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Columna
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Unos ingresos desaprovechados

Nadie puede decir que el Banco Central Europeo es totalmente ineficaz. La combinación de la expansión cuantitativa, las políticas de tipos ultrabajos y el interés negativo para el dinero en depósito han remodelado el mercado de bonos soberanos de la zona euro. Los inversores sufren, pero los gobiernos ganan. Si pudieran aprovechar al máximo el dinero inesperado de los tipos de interés, podría haber incluso mejores noticias para el crecimiento.

No solo caen los rendimientos de los valores a corto plazo –25 puntos básicos por debajo de cero en el caso de los bonos alemanes a dos años– la curva de rentabilidad también se está aplanando. La búsqueda desesperada de los inversores de unos mayores rendimientos explica gran parte de la caída.

Unos menores costes de financiación ayudarán a los gobiernos a cumplir con los objetivos presupuestarios

La estabilidad permite a los gobiernos financiarse durante más tiempo por menos. Unos menores costes les ayudarán a cumplir con los objetivos presupuestarios más fácilmente, y así gastar un poco más, o recortar la deuda más rápidamente. Ambos ayudan a la recuperación de Europa. Italia puede financiarse a un 1,3% durante 10 años. Si todos sus préstamos pudieran refinanciarse hoy, Roma podría ver reducida su deuda en 2,4 puntos porcentuales del PIB en 2016, con un superávit primario del 1%. Hace tres meses, habría necesitado para ello un superávit del 1,6%.

Si los gobiernos fueran más atrevidos, podrían aumentar la oferta, y financiarse un poco más para poner en marcha la necesaria inversión en infraestructuras y estimular una recuperación aún frágil. La inversión pública en la euro zona será del 2,7% del PIB este año, alrededor de un 18% y 25% por debajo del nivel de Estados Unidos y Japón, respectivamente, según la Comisión Europea.

La lógica económica es convincente, pero las políticas son hostiles. La austeridad fiscal sigue siendo el santo y seña de la zona euro. Incluso si los gobiernos se volvieran más comprensivos con el déficit, el BCE podría oponerse, citando la prohibición legal de la financiación monetaria directa del gasto público. Los gobiernos obtendrán algunos beneficios del mundo de tipos bajos del BCE, pero puede que pierdan la mayor fuente de ingresos.

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