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Ni Grexit ni Grexident, pero hay peligro de Grecorralito

Si Berlín y Atenas no resuelven sus diferencias en los próximos días, Grecia avanza hacia un corralito, el segundo de la zona euro.

La mayoría de los socios del euro, incluida España, no son partidarios de expulsar a Grecia de la Unión Monetaria (Grexit). Y la salida de un país no puede producirse de manera inesperada (Grexident). Descartados esos dos escenarios extremos, queda otro igualmente peligroso tanto para el gobierno de Alexis Tsipras como para el resto de socios: un corralito a la chipriota.

Grecia ya rozó ese desenlace en 2011, cuando la fuga de depósitos bancarios era de varios miles de millones de euros al día. En aquel entonces, curiosamente, muchos ahorradores griegos se refugiaron en Chipre, donde los depósitos de no residentes se multiplicaron por tres (hasta los 6.600 millones de euros) durante los dos años que duró la ahora llamada "primera crisis griega".

Aquella crisis empezó en 2010 y concluyó con la reestructuración la deuda griega en 2012 que, ironías de la historia, provocó el colapso de los bancos chipriotas (que perdieron 4.500 millones de euros con la quita aplicada a los bonos griegos) y atrapó a los ahorradores, locales y ajenos, con un corralito como paso previo a la imposición de pérdidas a los depositantes con más de 100.000 euros por cuenta.

La "segunda crisis griega" (desde enero de este año) amenaza con desembocar en un escenario a la chipriota, con restricciones a los movimientos de capital (nombre técnico del corralito) para evitar el hundimiento de un sector bancario que pende de la línea de liquidez de emergencia del Banco Central Europeo.

Bruselas intenta evitar ese desenlace, que supone la suspensión del artículo 63 del Tratado sobre libre circulación de capitales, una medida excepcional que sólo se puede adoptar por razones de seguridad pública o de interés general. La mini-cumbre del pasado jueves (con Grecia, Alemania, Francia y las instituciones europeas) logró despejar en parte el peligro de un corralito, pero no del todo porque Tsipras debe presentar una lista de reformas que convenza al mismo tiempo a sus socios europeos y a los miembros de su coalición gubernamental. Si fracasa en uno de los dos frentes, Grecia podría estar condenada a un corralito en unas semanas.

La Comisión Europea sólo aceptaría esa limitación en último extremo y por un período corto de tiempo. Pero la experiencia enseña que una vez impuesto el corralito, resulta muy difícil desmantelarlo. En el caso de Chipre, Bruselas lo autorizó por un período inicial de siete días. Dos años después, algunas de las restricciones siguen vigentes.

Así fue la secuencia de aquel primer corralito.

Larga en apariencia. Pero Grecia ya ha recorrido gran parte de este trayecto y se encuentra en la recta final (a partir del 16 de marzo):

Mayo de 2011: la prima de riesgo de Chipre se dispara y pierde el acceso a los mercados internacionales.

Julio de 2011: la zona euro anuncia la puesta en marcha de una reestructuración voluntaria de la deuda griega (bancos chipriotas tenían 5.700 millones de euros en bonos griegos).

Diciembre de 2011: Chipre busca ayuda en Moscú, con un préstamo de 2.500 millones de euros al 4,5% de interés.

Febrero de 2012: reestructuración de la deuda griega con quitas del 53,5% (en términos nominales). La banca chipriota pierde 4.500 millones de euros.

Junio de 2012: Chipre pide un rescate a la zona euro.

Febrero de 2013: las elecciones presidenciales en Chipre (ganadas por el conservador Nicos Anastasiades) retrasan la aprobación definitiva del rescate.

Madrugada del 16 de marzo de 2013 (sábado): Chipre pacta con el Eurogrupo un rescate que incluye quitas para todos los ahorradores, incluidos los depósitos garantizados hasta 100.000 euros. La indignación sacude la isla (de 800.000 habitantes) y el riesgo de contagio a otros países, por desconfianza de los ahorradores, obligará a revisar el acuerdo del Eurogrupo, lo que vuelve a dejar el rescate en el aire.

18 de marzo de 2013 (lunes). El Banco de Chipre ordena el cierre de los bancos chipriotas durante 10 días (hasta el 28 de marzo). Durante ese período, quedan prohibidos todos los pagos y transferencias, salvo las que se consideren imprescindibles. Y se limita la retirada de fondos en los dos principales bancos del país.

21 de marzo de 2013 (jueves). El BCE da un ultimátum a Chipre: si el lunes no se pacta el rescate, cortara las líneas de liquidez de emergencia (ELA, según sus siglas en inglés) que mantienen en pie a los bancos chipriotas.

25 de marzo de 2013 (lunes). Chipre y el Eurogrupo alcanzan un nuevo acuerdo, que limita las pérdidas a los clientes con depósitos de más de 100.000 euros. Los bancos siguen cerrados. Para poder abrirlos, se decreta el corralito.

28 de marzo de 2013. Abren los bancos pero con fuertes restricciones a los movimientos de capital: la retirada de efectivo en cajero o ventanilla se limita a 300 euros por cuenta y día; el pago con tarjeta en el extranjero se limita a 5.000 euros al mes por cliente y cuenta; se prohíbe la transferencia de fondos por vía electrónica a otros países, salvo autorización previa de las autoridades...

28 de marzo de 2013: la Comisión Europea autoriza el corralito por un período de siete días y pide que "se reestablezca la libre circulación de capitales lo antes posible, por el bien de la economía chipriota y del conjunto de la UE".

25 de marzo de 2015: con algunas de las restricciones en Chipre todavía en vigor, la zona euro afronta la posibilidad de un segundo corralito, mucho mayor, en un país de 11 millones de habitantes como Grecia.

Foto: caja fuerte (vacía) en el Parlamento griego (B. dM., marzo de 2012).

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