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Luis Garicano, responsable del programa económico de Ciudadanos

"El Estado hace mucho y mal; debe hacer menos y mejor"

"El mercado utiliza al trabajador como un kleenex. Es necesario que el contrato indefinido sea lo habitual"

El coordinador del programa económico de Ciudadanos, Luis Garicano.
El coordinador del programa económico de Ciudadanos, Luis Garicano. Manuel Casamayón

En un sentido amplio, Luis Garicano (Valladolid, 1967) ya intervenía en política o en los asuntos públicos. Lo hacía a través del blog Nada es gratis, de sus artículos en prensa o en su último libro, El Dilema de España. En este ensayo, editado por Península, reclama desde una posición liberal reducir el peso del Estado, acabar con el “capitalismo de amiguetes”, menos regulación y más competencia. Identifica como problema la mediocridad de la clase política y de las instituciones e insiste en que la educación es el elemento fundamental para cambiar España. Antes de la creación de Podemos, ya advertía de las recetas populistas que, según él, amenazan con convertir a España en la Venezuela del Sur de Europa.

Estas opiniones sedujeron al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que compró sus ideas y atrajo al catedrático de Economía y Estrategia en la London School of Economics hacia sus filas. Así es como Garicano ha abandonado su cómoda atalaya de economista prestigioso para bajar a primera línea de la trinchera política y elaborar el programa económico de Ciudadanos que, en algunas encuestas, figura como cuarta fuerza política. Su granero de votos se encuentra sobre todo en los electores desencantados del PP y en antiguos votantes de UPyD, el partido liderado por Rosa Díez. Ambas formaciones parecían condenadas a unirse, aunque la fusión se frustró: “Cuidado que viene por allí Rosa [Díez] dando palos”, le grita un transeúnte a Garicano mientras es fotografiado para esta entrevista en el Paseo de Recoletos de Madrid. Y el ideólogo económico de Ciudadanos ríe con ganas la ocurrencia, aunque también mira hacia el final de la calle para asegurarse de que, efectivamente, se trata de una ocurrencia.

Usted defiende en su libro que España se convierta en la Dinamarca del sur de Europa. Dinamarca es el país de la UE con mayor gasto público en protección social y educación y el tercero en sanidad. ¿Se refiere a eso o el modelo a exportar se limita a la elevada flexibilidad laboral danesa?

Hay otro indicador. Dinamarca es el cuarto país en el índice de facilidad para hacer negocios (Doing Business) del Banco Mundial. Nos atrae eso del sistema danés, la flexiseguridad. Combinan un estado del bienestar que protege a los ciudadanos de los vientos inclementes del mercado global a la vez que son capaces de tener dinamismo, flexibilidad y elevada formación.

¿Hay que incrementar el peso del Estado?

En España, el Estado hace mucho y mal; debe hacer menos y mejor. No se trata del peso, sino de que los tentáculos del Estado, de las comunidades y municipios están en toda actividad económica. El problema de España es que parece que el Estado tiene un papel menor en la economía si contabilizas el gasto público; sin embargo, si entiendes cómo funciona nuestra economía, te das cuenta de que su participación es muy elevada. Empieza a sumar sectores regulados: el eléctrico, hidrocarburos, comunicaciones, el sector financiero, que está muy intervenido... Mi opinión es que el Estado se tiene que retirar. Y esto es compatible con un Estado del bienestar fuerte.

¿Cuál es el principal problema de la economía española?

Tenemos un modelo de baja productividad. En los últimos 20 años, España ha tenido los peores resultados de productividad de toda Europa. Ahora, hay mucha gente que no trabaja y los que lo hacen, trabajan demasiado.

Todos los programas electorales hacen referencia a la necesidad de cambiar el modelo productivo.

Pero hay que decir cómo. Lo más importante es la reforma del sistema educativo, tanto el de secundaria como el universitario.

Esto necesita del largo plazo...

Ataques por el flanco catalán

En el ámbito territorial, las opiniones de Garicano no coinciden con las de Ciudadanos. PP y UPyD recuerdan que el economista defendió un Estado multinacional en un artículo en el Financial Times.

En su último libro, El Dilema de España, sugiere que el mejor modelo sería “un sistema de competencias claramente asimétricas, confederal en la práctica para Cataluña y País Vasco”. Reconoce que “puede haber diferencias” en este punto, aunque asegura que él y Rivera están de acuerdo en un cierre federal del sistema y en una inmersión trilingüe en Cataluña.

Sí, pero eso lo decíamos en 2007 y estamos en 2015. Si se hubiera hecho ya tendríamos una generación de estudiantes formados con otro modelo. Estamos siempre con la política del corto plazo y debemos cambiar nuestro sistema educativo hacia mayor innovación y creatividad.

¿Qué más?

El Estado debe tener el papel que le corresponde, hacer que los reguladores funcionen, que no haya corrupción, fijar menos barreras de entrada y dejar que los emprendedores puedan abrir nuevas empresas. En España lo que realmente hace falta es que la empresa pequeña crezca. Eso requiere un plan que presentaremos en breve. Hay que estar loco para crear hoy una empresa en España. Te endeudarás, pedirás un crédito que quizás estará avalado por tus padres... Si te va mal, algo que es normal las primeras veces, arruinarás a tu familia y responderás de tus deudas con tus bienes presentes y futuros.

¿Qué opina de la Ley de Segunda Oportunidad del Gobierno?

No es de segunda oportunidad. Cuando los créditos han quedado exonerados, ¿qué sucede?: Si en los primeros cinco años ganas dinero, las deudas resucitan. ¿Es esto una segunda oportunidad? Insisto, hay muchas barreras regulatorias que, en el fondo, son fáciles de cambiar.

¿Y qué medidas deben adoptarse en el mercado laboral?

La precariedad y la temporalidad son el principal problema. Representan un enemigo para empezar una nueva vida, casarse, tener hijos o seguir formándose. El mercado laboral utiliza ahora al trabajador como un kleenex.

¿Y eso lo arregla el contrato único? ¿Qué es lo que proponen?

Es necesario que los contratos indefinidos sean lo normal. Proponemos que todos los contratos nuevos (hoy existen 45 modelos) sean indefinidos con una indemnización creciente y una mayor seguridad jurídica. No existirá el muro en el que un empresario debe decidir si hace fijo o despide a un empleado.

“El complemento salarial garantizado es el programa principal de lucha contra la pobreza en muchos países tan pocos sospechosos de socialismo como Estados Unidos”

¿Su propuesta implica precarizar también los contratos indefinidos?

En España tenemos una protección social ficticia. Ahora mismo, la precariedad es la norma para unos segmentos enormes de la sociedad que impide que la gente inicie una vida. En nuestro modelo, las indemnizaciones empiezan siendo menores, pero van creciendo con el tiempo. Con ello evitamos los saltos.

También proponen la “cuenta individual contra el despido”, la llamada mochila austríaca. ¿No puede incentivar el despido, en la medida en que el empresario ya habrá capitalizado la indemnización?

El despido tiene dos componentes. Por un lado, la indemnización por despido creciente. Y luego está la mochila que se nutre de aportaciones empresariales equivalentes al 1% del salario. No queremos que sea el sistema austríaco puro precisamente para no facilitar el despido. Debe haber un coste por echar a un empleado. El objetivo es que las dos partes juntas nos den un coste medio del sistema similar al de ahora. Se trata de ahorrar líos jurídicos absurdos y ser más flexibles.

¿Y la mochila también puede ser un complemento a la pensión?

Sí, el trabajador la cobra cuando le despiden o se jubila.

¿Son partidarios del actual sistema de reparto en las pensiones?

“Al final, el que tiene una nómina es el gran pagano de todo”

Sí, pero tendría que haber más transparencia para que todo el mundo supiera el retorno. Conocer cuánto se ha contribuido y cuánto se cobrará para que las personas tengan mayor información para decidir cuándo retirarse. Habrá gente que querrá llegar antes a la jubilación y tener una pensión más baja. Y otros que quieran retirarse más tarde. Soy partidario de la flexibilidad.

Las cotizaciones son muy elevadas. ¿Es favorable a reducirlas?

Por lo menos, las cotizaciones de los autónomos. No puede haber un coste fijo de 300 euros con independencia de los ingresos. Ello provoca que los trabajadores por cuenta propia estén saliendo y entrando del sistema. Además, desanima a iniciar una actividad.

Prometen un complemento salarial garantizado. Esto es: que el Estado pague una parte del sueldo.

Es el programa principal de lucha contra la pobreza en muchos países tan pocos sospechosos de socialismo como Estados Unidos. Es un complemento que cobran trabajadores con sueldos bajos. Es un modelo muy estudiado y se ha demostrado que incrementa el empleo y disminuye la desigualdad. Lo más importante es que evita las trampas de la pobreza. No se trata de una ayuda que desincentiva el trabajo como la renta básica. Siempre que declaras más, ganas más.

“Qué pintan sindicatos y patronal gestionando la formación”

¿Puede provocar que las empresas bajen los salarios en la medida en que los empleados recibirán una retribución adicional del Estado?

No creo que se produzcan estas reducciones. Si una parte del efecto es que se abarate el coste del trabajo, se incremente la demanda y el número de empleos, también estará bien.

¿Qué rol deberían tener sindicatos y patronal?

Un papel importante, pero no el que tienen ahora. Sindicatos y patronal no pintan nada en formación. ¿Por qué un sindicato tiene que saber organizar un curso de formación?

¿Cuál debe ser el marginal máximo en el IRPF?

Los tipos en España son excesivamente altos y la recaudación baja. Debemos conseguir una reforma fiscal para que paguen los que no tributan y, los que ya tributan, paguen menos. Al final, el que tiene una nómina acaba siendo el pagano de todo. En España hay un marginal muy elevado, que debe reducirse, y que entra en juego muy pronto. [Asciende al 47% y se aplica a partir de 60.000 euros con carácter general].

¿Le gusta la idea del flat tax:un tipo único en el IRPF y un mínimo exento más elevado?

Es más atractivo que el modelo actual, pero no lo vamos a proponer.

¿Usted ha defendido que bienes y servicios que tributan en IVA a tipos reducidos pasen al 21%?

No, queremos bajarlo al 16%.

Pretenden reducir el tipo general, pero que se aplique a más productos.

Sí.

¿Significa esto que el servicio en restaurantes y bares que hoy tributan al 10% pasarían al 16%?

No puedo concretar más. En abril presentaremos las medidas concretas.

¿Propondrán eliminar la deducción por vivienda con carácter retroactivo?

No; no se pueden cambiar las reglas.

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