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Mi currículum: Mika Hakkinen

Un bicampeón de F1 que disfruta con los negocios

El piloto finlandés ganó dos Campeonatos del Mundo de F1 (1998 y 1999) Sus batallas con Schumacher quedaron marcadas a fuego en la historia de este deporte

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

Su nombre forma parte del selecto grupo de las leyendas de la Fórmula 1, derecho que se ganó a pulso por ser el artífice del mejor adelantamiento que se recuerda. Fue en el Gran Premio de Bélgica de 2000, en el circuito de Spa. Tras perseguirle durante varias vueltas, Mika Hakkinen (Vantaa, Finlandia, 1968) logró finalmente superar a Michael Schumacher en una maniobra tan limpia como bella, doblando de paso a Ricardo Zonta.

Ese año no logró hacerse con el Campeonato del Mundo, que sí ganó las dos temporadas anteriores (1998 y 1999) con la escudería McLaren. Para la historia quedan sus míticas batallas con el Kaiser, que a los mandos de su Ferrari ganó cinco títulos seguidos precisamente tras destronar a Hakkinen (2000 a 2004). Entre ellas la de 2001 en Montmeló, en la que cuando el finlandés logró superar al alemán tuvo que abandonar por problemas en el coche, posibilitando así la victoria de Schumacher.

Hakkinen incluso puede presumir de haber compartido escudería con Ayrton Senna, a quien muchos aficionados siguen considerando el mejor piloto de todos los tiempos.

Pero llegar hasta lo más alto no fue un camino de rosas. Incluso estuvo a punto de perder la vida tras estrellarse con su bólido en unos entrenamientos en Australia en 1995. Salió del coma con más energía que nunca. Tanta que, cuatro años después, acabó levantando su primer trofeo de Campeón del Mundo.

Pasado… 

Los inicios del joven Hakkinen no fueron demasiado diferentes de los de la mayoría de pilotos de Fórmula 1. Empezó con el karting a los cinco años. No se le daba mal: ganó varios torneos regionales y nacionales, hasta que a los 20 años se impuso en la primera edición de la Fórmula Opel Euroseries (1988), un torneo de monoplazas que dejó de celebrarse en 1999 y que le catapultó a una categoría superior, la Fórmula 3 Británica. Ganó ese campeonato en 1990, y al año siguiente ya fichó por el equipo Lotus de Fórmula 1. Llegaba a la categoría reina para quedarse.

Hakkinen, un hombre tan cordial como sincero, destaca lo difícil que fue andar todo ese camino. Cuando repasa su pasado, ¿de qué se siente más orgulloso? “De muchas cosas”, espeta entre carcajadas. “Principalmente de haber cumplido el objetivo que me marqué desde pequeño, que era ganar un Campeonato del Mundo de F1”. De hecho, lo logró dos veces, algo que solo han conseguido 16 personas en la historia de la competición.

El expiloto describe su estilo de conducción con una sola palabra: “Veloz”. Tan conciso como certero.

Hakkinen, preparándose para una carrera.
Hakkinen, preparándose para una carrera.Reuters

…Presente…

Tras dejar la F1 en 2001, Hakkinen se tomó un par de años sabáticos y luego probó con el Campeonato Alemán de Turismos, un torneo que goza de popularidad en el país germano. Se retiró definitivamente de las carreras en 2008.

A diferencia de algunos de sus compañeros de profesión, que dedican su retiro a disfrutar del dinero acumulado durante su carrera, el finlandés no para quieto. Sigue colaborando con la organización de la Fórmula 1 y es embajador mundial de la marca Mercedes-Benz y del banco UPS. También presta su imagen a compañías como la británica Hermes Logistic.

Pero su vida no solo transcurre en el mundo de la empresa. No ha abandonado las competiciones. “Paso mucho tiempo observando a jóvenes pilotos”, asegura. Nunca ha tenido pelos en la lengua. Tampoco con los jóvenes pilotos que le piden consejo. “Les cuento la verdad. Y eso a veces puede ser doloroso. La realidad es que van a tener que soportar mucha mierda si quieren llegar lejos, y la mayoría no lo conseguirá”, espeta. “He pasado por eso. Pero estoy contento de poder hablarles desde la experiencia. La buena noticia es que si trabajan duro lo pueden lograr”.

Hakkinen es, ante todo, un hombre social. Su trabajo le hace viajar constantemente. Por ejemplo, a Madrid de la mano de Johnnie Walker, compañía con la que colabora en una campaña de conducción segura y que ha posibilitado esta entrevista. “Disfruto mucho conociendo a gente nueva. Me gusta la diversidad. Hay caracteres tan distintos por el mundo... Me interesa escuchar las historias de los demás y ver qué puedo aprender de cada persona. Eso me parece fascinante”.

…Futuro

El antiguo abanderado de McLaren se siente tan bien en la actualidad que le cuesta hablar del futuro. “Amo lo que hago. Trabajar para las grandes compañías con las que colaboro es fascinante. Quiero seguir relacionado con el mundo de los negocios durante mucho tiempo. Esto es ahora lo que realmente me motiva, como en su momento lo fue ganar carreras. Me hace mantener mi cerebro muy activo”, explica.

Sus planes no acaban en su rol de embajador de marcas, trabajo que, a la vista de las ofertas que recibe, está desempeñando bien. No descarta empezar un negocio propio en algún momento. “Estoy muy interesado en los negocios. De momento, estoy viendo cómo funcionan las cosas. Hasta ahora me estoy centrado en el sector del lujo y de los viajes”, explica en tono un tanto misterioso.

Bajo su punto de vista, el mundo de la empresa no es tan distinto al de la competición. “Estoy comprobando que, igual que en la F1, el único camino hacia el éxito en la iniciativa privada es el trabajo en equipo. En los dos ámbitos a veces se gana y a veces se pierde. Hay que aprender de los errores, y solo de ese modo se consigue finalmente vencer”. Palabras estas que podrían haber sido pronunciadas por emprendedores en serie.

Tampoco tiene pensado desligarse del todo de la alta competición. Sus opiniones y comentarios tras las carreras se cuentan entre las más solicitadas por los medios internacionales. Seguramente sea, además de por su evidente conocimiento técnico, por su descarnada sinceridad. Una cualidad que deberá pulir si finalmente se convierte en emprendedor.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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