¿Debemos fiarnos de las agencias calificadoras de riesgo para invertir?
En el mundo cotizan decenas de miles de valores. Pensemos no solo en las acciones de los principales mercados bursátiles, también en centenares de otros mercados organizados en los que cotizan las acciones de empresas y sus emisiones de deuda, que emite tanto el sector público, desde Estados a organizaciones más pequeñas como regiones o ayuntamientos, al privado. A esto hay que añadir igualmente el precio de materias primas, de productos derivados, de divisas…. Las posibilidades de inversión se multiplican por cada uno de los productos. Desde la opción más sencilla, comprar un valor, a vender sin tenerlo o incluso apalancarnos y buscar con ello multiplicar nuestras ganancias.
Para tomar las decisiones lo más “correcta” o fundamentada y analizar el riesgo de inversión debemos tener siempre la mejor información posible, pero con el enorme volumen existente es imposible conseguirla toda y por ello nos basamos muchas veces en la información de empresas que recaban información. Entre estás destacan las agencias de calificación de riesgo o de rating.
¿Información suficiente?
Las calificadoras de riesgo analizan y clasifican créditos, activos de todo tipo y emisiones de Deuda, con productos tanto de empresas como instituciones públicas. Las principales calificadoras de riesgo son Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Su sistema de valoraciones se basan fundamentalmente en la capacidad de pago de la empresa, ya que esta circunstancia es la que determinará solvencia y “coste” de la emisión. Es decir, cuanto más arriesgada sea la emisión y tenga menos capacidad de pago tendrá que ofrecer un interés mas alto para compensar el riesgo.
Las empresas de calificación recaban para ello todo tipo de información financiera, desde el nivel de endeudamiento, capacidad de pago o la experiencia de emisiones anteriores y con esta información le pondrá una nota. En esta nota la letra A será la más alta e irá bajando según el riesgo sea mayor. A estas letras principales se le añaden otras letras o signos para matizar sus valoraciones de forma positiva o negativa. Además de ello, en muchas ocasiones escuchamos las palabras “con perspectiva…” que no dejan de ser estimaciones o supuestos que hacen las agencias sobre la evolución futura de las empresas o países que analizan. Estos datos están especialmente dirigidos a las instituciones dedicadas a la inversión, desde bancos a instituciones de inversión colectiva como gestoras de fondos de inversión o planes de pensiones, pero también en muchos casos, sus conclusiones llegan directamente a través de las noticias a los inversores particulares.
¿Sesgo o interés?
Este es el primer riesgo, ya que esta información parcial o incompleta puede llevar a tomar una decisión de compra y venta incorrecta por no apoyarse en la totalidad de un informe o en otros datos, poniendo de manifiesto un error clave a la hora de invertir, hacerlo con información incompleta.
Pero también estos años hay muchas dudas sobre su papel independiente, especialmente en los ejercicios coincidentes con la crisis financiera. Las tres grandes agencias son anglosajonas (dos norteamericanas y una británica) y por ello se les ha puesto en tela de juicio su papel y críticas, a veces desmesuradas a la zona euro y los países. También han tenido errores de bulto en la valoración de empresas, entre los que destaca la triple A que otorgaron a Lehman Brothers para acabar esta quebrando. En definitiva, las empresas de calificación nos dan información útil, pero que no es válida para tomar exclusivamente decisiones de inversiones. Debemos complementar la información, hacer un análisis completo y si no tenemos acceso a ella, apoyarnos en otros profesionales del asesoramiento.