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Columna
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La rentabilidad de los sueños

Hay un método tras la locura de los que invierten en cocos de Deutsche Bank. La entidad alemana confirmó ayer que había vendido 1.500 millones de dólares (unos 1.200 millones de euros) de la llamada deuda contingente convertible con vencimiento a 10 años, tras la venta en mayo de 3.500 millones de euros en papel a seis años. La compra de deuda bancaria amortizada cuando el precio de las acciones está cayendo suena a locura, pero puede que no lo sea en este momento.

Los cocos no son aptos para quienes tienen problemas de corazón. Una cotización desastrosa podría empujar la ratio core Tier 1 de Deutsche Bank de un saludable 11,5% a menos del 5,125%, nivel en que el bono sería podría volver al punto de partida. Además, incluso sin una conversión, Deutsche es libre de dejar de pagar intereses cuando quiera.

Aunque se han emitido 82.000 millones de euros en cocos, nadie sabe cómo cotizarían en una crisis. Si se cancelan los cupones, los inversores podrían empezar a tratarlos como capital en lugar de como deuda. También son volátiles.

Aun así, la última emisión de Deutsche se colocó, y con una prima de riesgo menor que la observada en los últimos cocos más o menos comparables de sus rivales europeos Societé Générale y UniCredit.

Pero los compradores están asumiendo un riesgo calculado. El cupón del 7,5% es atractivo, aunque parece caro para Deutsche, cuya rentabilidad sobre el capital en los primeros nueve meses de 2014 fue un lamentable 2,8%. También, los recientes test de estrés de Europa sugieren que el sector bancario es fuerte.

Además, el flujo de fondos podría contribuir como soporte para los precios. La promesa del Banco Central Europeo de comprar algo de deuda relativamente segura impulsará a los compradores hambrientos de rentabilidad hacia activos de mayor riesgo, cocos incluidos.

Por todo ello, los riesgos son altos y los cocos parecen más una operación a corto plazo que una tenencia a largo.

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