pensamos que debe haber una mayor ambición en el gasto público en I+D y recuperar los presupuestos públicos en este ámbito, al menos hasta los niveles previos a la crisis. También ayudaría mejorar las estructuras legislativas que afectan al sector y quitar trabas entre las diferentes Administraciones autonómicas.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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