Radiografía de la biotecnología: más patentes, menos facturación
“Volvemos a ver signos positivos tras unos malos años”, dice el director general de Oryzon “Se debería apoyar más a las empresas pequeñas”, opina el consejero delegado de Bioibérica
Tras unos años durísimos por la falta de financiación, ahora volvemos a ver signos positivos”. Así evalúa la situación de la biotecnología española Carlos Buesa, director general de Oryzon Genomics, la compañía que el año pasado alcanzó un acuerdo estratégico con el gigante Roche para su programa oncológico. La colaboración proporcionó a la pequeña firma barcelonesa una inyección de 21 millones de dólares (unos 19 millones de euros) por adelantado, que se podrían convertir en más de 450 millones de euros según se vayan alcanzando nuevos hitos en la investigación.
Los grandes hitos de 2014
Operaciones financieras. Chemo protagonizó la mayor operación financiera del sector del año pasado. Consistió en la adquisición de la compañía biotecnológica Genhelix por casi 10 millones de euros.
Acuerdos estratégicos. El acuerdo de colaboración entre la multinacional Roche y Oryzon Genomics para el desarrollo de fármacos basados en epigenética supuso el adelanto de 21 millones de dólares, que con el tiempo podrían superar los 500 si las investigaciones avanzan de forma satisfactoria.
Nuevos fondos. El interés de los inversores por la biotecnología sigue creciendo. Suanfarma Biotech añadió a su cartera el nuevo fondo Suan Biotech II FCR.
Proyectos I+D+i. En 2014 se mantuvo el importe de los presupuestos y cantidades concedidas de los proyectos de I+D+i financiados por el CDTI. En total, 30,9 millones de euros.
Pero incluso la compañía que protagonizó el mayor pelotazo de 2014 tiene sus peros con la situación. “Han fondeado en España varios fondos especializados, siguen surgiendo nuevas iniciativas interesantes y tenemos buen know how científico. Pero seguimos ocupando una situación periférica en el concierto internacional. El gap con nuestros vecinos ha empeorado en los últimos cinco años”, opina Buesa.
Los datos presentados esta semana por Asebio, la principal asociación sectorial, en su informe anual de 2014 arrojan también claroscuros. El volumen de facturación total de la biotecnología creció un 18,48% en 2013, hasta los 95.152 millones de euros. Su peso sobre el PIB español ha alcanzado ya el 9%, frente al 6% que suponía en 2008.
La cifra, sin embargo, puede llevar a engaño porque en ella se incluye la actividad de compañías que no tienen la biotecnología como actividad principal. Entrarían aquí, por ejemplo, el negocio de bioenergía de Abengoa o Repsol o el de las divisiones biotecnológicas de grandes farmacéuticas como Pfizer, Roche, Merck o Lilly.
Este grupo de firmas son responsables del 65,68% de la cifra de negocio total de la también llamada bioeconomía española. Otro 26,85% se atribuye a las “empresas en las que la biotecnología supone una herramienta necesaria de la producción”, como las plantas de biomasa o de procesos similares. El 7,47% restante lo generan las que viven 100% de la biotecnología, conocidas en la jerga sectorial como las biotech.
La radiografía sectorial es muy distinta si solo se toma en consideración a estas últimas. En ese caso, el número de compañías cayó un 11,42% entre 2012 y 2013, quedándose en 554 firmas; el empleo se redujo un 14,95% y la facturación se contrajo un 19,2%, hasta los 7.111 millones de euros.
En el lado positivo de la balanza quedaría la producción de alta calidad del sector. Según el informe, 2014 se cerró con la publicación de 976 patentes en el sector biotecnológico, un 8% más que en el año anterior. El 65% de ellas fueron solicitudes y el 35% concesiones.
La presidenta de Asebio, Regina Revilla, considera que la situación “es muy mejorable”. La falta de financiación en un sector que vive fundamentalmente del capital riesgo y del desembolso público amenaza con estrangular a muchas pequeñas compañías. En este sentido, la inversión interna privada en I+D+i, “pese a seguir arrojando cifras preocupantes”, moderó su caída en 2013. La cifra ascendió a 514 millones de euros, un 1,68% menos que el año anterior.
La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, recordó durante la presentación del informe que 2013 “fue un año especialmente difícil. Los presupuestos destinados a I+D+i bajaron entre 2009 y 2013”. Aseguró que las cifras serán muy diferentes cuando se evalúe el ejercicio 2014, en el que se ha aumentado el desembolso.
El año pasado se lanzaron 141 productos nuevos al mercado, lo que arroja un crecimiento del 12%. Y en lo que va de 2015 los desarrollos de medicamentos biotecnológicos, tanto de entidades nacionales como de multinacionales con filial en España, que todavía no han salido al mercado han aumentado un 30%, con un total de 650 proyectos.
Margen de mejora
La situación también deja margen para el optimismo. Esa es la postura, por ejemplo, de José Escaich, consejero delegado de Bioibérica, compañía especializada en la identificación de biomoléculas de alto valor terapéutico a partir de tejidos de origen animal. “Creo que la industria biotecnológica en España goza de una fantástica salud. Es un sector dinámico, con fuerza, que aglutina toda la capacidad emprendedora del país y el talento joven”, opina el ejecutivo.
En el apartado de cuestiones a mejorar, Escaich sitúa la regulación excesiva y la inseguridad jurídica. “Nos movemos en un marco legal muy inestable que no sabes nunca cuándo va a cambiar o cuánto tiempo estará vigente”, se queja Escaich.
El informe de Asebio incluye una encuesta de clima empresarial realizada entre sus socios. La gran mayoría de compañías destaca el elevado coste de la innovación y las dificultades para conseguir financiación como los factores que más les dificultan llevar a cabo su actividad.
“Las políticas e instrumentos de creación de empresas son razonablemente correctos, pero no tenemos herramientas adecuadas para hacerlas crecer. Hay que estimular la financiación del sector”, coincide Buesa, de Oryzon.
“Se debería apoyar más a las empresas pequeñas, a las que están empezando y tienen menos recursos. Una forma de hacerlo sería abrir fondos para los proyectos más inciertos o incluso con expectativas de fallo”, propone Escaich.
Desde PharmaMar apuntan a la cultura del mecenazgo, que “fuera de España está mucho más implantado en este sector en particular”, como una posible vía de financiación que debería explorarse.
La presidenta de Asebio, Regina Revilla, confía en las posibilidades de la industria. “Estamos trabajando duro para persuadir a la Administración y al entorno financiero de las oportunidades que ofrecen nuestras empresas a los inversores”.