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Dicen que estarían dispuestos a aportar más pisos al fondo social de viviendas

Los jueces cambian el paso a la banca

La reputación de los bancos españoles no levanta cabeza. En los últimos 25 meses algunas sentencias del Tribunal Supremo han provocado un mar de fondo en el sector financiero que poco a poco se está convirtiendo en una gran ola que se dirige directamente al corazón y las arterias del sector financiero, su reputación y su legislación, y por lo tanto en su modelo de negocio.

Y es que no ha terminado de cerrarse la herida provocada por la polémica derivada de la poco ética comercialización de las participaciones preferentes de las cajas de ahorros o de los desahucios, cuando se han abierto otras heridas que afectan también a la reputación del sector. Hace casi un mes se conoció la sentencia del Tribunal Supremo que declaraba abusivas las cláusulas de los préstamos personales que recojan un interés de demora superior al interés remuneratorio en más de dos puntos porcentuales.

En el último consejo de administración de la CECA, celebrado el miércoles pasado, se abordó esta sentencia y, sobre todo sus consecuencias, lo mismo que sucedió con la cláusula suelo, cuyo primer fallo que las declaró poco transparentes es del 9 mayo de 2013.

El fallo de la sentencia del alto tribunal sobre los intereses de demora dice que “se fija como doctrina jurisprudencial que en los contratos de préstamo sin garantía real concertados con consumidores, es abusiva la cláusula no negociada que fija un interés de demora que suponga un incremento de más de dos puntos porcentuales respecto del interés remuneratorio pactado”. O sea, que durante años y años los clientes han pagado intereses abusivos a la banca por este concepto, según esta sentencia.

La AEB también ha analizado esta sentencia, como es lógico, y su efecto en el negocio del crédito al consumo de sus asociadas. La conclusión de los bancos consultados es que esta sentencia cambia la estructura de mercado de estos préstamos.

“Hasta ahora en general, casi todos los clientes pagaban estos créditos al ser a corto plazo y por un importe no muy elevado. El hecho de que la penalización por demorar el pago fuese tan elevada era un revulsivo para su pago. Ahora tememos que pueda ocurrir lo contrario. Si solo hay que pagar un 2% de penalización por los intereses de demora el cliente puede relajar sus abonos”, señala un banquero, que quiere demostrar con esta declaración que puede que las entidades busquen otras vía de compensar este posible aumento de la morosidad por estos créditos a corto plazo.

Lo mismo sucede con la sentencia del 9 de mayo de 2013 sobre la cláusula suelo de las hipotecas. Estas cláusulas eran poco transparentes, aunque no ilegales, pero las entidades financieras han decidido retirarlas casi por completo.

Estas sentencias contrarias a varias de las prácticas tradicionales de los bancos han convertido a los jueces en protagonistas también de la regulación y supervisión de los bancos. “Supervisores, Parlamento y jueces, todos tienen que decir ahora sobre las normas y modelos de las entidades financieras”, enfatiza un directivo del sector.

La banca reconoce que le está costando más de lo que pensaba recuperar la reputación perdida durante la crisis. Y le preocupa, y mucho, y eso que ha frenado casi en su totalidad los desahucios y está dispuesta a poner sobre la mesa los pisos vacíos que hagan falta en el Fondo Social de Viviendas que se constituyó en enero de 2013 y en iniciativas similares creadas con algún que otro ayuntamiento. Pero el problema de que estas iniciativas no funcionen, dicen, no es culpa de ellos, los bancos, sino de los organismos públicos que no quieren responsabilizarse y gestionar las viviendas incluidas en estos acuerdos.

Además, la banca asegura que el crédito ha vuelto a fluir sin restricciones. “Sobra liquidez y si hay liquidez, y encima barata, hay crédito y barato. Los nuevos préstamos para pymes han crecido un 6%, el doble que el PIB”, recuerda otro banquero, que comparte la opinión de que recuperar la reputación se ha convertido en un hándicap para el sector financiero.

Por cierto, y como apunte. En Reino Unido, país en el que las reglas de transparencia y de defensa del cliente y del mercado se han vuelto tan exigentes, es sabido que se puede denunciar a un trabajador de un banco por venderte un mal producto. Pero como todo en esta vida, los bancos han encontrado un truco. Si la venta se hace a través de internet, móvil, etc.., sin la intervención de un comercial, ya no existe responsabilidad que valga.

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