Cómo encaran los inversores el año electoral en España
El panorama se anticipa volátil pero los expertos descartan que suponga una amenaza de fondo para la inversión
La profunda crisis que ha abatido a la zona euro en los últimos cuatro años ha dejado clara cuál es la intención de voto de los mercados. Su apuesta indiscutible es por los Gobiernos comprometidos con las reformas estructurales y con el rigor fiscal, la receta que patentó Alemania de forma inapelable desde el principio y que busca ante todo el compromiso con el pago de las deudas, un mandamiento que no puede ser más del agrado de los inversores.
La zona euro ha mantenido en todo momento intacto ese principio –España incluso modificó la Constitución para garantizar el pago a sus acreedores– y solo Grecia ha llegado a sembrar cierta inquietud, después de que en su segundo rescate se estableciera una quita para los acreedores privados y de que el reciente gobierno de Syriza haya propuesto una reestructuración de su deuda. Tras unas duras negociaciones con el Eurogrupo, el guión se mantiene sin cambios, aunque Grecia sí se haya convertido en el referente de los nuevos movimientos políticos que recorren Europa y que han puesto sobre la mesa con fuerza el riesgo político.
Una creciente mayoría de votantes reclama soluciones a la crisis que dejen de lado la austeridad y la urgencia por acometer reformas estructurales –como la del mercado laboral o las pensiones–. Y, para inquietud de los inversores, España se enfrenta este año a una intensa agenda electoral con nuevos movimientos políticos y sociales que prometen quebrar el bipartidismo que hasta el momento ha facilitado el cumplimiento con los compromisos de un país que recibió un rescate de sus socios europeos para salvar su sistema financiero. Pero, ¿cómo va a influir la agenda política en la toma de decisiones de los inversores? ¿Es el riesgo político un factor determinante para la marcha de la Bolsa y la deuda de España?
Una agenda apretada: cinco convocatorias en el año
El presente año va a ofrecer una clara fotografía de cómo la crisis ha calado en la intención de voto de los españoles y cuál es el juicio que hacen de la gestión realizada en los últimos cuatro años. La agenda de 2015 va a ser muy intensa, con cinco convocatorias electorales que culminarán en los comicios generales que se celebrarán a final de año.
La primera cita arranca ya este fin de semana con el inicio de la campaña electoral andaluza, con comicios el 22 de marzo. Continuará el 24 de mayo con la celebración de elecciones municipales, en todo el país, y autonómicas, excepto en Cataluña, Galicia, País Vasco y Andalucía. La siguiente cita llegará con las elecciones catalanas del 27 de septiembre y que los partidos independentistas plantean como un auténtico plebiscito sobre la soberanía.
La agenda electoral concluirá previsiblemente en noviembre con los comicios generales para renovar Congreso, Senado y elegir al presidente del Gobierno. La fecha concreta aún se desconoce. Aunque quepa la posibilidad de un adelanto, por ley podrían convocarse a partir del 20 de noviembre y retrasarse hasta el 17 de enero de 2016, si bien en el ánimo del actual Ejecutivo estaría en principio celebrarlas en el mes de noviembre.
La opinión de los inversores
¿Cómo afrontan los inversores esta gimkana electoral? Por el momento, el mercado apenas se ha resentido. Una fuerza muy superior a la inquietud que pueda provocar el resultado de las elecciones alimenta la revalorización de los activos del conjunto de la zona euro, incluidos los españoles. El plan de compra de deuda masiva del BCE por 60.000 millones de euros al mes garantiza que, al menos hasta septiembre de 2016, habrá quien sostenga con sus adquisiciones los precios de la deuda soberana de la zona euro. Y con ello creará una corriente de liquidez que se está trasladando ya a la Bolsa, donde las compañías más beneficiadas están siendo las grandes exportadoras. Son las que más se aprovechan del otro gran fenómeno que está propiciando el BCE con su plan de compras masivas: la depreciación del euro a mínimos de los últimos doce años.
En este contexto, el bono español a diez años cotiza en mínimos y el Tesoro ha logrado en poco más de dos meses cubrir casi un tercio de toda la necesidad de financiación prevista para todo 2015. El Ibex sube en el año el 7,90%, un porcentaje inferior al 17,80% de Fráncfort, París o Milán. Esta desventaja se explica en primer lugar por la ampliación de capital que realizó en enero Santander, que tiene en el Ibex un peso del 17,4%, y por la fuerte presencia de la banca en el índice, frente al peso de grandes grupos industriales exportadores en índices como el Dax alemán o el Cac parisino. Aun así, este menor rendimiento también tiene que ver con el efecto que ha tenido en el mercado español la inquietud que ha sembrado entre los inversores el cambio político en Grecia.
La lección que deja Grecia
La victoria electoral de Syriza y la llegada al poder de Alexis Tsipras plantearon la posibilidad de que Grecia realizara una reestructuración de su deuda. Sin embargo, Atenas ha tenido que plegarse a las exigencias de sus socios europeos –y acreedores– y aceptar la prórroga del rescate. “Si Merkel y el Eurogrupo hubiesen cambiado el enfoque respecto a Grecia, sí habría consecuencias en los mercados. Pero la firmeza de Alemania en no renegociar lo ya pactado reduce el riesgo político para el conjunto de la zona euro”, señala el responsable de deuda pública de un banco extranjero en España. “Una cosa es el discurso y otra lo que luego se puede hacer al llegar al poder”, advierte un reconocido gestor de Bolsa española que también prefiere permanecer en el anonimato. “En España no vamos a una situación como la de Grecia en la que Podemos gobierne. El dinero ha apostado por el país y esa tendencia no se va a romper”, asegura.
Grecia acaba de ofrecer por tanto un claro ejemplo de hasta dónde pueden llegar las aspiraciones de un gobierno que, aun con el respaldo electoral de sus ciudadanos, pretenda quebrar el statu quo a nivel europeo. Su capacidad de contagio quedó además contenido por el efecto sedante del BCE, aunque los inversores no terminen por ello, ni mucho menos, de desestimar el riesgo político en el caso de España. “Los resultados de las elecciones generales en España son muy inciertos. Se ha hecho un progreso impresionante en los últimos años en reformas estructurales y en ajuste fiscal. Aun así, no está claro que en el futuro vaya a haber el consenso político necesario para seguir en la buena dirección”, asegura Bank of America Merrill Lynch en un reciente informe.
El banco estadounidense reconoce que “la recuperación ha creado desequilibrios y llevará tiempo que la población sienta las mejoras. Es poco probable que el crecimiento llegue a frenar la caída del apoyo a los partidos políticos tradicionales”. Su escenario central, en línea con la mayoría de las previsiones y con los datos que arrojan los sondeos de intención de voto, es el de un parlamento muy fragmentado. “Sin una gran coalición (improbable en nuestra opinión) la posibilidad de un gobierno en minoría se eleva significativamente, lo que limitaría los ajustes fiscales y las reformas necesarias”, añade.
En definitiva, y según coinciden en señalar las fuentes consultadas del ámbito financiero y empresarial, el escenario mayoritario sería el de una victoria en las elecciones generales del Partido Popular que encontraría en Ciudadanos un posible apoyo. “En todas partes se habla de Podemos, aunque su fuerza está frenándose en las últimas semanas. Lo que nadie descuenta es que pase como en Grecia y en España gobierne Podemos”, señalan en un banco de inversión. “Siempre nos preguntan por Podemos y por el entorno político pero ahora a nadie le daría miedo un pacto entre Ciudadanos y cualquier otra fuerza, ya fuese el PP_o el PSOE”, señalan en un despacho de abogados internacional. Una valoración que aun así pertenece por ahora al terreno del deseo y no al de la realidad que pueda deparar el resultado electoral.
Los inversores 'ancla' Soros y Slim
El pulso que dos multimillonarios emblemáticos como Carlos Slim y George Soros mantienen ahora por el control de Realia es un símbolo del interés del capital internacional por los activos españoles. Fuentes financieras reconocen que el riesgo político es una variable importante pero no determinante en la toma de decisiones. Su peso sí puede crecer sin embargo a medida que se acerquen las elecciones generales en la recta final del año, que coincidirán además con un momento en que los inversores ya habrán consumido la cuota de exposición a España prevista para el año. Será la ocasión de poner a prueba la fidelidad del capital internacional hacia las perspectivas de crecimiento de la economía española y la confianza de los electores en ese mensaje.
Elecciones a lo largo y ancho de Europa
España no va a ser el único país de la UE en celebrar este año elecciones. La incertidumbre política planeará sobre toda Europa y es “el principal riesgo que amenaza a la recuperación económica”, según apunta Goldman Sachs. “El apoyo a los principales partidos se ha debilitado y la resistencia de los electores a medidas de austeridad adicionales o reformas estructurales es mayor de lo que ha sido nunca desde que se inició la crisis. La perspectiva de que esta tendencia se revierta en un futuro próximo es limitada: incluso en las economías en las que la recuperación ha hecho evidentes progresos, el apoyo a los partidos de protesta se mantiene elevado”, añade el banco estadounidense. Este es el entorno en el que se desarrollarán las siguientes citas electorales.
22 y 29 de marzo en Francia
Francia celebra elecciones regionales a finales de mes, una de las citas que despiertan mayor inquietud en Europa por la importancia del país para la estabilidad continental. Podrían dar la victoria a la ultraderechista Frente Nacional, que lidera Marine Le Pen, y que ya fue el partido más votado en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado año. El carácter antieuropeísta y xenófobo de esta formación tendría un duro encaje en la zona euro, donde Francia ha jugado históricamente un papel de primer nivel en el proyecto de construcción europeo.
7 de marzo en Gran Bretaña
Reino Unido vota quién será el político que ocupe el 10 de Downing Street, con el desafío de que el actual primer ministro David Cameron adelantó en 2014 que si resulta ganador convocará un referéndum sobre la permanencia británica en la UE. Enfrente tendrá al antieuropeísta UKIP, en pleno auge.
Generales en Portugal
Los últimos sondeos predicen por el momento un cambio de gobierno. Ahora lo ocupa la fuerza de centro derecha Partido Social Demócrata, de Pedro Passos Coelho. También celebran este año elecciones Estonia, Finalndia, Polonia y Dinamarca.