Rotuladores Carioca, una infancia de colores
Nacida en Italia, Universal SA, propietaria de la marca, abrió su filial española en 1964 La fábrica de Hospitalet de Llobregat da empleo a 21 personas
Regalo de cumpleaños, de comunión o de Reyes, en unos años setenta y ochenta no muy boyantes los rotuladores Carioca llenaron de colores la infancia de miles de españoles. Algunos se tenían que contentar con la caja básica, la que solo contenía 10 unidades. Otros, los afortunados, podían presumir de la caja de 36, en la que hasta venía un rotulador de color carne. Se acababa así el pintar a las personas de color rosa o naranja.
Para los escolares actuales –hijos de niños de los setenta y ochenta–, esta marca es uno de los básicos que llenan sus carteras con la vuelta al cole de cada septiembre. Y, a diferencia de las carteras que portaban sus progenitores, disfrutan de una mayor variedad a su alcance: los Joy, los Jumbo, los Cambiacolor...
Cronología
1920. Comienza a desarrollarse en la localidad de Settimo Torinese, en el norte de Italia, una floreciente industria dedicada a los utensilios de escritura.
1943. Los hermanos húngaros Ladislao y Georg Biro patentan en Buenos Aires junto con su socio, Juan Jorge Meyne, el primer bolígrafo. Lo bautizaron como Birome.
1956. Alessandro Frola funda la compañía Continental, germen de Universal, SA.
1962. El japonés Yukio Horie inventa el primer rotulador. Su creación resultaba muy útil para los trazos de la escritura nipona.
1964. Continental pasa a llamarse Universal, Sociedad Anónima y la compañía abre una filial en Barcelona para la producción y comercialización en España.
1960-1970. Frola registra las marcas Carioca (rotuladores) y Corvina (bolígrafos).
2000. Universal amplía su catálogo e introduce mochilas, puzles, plastilinas, etc.
Universal SA, la empresa que produce y comercializa Carioca, cumplió en 2014 su 50 aniversario en España. La compañía tiene ya, sin embargo, 58 años. La explicación hay que ir a buscarla al norte de Italia. En concreto, a la localidad de Settimo Torinese, muy cerca de Turín. Allí, en 1956, Alessandro Frola fundó una compañía de utensilios de escritura llamada Continental. El cambio de nombre en 1964 coincidió con la creación de su filial española en Barcelona, Universal Española SA. Desde entonces, esta produce y distribuye en España, además de contribuir a la estrategia internacional de la casa madre.
Decir Settimo Torinese en Italia es hablar de la ciudad de la pluma. El sobrenombre es debido a las numerosas fábricas que, desde los años veinte, han venido dedicándose a la producción de estilográficas y otros utensilios ligados a la palabra. A finales de la citada década abrió sus puertas la primera empresa, Pagliero. Luego le siguió Giacomazzi y Favetta. Y más tarde, otras. Algunas de ellas lograron sobrevivir a acontecimientos tan dramáticos como la gran crisis de 1929 o el fascismo italiano y la Segunda Guerra Mundial.
El primero de ellos, la Gran Depresión, a punto estuvo de acabar con la naciente industria estilográfica. Y es que, a pesar de que el derrumbe de la economía se inició en Estados Unidos, también afectó duramente a Europa y, especialmente, a Italia. La demanda y las ventas cayeron en picado. No volvieron a levantar cabeza hasta 1935.
El segundo, aunque pueda parecer extraño, ayudó a su resurrección. Las leyes autárquicas del dictador italiano Benito Mussolini, que prohibió la importación de productos del extranjero, dieron nuevas alas a la producción. También contribuyó la demanda procedente de la Alemania del Führer. En esos años de penuria, muchos trabajadores, al acabar sus jornadas laborales, echaban luego más horas en los talleres en los que se producían las plumas. Acabado el conflicto, sobrevino un nuevo periodo de incertidumbre y el cierre de muchas empresas. El famosísimo Plan Marshall ayudó a superarlo. Gracias a los fondos aportados por Estados Unidos para la reconstrucción de Europa, algunas de las fábricas más avanzadas de Settimo Torinese pudieron renovar su maquinaria y equipos y ofrecer al mercado nuevos modelos de estilográficas.
No sería, sin embargo, este bello objeto de escritura, condenado hoy en día a las manos de solo unos pocos románticos, el que viajaría hasta Barcelona. Serían dos hermanos menores en delicadeza pero más prácticos: el bolígrafo y el rotulador. En concreto, el rotulador Junior y el bolígrafo Corvina, los cuales han ido evolucionando con los años para adaptarse a los cambios tecnológicos y al gusto de los clientes.
Con el cambio de siglo, Universal, que puede presumir de tener en España una cuota de mercado del 14%, amplió su oferta. Eso sí, siempre ligada a los niños o a la escritura. En su catálogo pueden encontrarse mochilas, plastilinas, puzles y un largo etcétera. Productos que vende en su Italia natal y en Grecia, Francia, Rusia y Bélgica. Su trayectoria sigue, pues, marcada por el viaje entre países y culturas. Trayectos recorridos por mercancías... y por la imaginación de los miles de niños, y no tan niños, a los que sigue entregando colores para que escriban y jueguen.
El producto más vendido en España, un marcador para bingos
Todos asociamos Carioca a los rotuladores de colores que acompañaron nuestra niñez –los Carioca Joy–, a sus cajas de cartón con 10, 24 o 36 colores diferentes y al bigotudo cowboy Carioca Jo. Y, sobre todo, a un eslogan: Carioca, escribe y juega. Pues bien, aunque este sea su producto más demandado en el mundo, no es el que se lleva la palma en España. El que más se vende en nuestro país se llama Carioca Bingo. Se trata de un marcador de características similares a su hermano Joy, pero que va dirigido única y exclusivamente a las salas de bingo.
Si lo pensamos bien, ambos comparten algo más allá de sus cualidades físicas. Ambos se utilizan para alimentar una parcela en la que los adultos pueden llegar a asemejarse a los más pequeños: el juego, con o sin beneficios materiales.
Universal SA cuenta además con otras dos gamas. Dentro de la línea Corvina fabrica toda clase de artículos de escritura y papelería para oficinas: bolígrafos con diferentes grosores de escritura, lápices de grafito profesionales, portaminas, rotuladores para pizarra blanca, evidenciadores, marcadores permanentes, gomas, sacapuntas, correctores, pegamentos, etc. La personalización de muchos de estos utensilios es lo que ofrecen en su rama promocional. Objetos dedicados para empresas o amantes de la escritura.
El proceso industrial de elaboración de todos ellos también se desarrolla en un territorio común, las fábricas que la compañía posee en la localidad barcelonesa de Hospitalet de Llobregat, con 21 empleados, y en el municipio piamontino de Settimo Torinese, donde trabajan 90 personas. De estas dos plantas salen a diario más de 200.000 artículos diferentes.