Signos vitales para Draghi
La inflación está finalmente mostrando señales de vida en la zona euro. Sea o no obra suya, el cambio de tendencia, hace que al menos Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo tenga algo sobre lo que regodearse.
Los precios al consumidor fueron un 0,3% más altos en mayo que un año antes, según los datos difundidos ayer. Puede que no parezca mucho, pero es el primer aumento interanual en 2015. Los días de preocuparse por la insidiosa deflación parecen haber terminado.
Los detalles son aún más alentadores que la cifra del titular. La inflación subyacente, que excluye los precios de energía y alimentos no elaborados, aumentó más de lo que los analistas del mercado esperaban. Y los precios en el sector servicios, que representa cerca de tres cuartas partes del PIB, crecieron a su ritmo anual más rápido en nueve meses. Parece que unas importaciones más caras, cortesía de un euro a la baja, no son el único apoyo a unos precios más altos. Los datos también dan crédito a las encuestas de opinión económica de la Comisión Europea, que han mostrado un repunte en las expectativas de precios.
Sin embargo, un informe separado ofrece una señal preocupante. Los precios al productor fueron un 2,2% menores en abril que un año antes, en gran parte debido a una energía más barata. Y aunque el signo positivo en los precios al consumidor es bienvenido, la tasa de inflación está todavía muy por debajo del objetivo del BCE de cerca del 2%. Es demasiado pronto para ser complacientes acerca de las perspectivas para los precios.
La confianza de Draghi en que la inflación volvería, ahora parece razonable. Pero el programa de compra de bonos gubernamentales del BCE, iniciado en marzo, no merece demasiadas felicitaciones. Ha tenido mucho más impacto en los precios de los mercados financieros que en los del público en general.
Mientras Draghi pueda sacar el mejor brillo posible a los números, es poco probable que se duerma en los laureles. Su lucha contra la desinflación está lejos de terminar.