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El nuevo presidente de la Comisión Europea impulsó esos acuerdos

Una filtración revela que Luxemburgo permitió una elusión fiscal multimillonaria

Los datos revelados muestran que las empresas lograban rebajar sus impuestos hasta el 2% de media y el 1% en los casos más extremos, frente a un impuesto de sociedades cuyo media ronda en la Unión Europa el 22,9% en 2014 y que puede llegar al 30,2% en Alemania, al 38% en Francia o el 30% en España, según los últimos datos de la Comisión Europea.

El listado de beneficiarios en Luxemburgo abarca a empresas de nueve sectores (energía, finanzas, alimentación, salud, manufactura, comunicación, distribución, tecnología y turismo) e incluye grandes nombres europeos (como Volkswagen, Vodafone, Ikea o Louis Vuitton) y de otras partes del mundo (Gazprom, Accenture o Apple).

La filtración, bautizada como LuxLeaks, coloca en un serio aprieto al ex primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, que el 1 de noviembre asumió la presidencia de la Comisión Europea.

Juncker, que anteayer esgrimía un tono desafiante en su primera rueda de prensa en el cargo, canceló esta tarde su comparecencia en un acto público organizado por Le Nouvel Observateur. La razón oficial esgrimida fue la ausencia en el debate, por motivos personales, de Jacques Delors, ex presidente de la Comisión. Parecía evidente, sin embargo, que Juncker prefirió no exponerse al escarnio político por haber sido el máximo responsable de una competencia fiscal desleal como ministro de Finanzas (1989-2013) y primer ministro (1999-2013).

Schäuble: “No es admisible que unos pocos se enriquezcan a costa de muchos”

La presión sobre Luxemburgo se redobló para que ponga fin a esas prácticas secretas. “No es admisible que unos pocos se enriquezcan a costa de muchos”, se quejó el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

Los documentos conocidos acreditan los 548 acuerdos fiscales firmados por Luxemburgo con 340 multinacionales. La revelación es fruto del trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro financiada en parte por fundaciones de grandes fortunas como la de George Soros.

Almunia, en la pista

Todos los acuerdos descubiertos se firmaron entre 2002 y 2010 a través de la consultora PricewaterhouseCoopers, por lo que es muy probable que existan muchísimos más en otros ejercicios y a través de otras consultoras, como KPMG.

La revelación confirma las peores sospechas de Joaquín Almunia, que como comisario de Competencia hasta el pasado jueves, investigaba al pequeño país por presuntas ayudas de estado fiscales a varias multinacionales.

Los documentos, difundidos a través de varios medios de comunicación y colgados en la página web del Consorcio, muestran que Luxemburgo, como sospechaba Almunia, negociaba en secreto con las multinacionales una fiscalidad a la carta para que desviasen hacia ese pequeño país buena parte de los beneficios obtenidos en el resto de Europa. En un solo portal de la capital de Luxemburgo, el numero 5 de la calle Guillaume Kroll, tienen su domicilio fiscal 1.600 filiales de grandes compañías, según los datos del CIJC.

La investigación de Almunia solo había logrado concretar sus cargos en el caso de Fiat Finance (brazo financiero de la automovilística italiana) y Amazon, la librería virtual. Juncker ha indicado que la nueva comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, tendrá absoluta libertad para proseguir la investigación.

El Gobierno de Luxemburgo, sin embargo, se había resistido a colaborar con Almunia, hasta el punto de que la Comisión tuvo que exigir información con una orden ejecutiva “Dada la falta de información”, advirtió entonces Bruselas en su expediente, “la Comisión podría verse en la necesidad de buscarla por otras fuentes”. Ayer le llegó gracias a los periodistas del CIJC.

Y mientras Bruselas mantiene a Grecia bajo lupa

El nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, desapareció del mapa y se libró así de dar explicaciones en público sobre el tinglado fiscal que montó en Luxemburgo durante su etapa como primer ministro del Gran Ducado. Mientras Juncker se ocultaba, su comisario de Economía, el francés Pierre Moscovici, asistía en Bruselas a la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) en la que se abordaba, entre otras cosas, el plan para mantener bajo vigilancia y a flote a Grecia a partir de enero de 2015.

En diciembre expira el segundo rescate de Grecia con cargo a la zona euro. Y aunque el Gobierno de Antonis Samaras quería librarse a partir de entonces del control de la troika (Comisión Europea, BCE y FMI), Bruselas considera que Grecia “necesita algún tipo de acompañamiento”.

El Eurogrupo descarta, de momento, un tercer rescate, tras el cuarto de billón de euros desembolsado desde 2010. Pero espera mantener a Grecia bajo tutela mediante algún tipo de línea preventiva del fondo de rescate, que se pueda utilizar para cubrir necesidades de financiación o comprar deuda en las subastas del Tesoro griego si falla la demanda.

Ese tipo de líneas, nunca utilizadas hasta ahora, puede aportar hasta el 10% del PIB del país, que en el caso de Grecia serían unos 18.000 millones de euros. El inconveniente para Samaras es que están supeditadas a un Memorándum de la troika, lo que puede costarle el cargo si las elecciones generales se celebran a principios de 2015 como parece probable. Los sondeos publicados otorgan la mayoría absoluta a Syriza, la formación de izquierdas liderada por Alexis Tzipras y hermanada con la española Podemos.

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